Quo vadis

Barcelona, distrito federal

Expertos debaten sobre la conveniencia de planificar para una metrópolis de 5,1 millones de habitantes y 164 municipios

Vista desde L'Hospitalet del área metropolitana de Barcelona.

Vista desde L'Hospitalet del área metropolitana de Barcelona. / Ferran Nadeu

Toni Sust

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¿Cómo hay que plantearse la Barcelona del futuro? Será metropolitana, y no como ahora. Será un continuo de 164 municipios que están en siete comarcas, con un total de 5,1 millones de habitantes, la región metropolitana, con una visión general que ponga la cohesión social en el centro, que supere las medidas de la ciudad actual. Con una planificación global que supere también, y en mucho, la del Área Metropolitana vigente, que agrupa a 36 municipios y tres millones de personas.

Esta es la visión que propugna el Plan Estratégico Metropolitano de Barcelona, que en el camino hacia ese objetivo ha organizado, junto con otros actores, una jornada sobre la cuestión, iniciadas este miércoles en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB). Debates sobre lo que la alcaldesa, Ada Colau, llama “la ciudad real”. La primera jornada ha orbitado sobre cuestiones que en el contexto actual, si es que no lo han sido siempre, resultan clave: el acceso a la vivienda, la segregación territorial, la equidad social, las opciones de los jóvenes para lograr una vivienda.

Aunque no es sencillo sintetizar todo lo abordado, de las ponencias y los debates se deduce con facilidad que hay problemas vinculados con la cohesión social, la vivienda, la movilidad que muchas localidades no podrán resolver por sí solas, que exigirán una planificación por parte de una estructura superior por definirse. Llámese región metropolitana, Barcelona, Gran Barcelona, o, como apuntaba uno de los participantes, Barcelona, distrito federal.

Covid y vivienda

Sorcha Edwards, secretaria general de Housing Europe, federación de arrendadores sociales, públicos y cooperativos de vivienda, ha sido la primera en intervenir. Ha repasado la situación del acceso a la vivienda en Europa, donde, ha subrayado, un elevado porcentaje de la población tiene que invertir un 40% de sus ingresos en sufragar su alojamiento. Un porcentaje que sin duda es superior en muchos casos.

"Las zonas vulnerables y las más acomodadas se concentran cda vez más en determinadas áreas"

Oriol Nel·lo

— Geógrafo

Edwards se ha detenido en la interacción entre el problema de la vivienda y la crisis sanitaria, y ha relatado cómo a raíz del efecto que ha tenido el covid las listas de gente que espera lograr un domicilio se amplían en todos los países por la ralentización de la construcción.

En el Reino Unido, ha dicho, la cifra de partida es de un millón de personas en lista de espera. La previsión es que se duplique. El efecto perverso de la situación es considerable: la secretaria general ha recalcado que la construcción se reduce en el momento en el que la necesidad se incrementa, precisamente por los efectos socioeconómicos de la pandemia. Pese a este escenario, ha subrayado Edwards, no suele ser frecuente que el sector privado acepte rebajar tarifas.

La visión metropolitana

“Hay que alterar el 'statu quo' de la vivienda. Será lento y caro y tiene que hacerse en clave regional y metropolitana. Estamos ante una oportunidad histórica. La necesidad es gravísima y los fondos europeos son un ventana de oportunidad”, ha afirmado el gerente de Vivienda del Ayuntamiento de Barcelona, Javier Burón, que ha aportado cifras que indican gran parte del problema en España: “El 98% de la oferta de vivienda es privada y el 2% corresponde a administraciones y entidades sociales”. En Europa, estas últimas asesoran el 15% de las viviendas. “La UE invirtió del 2007 al 2017 127,3 euros por año y personas en políticas públicas de vivienda. España, 35,4 euros. “Es una situación difícil de revertir”, ha constatado.

"Hay que alterar el 'statu quo' de la vivienda. Y tiene que hacerse en clave regional"

— JAVIER BURÓN Gerente de Vivienda de Barcelona

En el acceso a la vivienda se encuentra una vía de la lucha contra la pobreza, y especialmente de la situación de la gente sin hogar. Algo que conoce bien Ferran Busquets, director de Arrels, que ha subrayado lo que suele: que sin vivienda no se resuelve la pobreza, y que no se resuelve la pobreza porque “no existe voluntad para hacerlo”. La prueba, argumenta, es que la respuesta a la pandemia y sus efectos ha sido de máximos. Es decir, que se puede hacer mucho más.

Donato Muñoz, consejero delegado de la inmobiliaria CEVASA ha considerado que la limitación de alquileres, que para Burón deben regir por lo menos mientras el parque público de vivienda es insuficiente, no pueden prolongarse en el tiempo. En opinión de Muñoz, el problema clave está en los salarios, en “la precariedad elevada y la baja remuneración”.

La cohesión social

Muy clarificadora ha sido la explicación del geógrafo Oriol Nel·lo, que ha definido así la segregación residencial: “La tendencia de los grupos sociales a separarse en el territorio en función del nivel de renta. Depende de los ingresos y del precio de la vivienda. Los que más tienen más pueden elegir. Los que menos tienen viven donde los precios son más bajos”.

"Sin vivienda no se resuelve la pobreza. Y no hay voluntad de cambiar la situación"

Ferran Busquets

— Director de Arrels

Nel·lo ha afirmado que con los años la segregación ha subido de escala: en la época de Ildefons Cerdà, se producía dentro del mismo edificio: el rico, en el principal. “Hoy la segregación tiene lugar a una escala más vasta. Se concentran las áreas acomodadas en partes del territorio y las más vulnerables, en otras”. El que fuera secretario para la Planificación Territorial del Govern ha asegurado que la tendencia es que la segregación se profundice y ha defendido “una escala superior al diseñar políticas urbanas” porque una localidad en la que se concentre población vulnerable difícilmente tendrá recursos para revertir su situación.

Sirva de ejemplo Santa Coloma de Gramenet, por los datos que ha aportado Inma Moraleda, asesora del consistorio: allí hay 120.000 habitantes en 4,5 kilómetros cuadrados, más de 110 nacionalidades y casi dos de cada tres niños tienen beca de comedor. Se entiende que es una de las localidades que debería beneficiarse de la gestión de una gran Barcelona, una región metropolitana. “Esa futura identidad metropolitana no tiene nombre”, ha advertido la periodista de EL PERIÓDICO Gemma Tramullas. Aunque no ha apostado porque fuera el nombre necesariamente, el arquitecto Felip Pich-Aguilera ha dicho que esa entidad sería “lo más parecido a un distrito federal”.

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