REALIDADES INVISIBLES

Las 50 vidas en precario de las viviendas de La Escocesa

En los 19 pisos de esta antigua colonia fabril del Poblenou, de propiedad municipal, vive medio centenar de personas, entre ellas niños, enfermos y embarazadas

El Ayuntamiento de Barcelona asegura que "tomará las medidas que haga falta para acompañarles y buscar alternativas de alojamiento", pero no da ni detalles ni calendario

Valentín, Ceracela y sus dos hijos.

Valentín, Ceracela y sus dos hijos. / JORDI COTRINA

Helena López

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Valerian fue el encargado de las pancartas que visten la colorida fachada principal en las que se leen mensajes como “realojo antes que desalojo” o “todas las vidas importan”. Las hay en castellano, en romaní y en árabe, las tres lenguas más habladas en las conocidas como Viviendas de La Escocesa. Él es de origen rumano, pero hace 14 años que vive en Catalunya. Antes de hacerlo en esta otrora colonia fabril entre el 341 y el 357 de la calle de Pere IV, en el barcelonés barrio del Poblenou, vivió junto a Claudia, su mujer y su hija de casi 7 años en el de La Mina, en el vecino Sant Adrià. “Estábamos de alquiler, pero sin contrato; y era muy difícil vivir allí, nos cortaban la luz, así que vinimos aquí, donde tenía a un amigo”, explica el hombre en el patio de esta particular casa-fábrica semiabandonada, propiedad del Ayuntamiento de Barcelona en casi su totalidad (una pequeña parte pertenece a la Sareb, ‘el banco malo’) en la que viven 51 personas, entre ellas 7 enfermas, 12 niños y 4 mujeres embarazadas, según el censo elaborado por Ens Plantem Poblenou, plataforma vecinal que les arropa.

El amigo al que se refiere Valerian es Gheorghe, también de origen rumano. Ambos se dedican a la chatarra. Gheorghe explica que vive junto a su extensa familia en las viviendas del recinto desde hace más de dos años, cuando les desalojaron de otra nave ocupada, “un poco más abajo”, también en el barrio, sin ofrecerles alternativa. "Sin absolutamente nada", destacan. Son nueve, aunque pronto serán 10. Ceracela, la pareja de Valentín, uno de los hijos de Gheorghe, está embarazada del tercero. Sus dos mayores son compañeros de colegio de la niña de Claudia y Valerian. 

“Queremos que nuestros hijos crezcan en el barrio”

Son las cinco de la tarde de un miércoles cualquiera de diciembre y los tres pequeños llegan a casa del colegio correteando junto a sus madres, con las engorrosas mascarillas puestas, como cualquier criatura del barrio. Sueltan las mochilas en el suelo y se ponen a jugar a pelota en el patio que comparten, frente a la gran chimenea que caracterizaba todas las naves de esta zona industrial del Poblenou. Se distraen también persiguiendo a un conejo que se esconden entre las plantas, junto a algunas gallinas. “Queremos que nuestros hijos crezcan en el barrio, que sigan en el colegio y no pierdan a sus amigos”, explica Claudia mientras le coloca bien el clip en el largo pelo a su pequeña, que se ha acercado un segundo a su madre entre juego y juego.

Barcelona     09 12 2020      Barcelona   Valerian y su mujer Claudia  junto a su hija  fotografiados en el interior de La Escocesa  una de las naves en el Poblenou donde conviven okupando alrededor de cincuenta familias pendientes de su realojamiento por parte del Ajuntament     Fotografia de Jordi Cotrina

Valerian y Claudia junto a su hija fotografiados en el interior de La Escocesa. / JORDI COTRINA

Gheorghe explica que viven en Catalunya desde hace nueve años. Primero vivieron un tiempo en Lleida, pero en seguida se instalaron en Barcelona. “Mi otro hijo tiene un tumor y está en el Hospital de Sant Pau. Solo le pedimos al ayuntamiento que no nos deje en la calle otra vez”, relata. El mensaje es compartido por toda la comunidad. Prácticamente todos los vecinos de estos 19 pisos apuntalados están ocupando, y absolutamente todos son personas en una situación de vulnerabilidad que resulta evidente. 

El mayor del grupo, Gheorghe, el abuelo de dos de los críos, reivindica que el piso lo arregló todo con sus manos. “No había nada. Yo le puse el calentador, el suelo…”, cuenta. Como Valerian, acepta que si el edificio no es seguro, tienen que irse -”somos los primeros que no queremos que les pase nada a nuestra familia”, subrayan lo evidente-, pero piden una alternativa.

El detonante de la movilización fue la carta del Ayuntamiento de Barcelona recibida el pasado mes de octubre, en el que se les comunicaba que tenían que marcharse en 10 días por el mal estado del edificio. “Nos decían que nos echaban por nuestro bien, pero lo hacían en plena pandemia y sin ofrecernos ningún sitio al que ir”, añade Valerian. Ante lo que parecía un desahucio inminente, se pusieron en contacto con la plataforma Ens Plantem, defensores del derecho a la vivienda en el barrio, que se ha volcado en la causa. Tras las primeras acciones -las pancartas y, sobre todo, el ruido en las redes sociales- el consistorio anunció que, por el momento, paraba el desahucio. 

“Sea cual sea su situación”

“No pedimos solo que lo paren, pedimos que paren las obras del solar de al lado, que son las que están poniendo en riesgo la vida de nuestros vecinos; pedimos una propuesta de realojo digna, definitiva y que respete las unidades de convivencia del bloque e incluya a todas las vecinas sea cual sea su situación administrativa y que rehabiliten las viviendas y naves de La Escocesa y se proteja patrimonialmente el conjunto de la casa-fábrica, introduciendo las viviendas, una vez rehabilitadas, a la mesa de emergencia social”, exponen de corrido desde la plataforma vecinal.

Fuentes municipales dan por toda respuesta a este diario que las viviendas son "totalmente obsoletas" y "se considera que no tienen condiciones de habitabilidad". “El ayuntamiento actuará juntamente con los servicios sociales municipales y se tomarán todas las medidas que haga falta para acompañar en todo momento a las familias afectadas y para buscar las alternativas de alojamiento que necesiten”, concluyen sin concretar cuándo, dónde ni cómo.

Cuando el consistorio adquirió por 10 millones las tres parcelas que conforman prácticamente la totalidad de la vieja fábrica en agosto de 2017, el entonces concejal de Vivienda, Josep Maria Montaner, definió la operación como una “acción concreta contra los procesos de gentrificación en el barrio”, ya que, aseguró, que los antiguos propietarios tenían prevista la construcción de alrededor de 82 viviendas de lujo.

Otra de las particularidades del espacio es que en La Escocesa, además de las viviendas, hay una fábrica de creación donde se realizan talleres y residencias artísticas que pertenece a la red de fábricas de creación del ICUB.

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