barrio marinero

Los robos castigan a vecinos y negocios en una Barceloneta sin apenas turismo

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Patricia Castán

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Si algo bueno pudiera esperarse de la crisis turística que vive este verano Barcelona, sería el devolver temporalmente la calma a barrios tan tensionados en los últimos años como la Barceloneta. Pero ni con la cuota de visitantes bajo mínimos, el barrio marinero se ha podido librar de algunos de los males que le quejan en temporada alta y no le dan tregua: los robos, sean al despiste o con violencia, en plena calle, pero también en negocios y pisos. Y actividades vinculadas al turismo pero bien presentes en sus calles, como la invasión de 'trixis' (taxis a pedales) o la venta ambulante de mojitos en las playas.

Estos días siguen rugiendo las maletas de viajeros de otros países que se dirigen a apartamentos turísticos, pero mucho menos que cualquier otro verano. Suelen ser el objetivo prioritario de las bandas de delincuentes que el año pasado protagonizaron una temporada especialmente violenta. Sin embargo, tras haberse quedado sin sus víctimas más recurrentes, lejos de batirse en retirada, los multirreincidentes que actúan en el barrio han cambiado de objetivo, relatan en la Associació de Veïns de la Barceloneta. 

La ocupación de vivienda con fines delictivos es cada vez más frecuente, según los residentes

"Están robando a vecinos o gente que baja a pasear, a comercios y ahora también en pisos", lamenta Manel Martínez, su presidente, relatando varios casos de residentes que incluso se han saldado con enfrentamientos con los afectados. "En muchas tiendas hay miedo a bajar la persiana por la noche", añade, recordando los brutales golpes que recibió el encargado de una tienda de animales al que quisieron robar recientemente dos personas.

La entidad, junto con otras del barrio, se reunió hace poco con representantes de las diversas fuerzas policiales para tratar de canalizar las quejas y la coordinación de recursos. Cuentan los vecinos que la atención ha mejorado en este sentido, pero sigue quedándose corta ante la "impunidad" con la que ven actuar a muchos delincuentes, en algunos casos menores y en otros no, por sus calles.

La semana pasada una espectacular intervención de Mossos y Policía Nacional tomó la plaza del mercado. Algunos residentes se quejan de "exceso de parafernalia con pocos resultados", cuando descubren al dia siguiente que algunas de las ocho personas trasladadas a una comisaría de Policía Nacional (para su identificación por temas de Extranjería), tristemente conocidas en el  barrio, siguen en la calle. Una quedó detenida, detallan los Mossos.

La intervención se inscribía dentro del dispositivo Tremall con el que el Departament d’Interior quiere estrechar el cerco este verano a al menos 159 multirreincidentes que actúan en Barcelona y viven en 49 viviendas ocupadas ilegalmente. Y esta semana tuvo en el punto de mira al barrio marinero. Fuentes de la policia autonómica señalan que los ocho individuos acumulan 112 antecedentes. Los hurtos y robos con intimidación son su especialidad, como bien sabe el vecindario. Los agentes focalizaron su actuación en los domicilios ocupados en los que se alojan y su entorno.  

Mal común en el centro

No son los únicos que conviven con esta lacra, como bien saben en el Raval, el Gòtic o el Born. Pero la Barceloneta, territorio con gran activismo vecinal, sigue de cerca la problemática como testimonian en las redes sociales. La semana pasada, una vecina relataba cómo tuvo que enfrentarse a unos ocupas (del mismo perfil) que se habían introducido ya en una vivienda. "Vemos cómo las bandas enseñan a robar a los recién llegados y sabemos que se reparten el territorio", añade Martínez, alertando de que están volviendo a abrir coches por las noches.

Desde la asociación de comerciantes y restauradores ACIB, su presidente, Sergi Ferrer, es testimonio frecuente de los intentos de hurto de delincuentes que se hacen pasar por clientes en las terrazas, con el daño que supone para una zona con la actividad económica muy castigada por la crisis sanitaria. Reclama más recursos para frenarlo.

Se mantienen las quejas contra los triciclos y la actividad ilegal que encubren algunos, denuncian las entidades

En otra entidad de la zona, La Barceloneta diu Prou, Sebas Huguet cree que se trata ya de un mal endémico, con ladrones que ahora actúan indiscriminadamente si no encuentran presión policial, aunque sea para comer, opina. Coincide con Martínez en poner el foco también en los triciclos sin licencia que toman el barrio (incluso en zonas no permitidas), aun sin apenas turistas. A algunos conductores les atribuyen "traficar con drogas", usando el 'trixi' como herramienta. Incluso pagan altas sanciones y vuelven al ruedo, afirman. 

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