MOVILIDAD
Barcelona, la ciudad de los ocho límites de velocidad
Las urbes tienden a imponer los 30 km/h como máximo, pero en la capital catalana la amplísima paleta va de los 10 de las supermanzanas a los 80 de las rondas
Carlos Márquez Daniel
Periodista
Periodista especializado en Barcelona. En 'El Periódico' desde principios de siglo. Los últimos 15 años, dedicados a la información local: movilidad, urbanismo, infraestructuras, política municipal, barrios, área metropolitana y medio ambiente. Colaborador habitual en los programas de televisión 'Planta Baixa' (TV3) y 'Bàsics' (Betevé).
Carlos Márquez Daniel
Reducir la anchura de un carril pone al conductor en alerta. No hace falta que le obligues a achicar la velocidad, lo hará porque su instinto de protección le dice que esto ya no es lo que era, que ya no puede correr como antes. El urbanismo, el diseño de la ciudad, es en el fondo la principal invitación o impedimento para pisar el acelerador más o menos de la cuenta. Piensen en Aragó o Balmes. Sucede lo mismo en sentido opuesto, en la supermanzana de Sant Antoni, por ejemplo. La DGT acaba de cambiar el reglamento de circulación para que la mayoría de las calles tengan la velocidad limitada a 30. A Barcelona no le afecta en exceso porque esa norma ya aplicaba desde 2007 tras una modificación de la ordenanza que regula la movilidad en la vía pública. Otra cosa es que la gente fuera consciente de ello. Pero más allá de normativas, luego está la realidad, porque en un mismo recorrido te puedes volver loco con el embrague: la capital catalana tiene hasta ocho limitaciones de velocidad distintas.
Es probable, y lógico hasta cierto punto, que los usuarios de vehículo privado piensen que a partir de ahora van a tardar más en llegar a su destino con el tema de las ciudades 30 impulsadas por la DGT. Podría hablarse de planificar antes la salida, pero las rutinas de movilidad de cada uno son sagradas, así que lo mejor será fijarse en qué es lo que ya sucede en la calle. Resulta que la velocidad media en la mayoría de vías de Barcelona apenas alcanza los 25 kilómetros por hora. Por la congestión, por los semáforos, por las furgonetas en doble fila, porque es menester respetar el ritmo de las bicicletas o porque muchos aminoran la marcha en busca de aparcamiento. Más sangrante es la cosa si hablamos de los autobuses de TMB, que no alcanza los 12 kilómetros por hora mientras el metro no tiene ninguna línea por debajo de los 25 km/h.
Pero en cualquier caso, resulta peculiar lo de las ciudades 30 cuando en la capital catalana en realidad hay hasta ocho limitaciones distintas de velocidad. Puedes coger tu coche en una aparcamiento subterráneo situado en una supermanzana limitada a 10, pasar un túnel a 40, cruzar una zona 30, coger una vía rápida de 80 y terminar en una vía básica de 50. Ni que sea para los que se tienen que examinar del permiso de conducir, ahí va un pequeño resumen de hasta dónde puedes llegar en cada caso:
10 kilómetros por hora
Es la velocidad establecida para las supermanzanas y se supone que será también la velocidad máxima por la que se podrá circular por los futuros ejes verdes, esas 21 calles y 21 plazas ganadas al Eixample de los coches que deberían ser una nueva realidad antes del 2030. Es también el tope de las calles de plataforma única y en algunas zonas escolares debidamente señalizadas.
20 kilómetros por hora
Es la velocidad establecida por la DGT para las plataformas únicas aunque Barcelona decidió rebajarla a 10 km/h de manera genérica. Otra cosa muy distinta es que ese límite se respete. Los 20 aplican para las zonas residenciales que no tienen la configuración de plataforma única, donde la calzada se desvanece porque todo es espacio prioritario para el peatón, aunque las pilonas colocadas para que los autos no aparquen en los laterales mantienen sin querer la configuración clásica de calzada y aceras. Suelen acompañarse de alguna señal en la que se distinguen niños jugando.
30 kilómetros por hora
Es el objetivo que persigue Barcelona. 'Slow city', lo llaman. Si en los 80 cualquier sabía que se podía circular a 60 (se rebajó a 50 en 1992), el ayuntamiento, y ahora también la DGT, quiere ahora que la ciudadanía se meta en la cabeza que no se puede circular a más de 30, salvo que se vaya por una de las calles de la red básica de circulación (25% del total de vías). Ese 75% es lo que se quiere bajar y ya vamos por el 67% con la idea de terminar el 2021 con la faena hecha. De manera testimonial, alguna vía básica como Creu Coberta también se ha incorporado en la paleta de calles 30.
40 kilómetros por hora
Es quizás la limitación más peculiar. Ni tanto ni tan poco. Puede que aplique en alguna otra calle, pero este diario solo la ha encontrado en el túnel de Gran Via que pasa por debajo de la plaza de Espanya y en todo el interior de la montaña de Montjuïc, que en sus calles de entrada, como Reina Maria Cristina, Lleida o Foc se indica que la velocidad máxima del parque es de 40 kilómetros por hora. "Zona de especial atención", se informa en alguno de los carteles.
50 kilómetros por hora
La velocidad de toda la vida, por decirlo de alguna manera, desde que en 1992 se redujo el tope de 60 a 50 km/h. Es el límite que el consistorio quiere reservar solo para las calles más importantes de la ciudad, que suponen el 25% del total. Acertarán si suponen que hablamos de vías como Balmes, Aragó, Aribau, València, Diagonal, Meridiana, Gran Via, Via Augusta... Siempre y cuando el consistorio no vaya un poco más allá y en el futuro vaya incluyendo también estas arterias dentro del paquete de zonas 30. Para nada descarable
60 kilómetros por hora
Otro límite un poco en tierra de nadie. Lo encontramos dentro de la ciudad, siempre bajo tierra, en los túneles de la Rovira y el de la Ronda del Mig. Y es también el límite establecido en alguno puntos de la Ronda Litoral (por la estrechez de la vía, por ejemplo, a la altura del Moll de la Fusta), y en el radar de tramo de la Ronda de Dalt, entre la plaza de Karl Marx y el nudo de la Trinitat.
70 kilómetros hora
Límite peculiar porque solo tiene, que haya encontrado este diario, un solo exponente. Los coches que entran o salen de Barcelona por el Túnel de Vallvidrera tienen un tramo, por debajo de la plaza de Borràs, con la velocidad limitada a 70 kilómetros por hora. Luego ya, en la ciudad, y más vale cumplir porque hay un radar, el límite que marca es el de 50 kilómetros por hora de la Via Augusta.
80 kilómetros hora
Es la velocidad de referencia en las dos rondas que encierran Barcelona, L'Hospitalet y Sant Adrià del Besòs, a excepción de los tramos ya mencionados en los que, por la peligrosidad de la vía, se reduce hasta los 60 kilómetros por hora.
Mientras se persigue ese sueño de la ciudad 30, Barcelona mantiene sus ocho limitaciones distintas, entre los 10 y los 80 kilómetros por hora. Pero al margen del lío que puede generar tal disparidad de señales, hay una realidad que no puede discutirse, a menor velocidad, menor siniestralidad: a 30 kilómetros por hora, el 65% de los peatones atropellados muere y el 5% pierde la vida, mientras que a 50 km/h, los muertos son el 85%.
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