El Ayuntamiento de Barcelona cierra el 2020 con un déficit de 49,2 millones de euros

El Ayuntamiento de Barcelona cierra el ejercicio presupuestario 2020 con un déficit de 49,2 millones de euros y una deuda de 800 millones, en un año marcado por la pandemia y la creación de un fondo Covid de 90 millones para hacer frente a la emergencia social y de reactivación económica de la ciudad. Unos números muy diferentes a los del ejercicio 2019, año prepandémico, que el consistorio consiguió un superávit de 64,7 millones de euros, y de ejercicios anteriores; de hecho, hay que remontarse hasta 2010 y 2011 para encontrar saldos negativos (300 y 398 millones, respectivamente).

Pese a los números, se trata de un ejercicio positivo teniendo en cuenta los estragos del coronavirus. Visto la que ha caído y teniendo en cuenta que el consistorio tenía como hipótesis poder llegar a generar hasta 150 millones de déficit, la cifra final mantiene “satisfecho” al ayuntamiento, a juicio de Jordi Martí, concejal de Economía y Presupuestos. “Nos hemos gastado una parte de las reservas pero aún nos quedan para poder hacer frente a nuevas necesidades futuras”, asegura. Y es que estos 50 millones se saldarán con los remanentes municipales (150 millones de ahorro que son la suma de los superávits de años anteriores) sin tener que aumentar la deuda, que se mantiene en 800 millones, cifra similar a los últimos cinco ejercicios y muy por debajo del 60% sobre los ingresos corrientes (37,73%).

Nuevos objetivos

Cierto alivio por el cierre del año y una advertencia: no se remata el presupuesto de 3.000 millones de euros aprobado en su momento en el plenario, sino la modificación presupuestaria que se realizó en julio por imperativos del covid-19. Entonces, en plena pandemia, hubo que sumar a los objetivos iniciales (combatir la desigualdad y la emergencia climática), el hacer frente a las necesidades sanitarias y la reactivación económica, y la reducción de distancias en el espacio público. Se modificaron partidas y previsiones de ingresos y gastos, además de aprobar un fondo de 90 millones para parar el golpe del covid. Un cierre muy diferente del previsto.

El déficit –al que falta sumar el generado por las empresas municipales aún en proceso de balance- surge de la diferencia entre ingresos y gastos. En el primer capítulo, el consistorio previó en la modificación presupuestaria una caída de 342 millones de euros de los ingresos no financieros que finalmente se ha quedado solo en 218 millones menos, gracias, en parte, a las aportaciones del Estado que han sido superiores a las esperadas (ocho millones más de lo presupuestado) y a 16 millones llegados desde la Generalitat. En el capítulo de gastos, se ha mantenido en gran medida lo presupuestado en personal y servicios públicos, y se ha recortado en inversiones, que se han quedado en 315 millones frente a los 512 computados inicialmente. Las actuaciones no hechas se han trasladado a 2021.

Pago a proveedores

En lo referente a la a la ejecución presupuestaria, el año se cierra en un 96% en lo que se refiere al gasto corriente y un 96,5% en inversión, “datos muy elevados”, sostiene Martí, que destaca también la media de pago a los proveedores: 22,8 días, una semana menos de lo que obliga la ley. Y en lo referente al ahorro bruto, la diferencia entre ingresos y gasto corriente, ha sido de un 10,3% debido a la reducción de las inversiones y por debajo del 15% recomendable y habitual en los últimos años en el consistorio.  

Con todo, Martí considera que se ha acabado cerrando “unos resultados que son más que positivos para la salud económica y financiera del ayuntamiento, y que permiten gastar los 3.200 millones presupuestados para el 2021 como estaba previsto”.