Las fiestas de Gràcia serán solo diurnas y con control de aforo

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Patricia Castán

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Si el covid-19 no lo impide, habrá fiesta mayor en Gràcia. Habrá preparativos, pequeños montajes, participación vecinal y, posiblemente, la ilusión de siempre. Pero la del 2020 hará historia por su formato forzosamente 'light', a causa de las secuelas de la pandemia. En resumen, será una celebración solo diurna, con pregón pero en un espacio interior, con calles ornamentadas pero solo simbólicamente en su parte superior, con actividades con cita previa y con un control generalizado de aforo para evitar que se rompan las distancias de seguridad sanitaria. Una fiesta más para los vecinos, como lo fue en sus raíces, que para la multitud ciudadana (y turística) que este año no tendrá cabida.

La Fundació Festa Major de Gràcia y el ayuntamiento han trabajado para sentar estas bases de cara a mantener viva la tradicional convocatoria pero adaptarla al insólito verano que vivirá Barcelona por el covid-19. Está previsto que durante el lunes y martes se reúnan con las comisiones de fiesta de cada calle y el distrito para rematar los detalles de un sarao anual que esta vez solo mantiene intactas sus fechas: del 15 al 21 de agosto. 

Sin competición de calles

Salvo sorpresas o discrepancia de alguna de las comisiones organizadoras, y según ha avanzado hoy viernes el consistorio, los cambios de este año empezarán ya con el pregón, en interior  en lugar de una plaza y retransmitido en directo. En el mismo acto se rendirá reconocimiento a las calles participantes, en esta edición sin competición. Mientras, todo el barrio estará marcado con señalética que indique las normas sanitarias a seguir: distancias, aforos, desinfección de espacios... Un guión imprescindible para poder mantener con alfileres la celebración, muy alejada esta vez del habitual  modelo que sumaba más de dos millones de visitantes.

Y es que en un marco generalizado de suspensiones de fiestas mayores por toda Catalunya, en Gràcia se ha apostado por llevarla adelante ante la sensación de que los vecinos necesitan también sus dosis de alegría y cultura popular tras meses marcados por las restricciones y el confinamiento. Según fuentes municipales, las circunstancias no permiten unos festejos con aglomeraciones en calles ni plazas, como suele ser común. Pero se ha decidido «preservar la fiesta para los vecinos», en píldoras más acotadas a cada calle, y sin grandes actos ni fiestas nocturnas que atraigan a miles de personas. 

Fuentes de la organización vecinal indican que para ello será clave no ofrecer la habitual programación abierta que incita a acudir al barrio. Al contrario, las actuaciones o espectáculos de día serán en general de pequeño formato y a nivel de tramos de calle. Los distintos actos tendrán que acabar antes de las 23.00 horas, y para algunas actividades anunciadas en espacios comunes, como plazas,  sí  será necesario reservar previamente. En otros puntos se optará por controlar afluencias.

En el caso de las calles ornamentadas en sus techos, se eliminarán los portales adornados de entrada de cada vía y los elementos laterales que resten aforo, así como los escenarios, y se vigilará el acceso de los paseantes que acudan a la zona con las debidas distancias.

Debate vecinal

Algunos miembros de las comisiones festivas están convencidos de que, reconduciendo la oferta y limitando la afluencia, las fiestas deben seguir adelante para no trastocar aún más la normalidad ciudadana. Otros pocos temen que haya una invasión de visitantes que sea peligrosa de cara a nuevos contagios. No obstante, a dos meses vista, cualquier previsión en la materia es aún incierta.

El problema es que aunque se alcanzase la plena recuperación si las cifras del virus siguen bajando, los montajes populares de la fiesta de Gràcia son tan largos y planificados que no habría tiempo de reacción. Por ese motivo, señalan fuentes de la organización se ha optado por un modelo de fiesta más de barrio adentro. Que incluso si por una mala evolución de la pandemia tuviera que ser cancelado, no supusiera un cataclismo en cuanto a recursos invertidos.  

Esa discreta red de preparativos ya ha comenzado en algunas pocas calles. Serán ornamentos discretos, a veces testimoniales, seguro que creativos, pero que dejen claro que el espíritu de la fiesta de Gràcia no decae.