LOS EFECTOS DELA PANDEMIA

Protestas por el cierre del centro de enfermedades de transmisión sexual de Drassanes

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Toni Sust

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El Centre de Salut Internacional i Malalties Transmissibles Drassanes-Vall d’Hebron, una consulta especializada en enfermedades infecciosas, cerró su servicio, en el número 17 de la calle de Sant Oleguer, en el Raval, el pasado 26 de octubre. El motivo, el mismo que lo causa casi todo en estos momentos: la pandemia. La crisis sanitaria del covid-19 hace necesario que los profesionales de Drassanes, que generalmente se ocupan de dolencias de transmisión sexual, tuberculosis y enfermedades importadas, entre otras,  presten apoyo en ese frente.  Una decisión que ha generado protestas y que el centro médico defiende como temporal e inevitable.

El Hospital de la Vall d’Hebron, de quien depende el servicio, lo ha trasladado del Raval al centro hospitalario de la Ronda de Dalt. Según Vall d’Hebron, las personas que seguían tratamientos en Sant Oleguer los pueden seguir recibiendo en el hospital.

El centro sostiene que lo único suspendido es el anonimato en pruebas de enfermedades de transmisión sexual

Si se consulta por internet el servicio de Sant Oleguer, aparece un aviso, se entiende que para esos pacientes con un tratamiento en marcha: “En breve recibiréis un SMS con el aviso de cita y el cambio de ubicación”. También aparecen un teléfono y un correo electrónico para “emergencias y dudas”: El número: 934 894 408. El correo: ccee.drassanes@vhebron.net. 

Inconvenientes

El cierre y traslado ha generado una oleada de protestas de entidades que denuncian que la decisión afecta a colectivos vulnerables, que dificulta la atención a muchas personas que a la vista de que no pueden ser atendidos en el Raval no irán a Vall d’Hebron. “El lugar donde estaba era clave para esos colectivos”, afirma Quim Roqueta, presidente de la entidad Gais Positius, que recuerda que no es la primera afectación que la pandemia causa al servicio, que cerró con el confinamiento y que reabrió, dice, con restricciones: “Abrieron a medio gas, recortaron servicios”.

“El lugar donde estaba era clave para colectivos vulnerables”, dice el presidente de Gais Positius

“No es una decisión estratégica, es una necesidad, una adaptación a la demanda”, subraya el director asistencial del Hospital Vall d’Hebron, Antonio Román, que destaca que la medida es temporal y añade que resulta imposible determinar cuándo se podrá revertir, algo que, argumenta, dependerá de la evolución de la pandemia. 

El único servicio interrumpido por el traslado, prosigue, es el Drassanes Exprés, que permite hacerse una prueba de forma anónima para saber en tan solo tres horas si se padece una enfermedad de transmisión sexual. “La gente puede ir a la atención primaria”, explica. Vall d’Hebron, dice, está buscando al forma de garantizar pruebas con anonimato, pero por ahora no es posible. “Entiendo la angustia, pero no hay otra solución”, insiste Román, que admite que a la parte más vulnerable de usuarios del equipamiento del Raval le costará desplazarse hasta Vall d’Hebron. 

También destaca que el cierre de Drassanes “no es improvisado, forma parte del plan de contingencia” y defiende que la medida parte de la necesidad de contar con profesionales muy válidos para que compaginen su labor habitual con la vinculad al Covid-19: “Son infectólogos, neumólogos, epidemiólogos y pediatras”.

Roqueta relata que ya en Drassanes en los últimos tiempos se restringían pruebas y pone un ejemplo en el que cree que se notará el cierre: el de las personas que acudían al equipamiento de Sant Oleguer para obtener la pastilla preventiva contra el VIH, la PrEP (profilaxis Pre-exposición). Román dice que quien acuda a Vall d'Hebron tendrá el mismo acceso a ese tratamiento. 

“No es una decisión estratégica, es  adaptación a la demanda”, subraya el director asistencial de Vall d’Hebron

“Que el equipamiento esté en Vall d’Hebron es un impedimento. Nos dicen que no vayamos mucho a los hospitales, por el riesgo de contagio de Covid-19. Y hay riesgo en que una persona vulnerable vaya a un hospital”, prosigue Roqueta, que recuerda que otro colectivo afectado por el cierre de Drassanes es el de las trabajadoras sexuales.

El presidente de Gais Positius también considera que el servicio se ve afectado porque no se da en las mismas condiciones en el hospital: “El espacio es más reducido, hay menos personal”. Román dice que si antes había 10 consultas ahora hay ocho o nueve, es decir, que el servicio se ha reducido pero no de forma significativa.

“Lo que no puede ser es que la atención al covid-19 vaya en detrimento de otras enfermedades importantes que afectan a personas vulnerables. Muchas no tienen acceso a otros servicios que no atienden a gente sin tarjeta sanitaria, lo que sí se hacía en Drassanes”, afirma Juanse Hernández, coordinador del Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH, que ha abierto una recogida de firmas en Change.org exigiendo al reapertura del equipamiento. 

Protesta de Oriol Mitjà

Una de las voces que ha terciado en el debate es la del infectólogo Oriol Mitjà, uno de los personajes que en más frentes participa desde que se inició la crisis sanitaria. No han sido pocas las batallas que ha librado en los últimos meses, en el debate público sobre la atención sanitaria. Mitjà envió este miércoles un mensaje en la red social Twitter sobre el caso: “No se puede cerrar el centro de Salud Internacional y enfermedades transmisibles de Drassanes. Es clave para el control de la tuberculosis y las ITS, que se ceban con los inmigrantes y (el colectivo) LGTBI, respectivamente. Estos dos colectivos son menospreciados a menudo”.

Ya el lunes, en otro mensaje en Twitter, Mitjà advertía: “Este cierre puede resultar en un incremento grave de las Infecciones de Transmisión Sexual. Espero que entren en razón y mantengan servicios mínimos”. E invitaba a una entidad que protestaba a acudir a un nuevo servicio que abre el Hospital Germans Trias i Pujol, donde él trabaja.

El ayuntamiento pide la reapertura

Las quejas de diferentes entidades tomarán cuerpo el próximo sábado a las 12.00, hora a la que está convocada una protesta ante el número 17 de Sant Oleguer, la sede clausurada. El Ayuntamiento de Barcelona observa la polémica en relación con el centro, sobre el que no tiene competencias. Pero fuentes del consistorio explican que el gobierno municipal considera “muy preocupante que la unidad esté cerrada. Hemos pedido repetidamente y por diferentes vías a Salut su reapertura inmediata”.

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