Barcelona ofrece canguros para ayudar a la conciliación familiar

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Elisenda Colell

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Era el primer día, y después del ritual de la toma de temperatura, el gel hidroalcohólico y el lavado de manos, Emanuel y sus compañeros empezaron por conocerse trabando una red con cintas de colores en una sala del barrio del Raval. Su madre se lo miraba desde la distancia. "Por primera vez desde que todo estalló me siento apoyada", reconoe Leonor Delgado entre lágrimas. Ella es una de las 60 familias que participan en el proyecto Concilia, un plan piloto que ha iniciado el Ayuntamiento de Barcelona para ofrecer un espacio extraescolar gratuito para familias que necesitan tener un lugar donde dejar a sus hijos para poder trabajar.

Leonor es masajista. Hace dos años huyó de Nicaragua con su hijo en búsqueda de asilo en España. Puede trabajar legalmente ya que tiene reconocido el derecho a ello. "El problema es que con el niño en casa no hay forma de trabajar, estoy sola aquí y es muy duro llevar encima toda la responsabilidad", cuenta la madre, muy emocionada. Perdió el empleo de cuidadora de personas mayores, y de masajista a domicilio. Ahora vuelve a trabajar. "Estas horas me van muy bien para volver a empezar. Antes hacía intercambios, y mientras yo daba el masaje trataba que alguien de la familia del cliente me cuidara el niño, pero es muy difícil y tenía que rechazar la mayoría de trabajos porque no tenía con quien dejarlo", asevera.

Rueda de precariedad

Como ella, cientos de familias monoparentales se han encontrado en esta misma disyuntiva: o trabajar y dejar a los hijos solos en casa, o renunciar al empleo y quedarse con la despensa vacía, y mil deudas para pagar el alquiler. La iniciativa municipal, un plan piloto que por el momento se aplica en seis barrios de la ciudad (La Verneda i la Pau, El Besòs i el Maresme, Trinitat Vella, Raval, La Marina y Zona Nord) trata de dar aliento a estas familias. El servicio está disponible de 17.30 a 19.30 horas de lunes a viernes, y abierto todo el día durante los fines de semana.

"Estas madres viven una situación muy complicada, y es nuestra obligación ayudarlas para que puedan salir de esta rueda de precariedad, que no es solo económica sino de tiempo", afirmó la alcaldesa Ada Colau en la presentación. "Estas son las medidas que debe adoptar un gobierno que se considera feminista", añadió la teniente de alcaldía de derechos sociales, Laura Pérez. El consistorio ha invertido 200.000 euros para contratar 18 educadores en los servicios, y aunque por el momento son cerca de un centenar los menores de 4 a 12 años que están participando de estas actividades, esperan que en cuanto se dé a conocer sean 1.500 los que puedan atender.

El consistorio ha invertido 200.000 euros para contratar 18 educadores

"Este proyecto piloto quiere ayudar a estas familias, pero sabemos que no vamos a resolver la grave desigualdad que potencian la normativa la economía que no pone los cuidados en el centro", insistió Colau. "Es importantísimo que también se puedan incluir en este servicio los niños hasta los 3 años, porque estas mujeres necesitan también poder dejar a sus pequeños y trabajar. La situación entre las familias monomarentales es gravísima, y las mujeres desesperadas: no tienen ni para comer", reiteró la presidenta de la federación de familias monoparentales de Catalunya, Sonia Bardají.

Bardají reclamó al ayuntamiento ampliar horarios de este servicio durante las mañanas, y aumentar también la franja de edad. Precisamente, el lugar donde ahora el consistorio implementa este proyecto piloto gratuito en el barrio del Raval, hace años era también un lugar de crianza donde las madres solas de niños en edad de ir a la guardería dejaban a sus menores para poder ir a trabajar. El espacio tuvo que cerrar por problemas con la normativa sobre la adecuación del espacio, pero Bardají remachó en la necesidad de estas madres durante los primeros años de la maternidad, ya que muchas están en lista de espera para acceder a las guarderías municipales.