LAS CUENTAS DEL PRÓXIMO EJERCICIO

Barcelona se propone para el 2021 un presupuesto superior al de este año

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Toni Sust

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Una de las consecuencias de la crisis sanitaria internacional y del parón que ha causado en la economía es la caída de ingresos de las instituciones. En el caso de Barcelona, esa caída parecía anticipar unos presupuestos recortados para el futuro inmediato.

Hasta ahora, todo indicaba que la ciudad difícilmente podría mantener el nivel presupuestario del ejercicio interior. Pero en el gobierno de Ada Colau el reto se ve ahora accesible. Su intención es que el próximo presupuesto sea “incluso” superior al actual, según ha anunciado este viernes en el pleno municipal el concejal de Presupuestos, Jordi Martí. Los elementos que hacen pensar que eso es posible son varios: el incremento previsto de la aportación estatal, la relajación de las límites de deuda y la disponibilidad, hasta hace poco vetada, a los ahorros del consistorio.

Los presupuestos más altos

En la capital catalana, el covid-19 irrumpió menos de dos meses después de que el pleno municipal aprobara los presupuestos para el 2020. Se logró con un apoyo récord respecto de los últimos ejercicios: 33 de los 41 concejales votaron a favor. Todos menos los del PP, Ciutadans y Barcelona pel Canvi. Fue noticia: en el anterior mandato, Ada Colau no logró aprobar presupuestos con apoyos de la oposición. Siempre tuvo que prorrogar o echar mano de una cuestión de confianza, ante la constatación de que la oposición no se uniría al completo para derrotarla.

El caso es que esas cuentas del 2020, las que están vigentes, son las más altas de la historia de la ciudad, las primeras que han superado los 3.000 millones de euros. Validadas por el gobierno de Barcelona en Comú y el PSC con el sí de ERC y  Junts per Catalunya, palidecieron un tanto cuando en la Barcelona confinada en primavera se empezaron a barajar cifras sobre la previsible caída de ingresos municipales: cerca de 300 millones de euros.

La prórroga ya no es necesaria

Barcelona se revolvió contra la voluntad del Gobierno central –Gobierno amigo, en teoría- de impedir a los ayuntamientos usar sus ahorros. Y esbozó un plan para usarlos, por la vía de generar deuda. A estas alturas, unos cuantos acontecimientos han desbrozado el camino y han convencido a Martí de que el presupuesto del 2021 podrá ser más alto que el del 2020.

Una constatación que, de entrada, lleva al gobierno a descartar una vía que se estaba convirtiendo en la más recomendada: prorrogar los presupuestos del 2020 para no ver menguada la capacidad económica municipal en un año, el que viene, que se adivina lleno de agujeros que tapar. La prórroga era un camino claro, además, porque no obligaba a recibir el apoyo de la oposición. Pero el hecho de que se prevea una aportacion del Gobierno central superior a la de hace 12 meses, el hecho de que renuncie a quedarse con los remanentes del los municipios, como pretendía, y el hecho de que la aportación global a los ayuntamientos prevista sea superior a la del año anterior lleva al optimismo a Martí.

Son factores que, dice Martí, han influido en que este viernes los grupos de la oposición hayan optado, con la excepción de Ciudadanos, a abstenerse en la aprobación de las ordenanzas fiscales. Las abstenciones, más el voto favorable de ‘comuns’ y socialistas, han propiciado que las ordenanzas sigan su trámite. Deben ser aprobadas en el pleno del 23 de diciembre, como los presupuestos. El pleno de este viernes se ha iniciado con un canto a la unidad para afrontar la crisis sanitaria. Está por ver si ese consenso cuaja.

Congelación de las ordenanzas

Varios grupos han subrayado que pese a abstenerse no están de acuerdo con las líneas básicas de las ordenanzas fiscales. El gobierno subraya que las congela para el año próximo, es decir, que no habrá aumento. En el caso de las terrazas, se anuncia rebaja del 75%. Para varios grupos todo esto es insuficiente. Pero todos, menos el de Mari Luz Guilarte (C s), han coincidido en afirmar que permiten que la rueda de las ordenanzas siga girando aunque esperan modificaciones considerables.

“Son ordenanzas continuistas y nosotros presentaremos alegaciones en cuestiones que nos parecen importantes. El contexto actual de la ciudad  no tiene nada que ver con el del 2019. Hay que recalcular la tasa de terrazas”, ha dicho el republicano Jordi Castellana.

“Congelan las ordenanzas como si no estuviéramos pasando por la peor crisis de la ciudad”, ha denunciado por JxCat Elsa Artadi. Para Guilarte no ha habido “ni negociación ni búsqueda de consenso”, pese a lo cual ha asegurado que si se dan se planteará cambiar de voto. Josep Bou, por el PP, y Manuel Valls, por Barcelona pel Canvi, han subrayado que permitían con su abstención que las ordenanzas sigan su camino, pero que no aprueban cualquier desenlace.

La concejala de Hacienda, la socialista Montse Ballarín, ha agradecido varias veces la actitud de los grupos, y ha recordado que si la votación se hubiera perdido las ordenanzas se hubieran prorrogado tal cómo estaban.

El consistorio aprueba transformar el barrio del Besòs-Maresme

El pleno municipal ha aprobado este viernes una propuesta de ERC, el Compromiso Besòs-Maresme, denominación con la que los republicanos han bautizado un plan para mejorar este barrio del distrito de Sant Martí en los próximos 15 años. La iniciativa, aprobada por unanimidad, prevé de entrada la creación de una comisión de trabajo formada por actores sociales de la zona, expertos y grupos municipales con el objetivo de elaborar en el periodo de un año un documento que concrete, como mínimo, la construcción de vivienda social, las ayudas necesarias para rehabilitación de vivienda, las medidas necesarias para rehabilitación energética, un plan de seguridad, uno de impulso al comercio de proximidad, un programa de reinserción laboral, un plan de reconversión urbana y de equipamientos y actuaciones en movilidad, entre otros. “Barcelona no será plenamente Barcelona si no es capaz de mirar a los ojos a sus barrios”, ha advertido el presidente del grupo de ERC, Ernest Maragall.