amenazados

La mayoría de chiringuitos playeros de Catalunya han abierto contra viento y marea

Mediodía a medio gas en el chiringuito H2O de la playa nudista de La Musclera, d'Arenys.

Mediodía a medio gas en el chiringuito H2O de la playa nudista de La Musclera, d'Arenys. / periodico

Patricia Castán

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La reconquista de las playas este verano tras el durísimo confinamiento por el covid-19 no hubiera sido lo mismo si los bañistas se hubieran encontrado con un litoral azul pero sin las barras que ponen color al otro lado de  la arena. Tan negra pintaba la temporada que muchos se plantearon la renuncia. Sin embargo, finalmente unos nueve de cada diez chiringuitos catalanes han abierto contra viento y marea  (literalmente), en lo que será su temporada más corta y complicada. Tanto en su operativa como en la facturación.

La certeza de que iba a ser un verano insólito llevó en abril a un operador del sector en Roses (Alt Empordà) a buscar la complicidad de sus colegas y defender sus posiciones. «Nos sentíamos muy indefensos. Pese a la cantidad de impuestos que pagamos y cómo mejoramos la oferta de las playas era complicado hablar con la administración», cuenta Basel Junaidi, a la postre presidente de la Associació Xiringuitos de Catalunya, que representa ya a más de 140 establecimientos de las 210 concesiones en el territorio. «Llamé a todo el mundo, desde Portbou a Amposta», confiesa.

Distintos socios de la entidad sacan pecho al reivindicar un papel estival que va mucho más allá de la caña helada que refresca una jornada playera. O de la paella que sacia el apetito marinero. «Desde cada chiringuito ofrecemos lavabos, luchamos contra el 'top manta', hacemos de informadores turísticos, ayudamos a gente que se pierde, mantenemos la playa...», relata Junaidi. El colectivo batalla hace años sin éxito por un giro total en la política administrativa que ha convertido los supuestos concursos de concesión de las licencias en una mera subasta, a juicio de los afectados. «Se prima el dinero, en lugar de pensar en la calidad de la oferta, o los criterios sostenibles, o la implicación económica en el municipio al que pertenezcan», se queja un operador del Maresme. 

Como asociación, han llamado ya a las puertas de ayuntamientos, Govern, ministerios... En el tintero tienen muchos temas por resolve, desde fiscales hasta logísticos (¿cómo estar abastecidos de producto fresco sin apenas espacio de cámaras?). 

Pero este año, la pandemia forzó un importante retraso en las aperturas de los chiringuitos, que para muchos hacía inviable económicamente su proyecto si las tasas municipales no se reajustaban. Con menos aforo y protocolos de seguridad, rentabilizar las fuertes inversiones parecía misión imposible. Encima, llovía sobre mojado, ya que el temporal Gloria dañó muchas playas que aún no han sido recuperadas por completo, o las dejó sin apenas arena para instalar sus montajes.

Barcelona lo logró

Tras un pulso titánico, los de Barcelona (11 de 15) pudieron abrir con una rebaja del 75% del canon. Otros ayuntamientos optaron también por el diálogo para facilitar este servicio: Platja d’Aro, Lloret de Mar, Masnou, Castelldefels o Roda de Berà son algunos ejemplos.  Algunos ajustando las tasas, otros posponiendo los pagos hasta final de temporada, ampliando terrazas, prorrogando contratos, o incluso con canon cero.

En algunos municipios la situación sigue siendo complicada, explican tanto desde el chiringuito H2O y del TottaNua, en Arenys de Mar, donde el pulso se libra ahora en los tribunales y uno de los quioscos de la playa de la Musclera ya ha desaparecido. En Vilassar, agregan que también han puesto un recurso contra el consistorio ante la oferta de que los pagos dependan de demostrar pérdidas. Y enfatizan que los fines de semana, cuando se trabaja de verdad, se cortan los accesos aunque el aparcamiento quede vacío. También deben acreditar pérdidas para alcanzar acuerdos los empresarios de Badalona, entre otros casos. Y otros han tenido que abrir contra su voluntad para no perder la concesión. 

Entre el aproximadamente 10% que no ha abierto, según una estimación de esta patronal, figuran negocios de toda la costa, en Barcelona, Begur, L’Ampolla, Pineda de Mar, Blanes y otros. 

Olga García Escalera, portavoz de la asociación, destaca que a estas alturas de la temporada aún son muchos los que desconocen sus reglas del juego económicas para este verano, y tienen por tanto en jaque su posible rentabilidad. El colectivo, unido por encima de las rivalidades, se enfrenta además a las incertidumbres de nuevas restricciones sanitarias y de aforo

Sin extranjeros

¿Compensarán el turismo interior y las escapadas de fin de semana la ausencia de turistas? En el cómputo global, claramente no, responden unos y otros. Esa falta de visitantes foráneos  ha hecho que muchos establecimientos estén trabajando muy poco entre semana, aunque el fin de semana lleguen a colgar el lleno ante la gran demanda del público local que ha optado por no viajar este año y se consuela en playas cercanas. En Caldes d’Estrac o Vilassar, por poner un ejemplo, es difícil sentarse a comer un domingo. La proximidad con Barcelona juega este año a favor del litoral del Maresme o el Garraf. 

En la capital catalana hay instalaciones estratégicamente ubicadas por las que se llegan a pagar más de 800.000 euros por temporada, que hacen muy difícil ofrecer al consumidor precios asequibles y cuadrar números este año. Israel Flores, presidente de la asociación local, certifica que ante la ausencia de turistas "no hay volumen suficiente" para alentar la actividad, ya que el tiquet medio por cliente es bajo y "la facturación ha caído en picado". Como queja final, apunta que la venta ilegal "se ha descontrolado como nunca".

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