rescate patrimonial en sant andreu

Barcelona dedica a masovería urbana 8 casas compradas a un fondo inversor

Los arrendatarios asumirán se encargarán de pate de las obras de mantenimiento a cambio de una rebaja en la renta mensual

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El Ayuntamiento de Barcelona ha recuperado de manos de un fondo inversor ocho viviendas del núcleo más ‘rural’ de Sant Andreu y ensayará en ellas una fórmula de vivienda pública inédita en la ciudad, la masovería urbana. Hace dos años, los arrendatarios de siete de las viviendas (la octava, también en alquiler, se usa como local) supieron que la sociedad Vermonta SL había adquirido los inmuebles. Las casas, entre los números 105 y 117 de la calle Pons y Gallarza, un fósil vivo y estupendo de cómo era aquel barrio durante el primer tercio del siglo XX, está protegidas urbanísticamente, pero precisamente por ello los vecinos temían que podían ser víctimas de un proceso de gentrificación a corto plazo, pues ese tipo de vivienda es escaso en la ciudad y cotiza al alza.

A través del mecanismo de tanteo y retracto, el ayuntamiento ha adquirido por 745.000 euros las ocho casas. En total son 551 metros cuadrados de superficie habitable. Cada casa dispone de unos 70 metros cuadrados. La compra, parece obvio, está por debajo de los precios del mercado.

Con esta operación, el ayuntamiento, desde que se hace pocos años se propuso incrementar su parque de vivienda pública por la vía de la compra directa, ha adquirido ya 757 viviendas, en algunos casos porque se ha hecho con la propiedad de bloques enteros (23, que suman 44 apartamentos) y en el resto porque ha ido en busca de pisos repartidos por toda la ciudad.

Pago en especie

La novedad en esta ocasión es la fórmula de la masovería urbana, una solución prevista por la ley desde el 2007 pero muy pocas veces empleada. Las viviendas requieren una puesta a punto arquitectónica. Necesitan, según cálculos municipales, una inversión de 290.000 euros para adecuarse a los parámetros de habitabilidad y condiciones de las viviendas públicas de Barcelona, como impermeabilización de las casas y aislamiento térmico. El ayuntamiento encarará la inversión inicial de esos trabajos, pero en una segunda fase serán los inquilinos los que tendrán que encargarse de las obras en el interior de sus domicilios. Durante ese periodo, la renta mensual que pagan se reducirá notablemente, de modo que el pago, a su manera, se abonará en especie. Cuando terminen esas obras interiores, las mensualidades del alquiler volverán a ser la originales.