EL FRENTE DE LA SALUD MENTAL

El confinamiento resulta duro para la mitad de los barceloneses

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Toni Sust

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La crisis del coronavirus no solo es sanitaria, laboral, económica. “Tenemos una crisis de salud mental que será devastadora”. Así de rotunda se ha mostrado la concejala de Salud del Ayuntamiento de Barcelona, Gemma Tarafa, al anunciar este martes que a la vista de esta realidad el consistorio pondrá en marcha un plan de choque para ofrecer ayuda a la población.

Tarafa ha subrayado lo que puede parecer evidente: estar recluidos en casa tanto tiempo acaba suponiendo un precio que pagar, y no necesariamente de inmediato. Está por ver cuáles serán los efectos venideros de la situación actual, y se da por hecho que algunos colectivos los sufrirán especialmente. La concejala ha esgrimido los datos disponibles, que indican que ya ahora se percibe que una gran parte de la ciudadanía está afectada.

La encuesta de seguimiento de los efectos de la crisis de la COVID-19, que realiza semanalmente la Oficina Municipal de Datos, indica que un 49% de los barceloneses aseguran que el confinamiento está resultando bastante o muy duro para ellos. Un 86% de la ciudadanía se declara “muy o bastante preocupada” por la situación que se está viviendo. Se trata de datos recogidos hasta el 14 de mayo, que según el ayuntamiento se han mantenido estables desde que la encuesta se empezó a hacer, el pasado 11 de abril.

Llamadas telefónicas

Además de esa fuente,  otra prueba de la afectación psicológica proviene de los servicios telefónicos a los que los ciudadanos han podido llamar durante estos meses de reclusión. Por un lado, el que la ciudad activó en colaboración con el Colegio Oficial de Psicología de Catalunya, por otro, el Teléfono de la Esperanza.

Ambos han recibido en total unas 10.000 llamadas, de las que el 72% fueron efectuadas por mujeres y el 58%, por personas de entre 49 y 69 años. Las mesas de salud mental que hay en Barcelona también han servido como indicador, y todo lleva la conclusión de que el bienestar ciudadano requerirá de acompañamiento y de un refuerzo de los programas de salud mental.

Angustia y duelo aplazado

Tarafa ha explicado que inicialmente se recibieron muchas llamadas relacionadas con el miedo al contagio, así como con el miedo a contagiar a seres queridos. También ha habido muchas consultas vinculadas a la sobrecarga por parte de las personas que se encargan de atender a otras.

Otras muchas llamadas han sido de gente impactada por la muerte de personas próximas, que han visto como a ello se le sumaba que su duelo se veía limitado por las circunstancias: que se te muera el padre y sea posible ni celebrar un entierro convencional podría ser un ejemplo de algo que la ciudadanía no había vivido nunca, si bien Tarafa no lo ha mencionado en concreto. La edila ha citado también los casos de la gente que ha llamado para abordar cuestiones de aislamiento y soledad, y ha subrayado que muchos de los que descolgaron el teléfono son personas que ya tienen un trastorno y que lo han visto agudizado por la situación. También ha considerado que hay que tener en cuenta que no todos han vivido la misma crisis, porque no es lo mismo una madre con cuatro hijos pasando el confinamiento en una habitación realquilada que una familia que disponga de un jardín o una terraza.

Colectivos prioritarios

El plan municipal de choque irá especialmente dirigido a cuatro colectivos que son considerados prioritarios: niños y adolescentes, cuidadores con sobrecarga extrema, personas mayores, personas que ya tenían un problema de salud mental. Tendrá un presupuesto de 1,5 millones d euros y se hará con las entidades de la Mesa de salud mental de Barcelona otras que están especializadas en el acompañamiento y el apoyo psicológico.

El plan constará de varios proyectos que estarán en marcha entre junio y julio: se abrirá un centro de actividades de aprendizaje para favorecer “la resiliencia y el bienestar emocional”, con un espacio web para la divulgación de recursos, propuestas e iniciativas grupales. Se activará un programa de apoyo a profesionales del terreno social y entidades para mejorar la detección precoz de los problemas de salud mental.

Entrará en funcionamiento un teléfono para infancia y familias, pensando en al gestión de emociones, las relaciones entre iguales y con la familia y para establecer rutinas saludables. Finalmente, se dará apoyo a entidades que trabajan en inserción sociolaboral en el mercado tradicional de personas con un trastorno mental.