Intervenidos 37 gatos y un conejo en el piso de un hombre con síndrome de Noé en Barcelona

Los animales rescatados, que estaban sin esterilizar y criaban de forma incontrolada, ya han sido trasladados al Centro de Acogida de Animales de Compañía,

Algunos de los 32 gatos intervenidos a una persona con síndrome de Noé en su casa de El Raval

Algunos de los 32 gatos intervenidos a una persona con síndrome de Noé en su casa de El Raval / Guàrdia Urbana

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El Departamento de Gestión y Protección de los Animales del Ayuntamiento de Barcelona requisó este miércoles por la tarde 37 gatos y un conejo en un domicilio habitado por una persona afectada por el síndrome de Noé, un desorden psiquiátrico que conduce a la acumulación excesiva de animales en casa.

Según ha informado este jueves el consistorio barcelonés, la operación se realizó de forma conjunta con la Guardia Urbana mediante una orden judicial que permitió la entrada a la vivienda, ubicada en el barrio del Raval, en el distrito de Ciutat Vella.

Los gatos rescatados, que estaban sin esterilizar y con lo cual criaban de forma incontrolada, ya han sido trasladados al Centro de Acogida de Animales de Compañía, donde están siendo atendidos por el equipo de veterinaria para que mejoren su salud a la espera de darlos en adopción.

En el domicilio intervenido vive un afectado por síndrome de Noé, un trastorno mental que puede derivar en problemas de salud pública debido a las malas condiciones en las que a menudo se encuentran los animales, con la posibilidad de generar así una situación de insalubridad en el conjunto del vecindario.

Desde el año 2012, el Ayuntamiento de Barcelona ha intervenido un total de 1.279 animales, la mayoría gatos y perros, derivados de estos problemas de acumulación patológica. En el último año se han rescatado 300, y el consistorio informa de que los casos de este síndrome suelen darse en viviendas pequeñas habitadas por personas solas.

Habitualmente, los individuos afectados se niegan a recibir apoyo sociosanitario, mientras que la forma de detectar este tipo de trastornos suele ser a partir del olor que desprenden las defecaciones de los animales.