VISITANTES

Peregrinos de piedras en Barcelona

Uno de cada tres turistas de Barcelona visita patrimonio de la Iglesia

zentauroepp51510771 sagrada familia200120202213

zentauroepp51510771 sagrada familia200120202213 / periodico

Natàlia Farré

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

En Barcelona, la ciudad que tiene (o tenía) por defecto ponerse a quemar iglesias cuando hay descontento social y una de las pocas que purga sus pecados con dos templos expiatorios, uno de cada tres turistas opta por el patrimonio eclesiástico. Palabra del obispado de la ciudad.

Desde la diócesis sacan pecho, y con motivo. Si se cogen las estadísticas municipales y se completan con las suyas, la Iglesia recibe buena puntuación en eso de actuar como anfitrión de turistas. Copa dos de los tres primeros puestos de la lista de los espacios más visitados, con la Sagrada Família y sus 4,6 millones de almas en primer puesto; el tercer escalón del podio es para la catedral y sus 2,5 millones de visitantes, y  para aquellos que se pregunten qué se interpone entre un templo y otro decir que es el Park Güell. Plaza no de culto en la que trabajaba Antoni Gaudí cuando durante la Setmana Tràgica la ciudad y sus conventos ardieron.

Obras calcinadas

Entonces, la obra del genial arquitecto no se vio afectada, algo que sí pasó durante la guerra civil: los planos, esbozos y dibujos originales de la Sagrada Família (uno de los dos templos expiatorios de la ciudad, el otro es el Sagrat Cor del Tibidabo) desaparecieron calcinados. La catedral se salvó, pero Santa Maria del Mar, el tercer espacio del patrimonio eclesial con más visitas (500.000), vio como el fuego devoraba su fantástico órgano, envidia de Europa. Algo parecido a lo que ocurrido en Santa Maria del Pi (130.000 visitantes), el incendio del interior acabó con su rosetón, el más grande de la península, y con el altar mayor y la sillería neoclásica.

En total, por el patrimonio eclesiástico barcelonés pasan 8 millones de turistas al año con la suma de las almas foráneas que acogen el resto de iglesias de la ciudad (Sant Just i Pastor, Sant Pau del Camp, Sant Pere de les Puel·les...), y eso es una tercera parte de los 27,7 millones de turistas que se suponen llegan a Barcelona anualmente.  

Altares arquitectónicos

La idea del obispado es seguir creciendo en esto de ejercer de anfitriones turísticos, a partir de los templos conocidos y de los desconocidos: «Pequeñas joyas que vale la pena descubrir», apuntan. Y cuyo mantenimiento financian con el pago de entrada: «Ofrecer a los fieles y a los visitantes este patrimonio comporta un gran esfuerzo económico». Con todo, y pese a que desde el obispado hablan de visitas a «lugares religiosos», no se trata de peregrinaciones o sí, pero peregrinaciones arquitectónicas a altares del modernismo, el románico y el gótico.