BARCELONEANDO

Creatividad adolescente en tiempos de covid

El instituto Maragall de Barcelona convierte su fachada en un lienzo para jóvenes en plena efervescencia imaginativa

ies maragall

ies maragall / Ricard Cugat

Carlos Márquez Daniel

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Basta con recordar esa edad, entre los 15 y los 20 años, para darse cuenta de todo lo que se están perdiendo los jóvenes de hoy en día por culpa de la pandemia. Y no solo se trata de salir de fiesta. Pero por si eso fuera poca penitencia, a diario leen, escuchan y ven a alguien que les señala como causantes de la ola de turno. Una fiesta clandestina: asesinos. Un concierto sin permiso: asesinos. Un saltarse el toque de queda: asesinos. Más allá de cómo les está afectando este año de confinamientos y distancia social, de truncar una de las etapas más bonitas de la vida, ellos van encontrando caminos alternativos. Y aunque podría pensarse que el covid les ha comido la creatividad y las ganas de hacer cosas, resulta que sucede, en gran medida, todo lo contrario. "Suerte que les da un poco igual. Olvidamos que son el futuro de todo esto".

El mural dedicado a la Grecia antigua, hace un par de semanas

El mural dedicado a la Grecia antigua, hace un par de semanas / Carlos Márquez Daniel

El entrecomillado deben atribuírselo a Pepon Negre, uno de esos profesores que dejan huella. De los que te encuentras 20 años después de graduarte y te haces una foto. Licenciado en Bellas Artes, da clases en el Instituto Maragall de Barcelona, sito en la esquina de Enric Granados con Provença, dos de las calles con menos coches del Eixample. El edificio es feo, ahí no hay discusión. Pero la pared de la planta baja y del primer piso es de pizarra. ¿Y qué puede hacerse sobre una pizarra? Pepon lo tuvo claro, y también la dirección del centro cuando les planteó usar la fachada como lienzo para que los chavales puedan expresarse. Grafitis a la hora de clase. Ese debía ser el tema principal de este reportaje, pero tras una larga charla surge el asunto de la adolescencia en tiempos del coronavirus. "Al principio sufría mucho por ellos, pero nos han dado una lección de adaptación. Al cabo de dos semanas de confinamiento, las videoconferencias se habían convertido en videoconfidencias. Lo admito, soy un gran admirador de mis alumnos".

Los alumnos de Bachillerato, en plena acción, el jueves pasado

Los alumnos de Bachillerato, en plena acción, el jueves pasado / Iosu de la Torre

Pepon llegó al Maragall hace seis años. Se encontró un equipo "muy consolidado y potente, con un reparto de las asignaturas muy bien montado Y en el que nadie pisaba a nadie". Todo eran facilidades. Y de la comodidad brotó la osadía. Al año de entrar en el instituto, se plantó en el despacho de la directora, Judith Fuguet, y le contó que acababa de salir a la calle con tizas y un trapo. Le explicó que había dibujado cuatro garabatos y que la superficie que rodea el centro era ideal para los proyectos de bachillerato. Y, muy importante, se podía limpiar sin problemas.

Dibujaron a Tintin y la fundación de Hergé se puso en contacto con ellos. Pero no por los derechos de autor: querían mandarles obsequios

Desde entonces no han parado: Egipto, Roma, Van Gogh, Tàpies, Egon Schiele o Tintín. Este último proyecto llegó a oídos de la fundación que gestiona el fondo de Hergé en Bruselas. "Primero me asusté porque pensaba que tendríamos problemas con los derechos. Fue todo lo contrario, al saber que éramos un instituto, mandaron obsequios para los alumnos". La semana pasada borraron las estupendas pinturas dedicadas a la Grecia antigua para iniciar un nuevo proyecto: David Bowie.

Tiempo para pensar

Empezaron el pasado martes. Como siempre, con unas plantillas preparadas por el profesor Negre. De fondo, a través de un altavoz portátil, la música de Bowie, fallecido hace cinco años. Sarah es una de las jóvenes que atiza la pared y sabía del cantante por sus padres. Con otros tres compañeros, dibujan el rostro más reconocible del genial artista británico, el de la portada del disco 'Aladdin Sane' (1973), en el que aparece con un rayo rojo atravesándole la cara. Les está quedando de miedo. Le encanta pintar en la pared del instituto, entre otras cosas, porque notan que a la gente del barrio, sobre todo a los niños, les gusta lo que hacen.

"Si les tratas con educación y respeto, recibes lo mismo por su parte. Soy muy fan de estos chavales"

"También a los turistas, que muchas veces se detienen y nos preguntan qué estamos haciendo". Sobre la creatividad en tiempos de coronavirus, Sarah se toma un par de segundos para responder. Pero no duda: "Creo que la ha incrementado muchísimo, porque hemos tenido mucho tiempo para pensar, para dibujar. Claro que hay momentos malos, pero creo que habría sido peor vivir esta época en otro momento de mi vida". Pepon mira de reojo y con una media sonrisa que se adivina a pesar de la mascarilla. Es exactamente la misma respuesta que él había avanzado. "Te juro que no les he dicho nada", bromea.

Alumnos del instituto Maragall observan el trabajo de sus compañeros de bachillerato

Alumnos del instituto Maragall observan el trabajo de sus compañeros de bachillerato / Ricard Cugat

Desde el primer momento, la implicación de los chavales en la pared fue absoluta. "Se entusiasman de manera radical, yo prácticamente no tengo que hacer nada", celebra Pepon. Es, de hecho, el mayor éxito que puede alcanzar un profesor: conseguir que los alumnos hagan suyo un proyecto académico. Y además, en tiempos de confinamiento, "cuando los silencios ayudan a la introspección", este veterano profesor ha percibido un plus de entrega. "Creo que el covid les ha hecho madurar de golpe, y eso se nota en su actitud. Se habla mucho de que son insolidarios con el resto de la ciudadanía. Yo creo que si los tratas con educación, recibes lo mismo por su parte, y claro que hay excepciones, pero da igual si tienes 17 o 71 años".

Son ya casi las 11.30 horas del jueves y está a punto de terminar la clase. Pero antes de volver a entrar en el instituto, Pepon insiste en poner en valor a sus 'niños'. "Les ha costado más de lo habitual formar grupos por culpa del distanciamiento y la mascarilla. Pero ya lo están consiguiendo. Ellos también necesitan tiempo y merecen respeto. y les gusta que les des su espacio. Soy muy fan de estos chavales...".

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