Emergencias durante la pandemia

El confinamiento frena los incendios en los domicilios de Barcelona

Un incendio en un local de comida rápida de la cadea Burger King, que ya ha sido controlado y no ha causado heridos, ha levantado una densa columna de humo ante la Sagrada Familia de Barcelona.

Un incendio en un local de comida rápida de la cadea Burger King, que ya ha sido controlado y no ha causado heridos, ha levantado una densa columna de humo ante la Sagrada Familia de Barcelona. / periodico

Guillem Sànchez

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Los bomberos llevan un mes volcados en la contención de la pandemia. Sebastià Massagué, director del cuerpo de emergencias de Barcelona, redactó una orden para redefinir el funcionamiento de la estructura dejando por escrito que esta es "una organización con vocación de servicio y no de protagonismo".

Los funcionarios municipales cedieron ambulancias al SEM, fijaron normas de autoprotección para evitar que el contagio interno pusiera en riesgo el servicio, dieron instrucciones para comenzar a descontaminar espacios como los geriátricos e integraron a los perfiles más técnicos en un equipo conjunto que, desde el edificio Mestral del hospital Pere Virgili, coordina la respuesta de la ciudad contra el coronavirus. Esta semana los bomberos municipales han comenzado a hacer test PCR de Covid-19 en las residencias y a trasladar los casos positivos a nuevos espacios. "Estamos volcados en la crisis sanitaria", explica Massagué.

Muchos menos fuegos

Ese esfuerzo, no obstante, no podía descuidar la vigilancia de emergencias como incendios o salvamentos habituales. Parecía factible que el confinamiento decretado por el estado de alarma del Gobierno español, que mantiene desde hace más de un mes a las familias encerradas en su domicilio para frenar la velocidad de contagio del virus, acabaría provocando más servicios en domicilios debido a que la actividad en los hogares se iba a multiplicar. Sin embargo, ha sucedido lo contrario. Los fuegos en viviendas, bares y locales han caído más de un 30%.

De 396 incendios en domicilios del 1 al 31 de marzo del 2019 se ha pasado a los 286 actuales. Durante la franja nocturna, los datos son parecidos: 158 en el 2019 y 144 en el 2020. El cambio substancial se detecta durante la franja diurna: 233 en el 2019 y 142 en el 2020. 

Sí resultaba previsible que bajaran los servicios en locales de restauración. "Las salidas por llamas provocadas por freidoras o extractores que se encienden son frecuentes", explica Massagué. Sin embargo, la ausencia de fuegos en cocinas de bares y restaurantes, sobre el papel, podía haber sido compensada en la suma total de emergencias por la actividad en los fogones domésticos, que estos días asumen una productividad muy por encima de los días previos al confinamiento, cuando muchos ciudadanos comen lejos de casa. Esto no ha ocurrido.

Los datos de la Generalitat confirman el descenso

A pesar de que los datos del pasado marzo no permiten fijar conclusiones definitivas en Barcelona porque hasta el día 13 no comenzó el cierre de restaurantes y hasta el 15 no hubo reclusión, la tendencia a la baja sí puede confirmarse con los datos de los Bombers de la Generalitat, que apagan los incendios en edificios del resto de poblaciones catalanas.

Los datos de la Administración demuestran que desde el 13 de marzo hasta el 5 de abril –un intervalo de 20 días de confinamiento– en los municipios catalanes –salvo Barcelona– los fuegos en domicilios y locales han pasado de 386 a 270 en comparación con el mismo periodo del 2019. Nuevamente una reducción de aproximadamente un 30%, en la misma línea que Barcelona.

Massagué apunta a que, aunque la actividad en los domicilios particulares haya aumentado, la presencia de tantas personas en los hogares también permite que los incendios provocados por despistes durante el día se hayan reducido exponencialmente porque siempre hay alguien cerca que lo ve antes de que se propague la llama.

"Hay muchos fuegos que no alcanzan la magnitud que tenían antes y se quedan en simples conatos porque directamente los propios ciudadanos pueden apagar las llamas por sus propios medios cuando las descubren enseguida", asegura el experto.

Esa es la explicación de por qué durante la noche el global de incendios ha disminuido mucho menos. Si los ciudadanos duermen, aunque sigan en el domicilio, un descuido como un cortocircuito o una estufa de llama que prende una cortina o una chispa de un fuego de leña mal apagada que salta al sofá son incidentes que sí tienen tiempo de crecer y provocar un fuego de más entidad que obligue a activar a los bomberos.

Los suicidios y muertes de ancianos en soledad tampoco se disparan 

Los servicios catalogados por los bomberos como salvamentos –una persona atrapada en un ascensor, un intento de suicidio o vecinos que llaman preocupados por un anciano que vive solo– sí han crecido durante este primer mes de confinamiento. Pero lo han hecho de forma muy puntual.