LAS CUENTAS DEL CONSISTORIO

Colau llama a la ciudadanía a decidir sobre un 5% de las inversiones del mandato

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Toni Sust

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Una vez aprobados los presupuestos de la ciudad para el 2020, el gobierno de Ada Colau inicia ahora el pago de una deuda que tenía consigo mismo: la elección de parte de las inversiones del consistorio, en concreto un 5% de la inversión ordinaria, 75 millones de euros, en función de las propuestas de los barceloneses. Lo que se denomina presupuestos participativos, que figuraba en el programa electoral del 2015 pero que no se materializó durante los primeros cuatro años de Colau como alcaldesa. Sí se hicieron pruebas piloto de participación sobre las cuentas en el Eixample y en Gràcia.

El concejal Marc Serra ha explicado este lunes las características de un proceso participativo que se abre este mes de febrero y que concluirá el 7 de junio. Las propuestas, que deben estar planteadas como inversiones en un distrito, no como inversiones de ciudad, se harán en el marco del proceso participativo del Programa de Acción Municipal (PAM). Las propuestas deben suponer un coste económico de entre 50.000 euros y un máximo del 30% del presupuesto que le toque a cada distrito del 5% del total de 75 millones de euros. Como la cantidad disponible varía por distrito, se impone también la norma de que ese máximo no supere los dos millones de euros: en algunos distritos el 30% equivale a una cantidad superior a esa suma.

El presupuesto por distritos

El reparto del presupuesto de 75 millones entre los distritos es el siguiente: 8,5 millones para Ciutat Vella; 7,5 millones para el Eixample; nueve millones para Sants-Montjuïc; cinco millones para Les Corts; 5,5 millones para Sarrià-Sant Gervasi; seis millones para Gràcia; ocho millones para Horta-Guinardó; nueve millones para Nou Barris; 7,5 millones para Sant Andreu, y nueve millones para Sant Martí.

Pueden presentar propuestas personas que vivan en Barcelona y que lo hagan fuera de la capital catalana, pero solo los empadronados mayores de 14 años en la ciudad pueden votar sobre los proyectos, que deben atesorar una naturaleza determinada: no pueden tener “un gasto corriente considerable asociado”, en palabras de Serra.

De esta forma, no se puede reclamar la apertura de una escuela infantil, que supone un gasto de 600.000 euros al año, aproximadamente. También quedan excluidas la adquisición de vivienda, nuevas paradas del bicing y del bus. Pero se puede pedir la reforma de un carril bici, o de un colegio, o de una plaza. Los proyectos pueden ser sobre una reforma concreta, una aplicación tecnológica, mobiliario urbano, equipamientos de pequeña dimensión. Por ejemplo, una supermanzana o la ampliación de una existente.

Decidim Barcelona

Los que quieran hacer propuestas tienen cuatro vías para hacerlo: la plataforma decidim.barcelona, lo estands de calle, los debates temáticos o de colectivos y los órganos ordinarios de participación.

Desde hoy hasta el 27 de marzo, habrá un proceso de recogida de propuestas, y de valoración técnica y política, durante el que se comprobará que las iniciativas cumplen con los requisitos. Del 20 al 30 de abril tendrá lugar una fase de “priorización”, una primera votación en la que la gente respaldará las iniciativas que prefiere, hasta un número de 10.

Se persigue que en cada distrito queden 30 proyectos como máximo, 300 en toda la ciudad, entre los que se determinará cuáles son los premiados. Se buscará un equilibrio: que en cada distrito dos o tres barrios cuenten con uno de los proyectos asociados. El proyecto participativo, de los presupuestos y del PAM, tendrá un coste de 500.000 euros. Del 26 de mayo al 7 de junio se dará la votación final de los proyectos. Los elegidos serán ejecutados durante el mandato.

Colau, que ha comentado la iniciativa, ha subrayado que la cantidad sobre la que decidirán los ciudadanos es “importante”, y no solo una porción simbólica. El consistorio informa del proyecto participativo mediante una campaña de comunicación titulada Ilustrísimos vecinos, con la imagen de una silla pomposa, se entiende que la de la alcaldesa, en la que, se entiende, ahora se pueden sentar los ciudadanos al proponer decisiones sobre los presupuestos.