Quo Vadis Barcelona

Aurora Álvarez: "Lo peor de esta crisis es que no te puedes rebelar contra ella"

Histórica del Ateneu Popular Nou Barris, miembro del tejido asociativo del distrito desde hace décadas, Aurora Álvarez, Yoyi (Canales, León, 1955) centra ahora su activismo en la asociación de vecinos de Verdum

Tiene claro que el principal problema de la ciudad es el acceso a una vivienda digna -en cuya defensa se han centrado los movimientos sociales- y critica el retroceso en derechos y libertades sufrido en los últimos 20 años

Aurora Álvarez, Yoyi.

Aurora Álvarez, Yoyi. / Ferran Nadeu

Helena López

Helena López

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

-Hace justo una década se organizaron, y de qué manera, en la campaña 'Nou Barris Cabrejada diu prou' para denunciar la situación en la que la crisis del 2008 había sumido al distrito. Si en 2011 estaban cabreados, ¿cómo están en este 2021? En aquel momento, los elementos estaban muy bien definidos y eran elementos contra los que podías luchar. El enemigo, que era el sistema, era un enemigo contra el que podías actuar con tu voto, con tu implicación ciudadana... Podíamos cambiar las cosas. Ahora, en cambio, el enemigo es una pandemia y no podemos luchar contra eso. La actual crisis es muy preocupante, porque llega cuando todavía no se había resuelto la crisis anterior, pero el contexto es absolutamente distinto. En Nou Barris Cabrejada hacíamos asambleas cada 15 días, los domingos, a las que venían casi 100 personas. Eso ahora es impensable.

-¿Qué más ha cambiado? Esta vez ha habido una respuesta por parte de las administraciones. Insuficiente, que no llega cuando tendrían que llegar, pero ha habido una respuesta. Entonces la situación era de abandono y, sobre todo, de no reconocimiento del problema. Si en 2011 estábamos cabreados, ahora estamos preocupados, muy preocupados. Por el presente, pero sobre todo, por las perspectivas de futuro. Preocupados y desmotivados, por el aislamiento social que nos impone la enfermedad y que nos deja sin las herramientas que teníamos para luchar, que eran estar juntos en la calle, codo con codo.

-¿Qué es lo que más le preocupa de esta nueva crisis? El acceso a la vivienda, sin duda. No puede ser que cada día haya gente perdiendo sus casas porque no la pueden pagar y no haya alternativas. Tenemos a familias enteras viviendo en una habitación que tampoco pueden pagar porque se han quedado sin nada. En nuestros barrios, además, hay muchas personas que llevan aquí mucho tiempo trabajando y no tienen papeles. Se han quedado sin ingresos porque trabajaban en negro y pueden acceder a algunas ayudas, pero a las mínimas, solo a las del ayuntamiento, que por suerte ha reaccionado. Nos estamos dando cuenta con autoculpabilidad que teníamos a muchos vecinos y vecinas a los que no veíamos. Nos llegan familias a las que no conocíamos. No se puede entender que a estas alturas y teniendo gobiernos que se dicen de izquierdas tanto en Barcelona como en Madrid no se solucione el problema de la vivienda y de los papeles. Hay consenso en que debemos centrarnos en eso: techo y papeles.  

Aurora Álvarez, hace unos días en Verdum.

Aurora Álvarez, hace unos días en Verdum. / Ferran Nadeu

-Usted que se ha pasado toda la vida vinculada a la cultura crítica, ¿cree que hace 20 años se hubiera producido un caso como el de Pablo Hasél? No. Me atrevería a decir que era más fácil ejercer las libertades incluso en los últimos dos o tres años de Franco, cuando la dictadura ya estaba agonizando, que ahora. Pero no podemos perder de vista que las leyes se tiran adelante porque los partidos políticos las apoyan. Si la 'ley mordaza' salió adelante es porque los partidos la votaron. Y las leyes se pueden cambiar, y no lo hacen. Que hemos perdido derechos está más claro que el agua. En los últimos 20 años hemos perdido derechos a marchas forzadas.

-¿Cómo lee la reacción de la juventud en la calle después del arresto? Me enfadaba mucho cuando leía 'las manifestaciones contra el encarcelamiento de Hasel', porque no era eso. El descontento de los jóvenes era y es mucho más profundo. Recuerdo cómo era yo a los 17, 18 y 19 años, en cómo era de rebelde, y pienso que pocas cosas hacen los jóvenes. Porque, ¿qué perspectivas tienen? Les entiendo perfectamente. La gente joven tiene que poderse rebelar contra algo injusto. Les tenemos que apoyar. La gente joven será la que hará que avancemos como sociedad. Les entiendo perfectamente. No me gusta que se destrocen cosas, pero también entiendo que si no hay destrozos no se habla de ellos. Lo que no entiendo es cómo, automáticamente, las administraciones no se han sentado a trabajar para intentar revertir esa situación de descontento.

Aurora Álvarez, hace unos días en Verdum, su barrio.

Aurora Álvarez, hace unos días en Verdum, su barrio. / Ferran Nadeu

-Aunque ya está jubilada, sigue teniendo una gran vinculación con el Ateneu, su casa. ¿Cómo se está viviendo allí esta suma de crisis?

-En otros momentos en los que hemos tenido problemas, que ha habido muchos, tú te podías rebelar. Yo eso lo he echado mucho en falta. Yo les decía, cuando se tenía que estrenar el Circ d’Hivern, que es la gran producción, el gran espejo del Ateneu, y no se sabía si se podría hacer o no: 'lo hacemos, pase lo que pase, lo hacemos'. Pero claro esta no es una crisis cualquiera, estamos en una pandemia. El Ateneu siempre ha sido un lugar de rebeldía, de lucha. El Ateneu, que cuántas cosas hemos hecho que no se podían hacer con la ley en la mano, que nos decían que no, pero nosotros las tirábamos adelante igual… Pero ahora es diferente, se trata de una cuestión de salud. Este año, por ejemplo, el Ateneu por primera vez en la historia ha sido colegio electoral.

-Hasta entonces se habían negado siempre. Siempre. Pero esta vez dejar que fuera un colegio electoral era facilitar la vida de la gente y no nos podíamos negar. Además justo este año que se presentaba Vox...

-Sobre esa renuncia a la rebeldía... Desde que gobiernan los 'comuns' el distrito está menos movilizado, pese a que las injusticias siguen estando ahí. Hay algo que siempre me ha creado contradicción, y eso cuando estaba más activa en el Ateneu, antes de jubilarme, en el primer mandato de los 'comuns', era muy evidente. Tú te movilizas y reivindicas cosas. Entonces llegan unos al poder y te dicen, vale, vamos a hacer esas cosas y las vamos a hacer con vosotros y te invitan a coproducir políticas juntos, expresión que siempre he odiado pero es lo que te dicen. Y claro, si dedicas tu tiempo a coproducir con ellos, ese tiempo ya no lo dedicas a hacer el trabajo de crítica, reivindicación y presión, eso por un lado. Por otro, las movilizaciones son cíclicas, no puedes mantener a la gente movilizada permanentemente. Y normalmente coinciden las dos cosas. 

Suscríbete para seguir leyendo