obras con demora

La urbanización del tramo final de la avenida de Roma empieza, por fin, a gestarse

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Natàlia Farré

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La avenida de Roma, una artería diagonal en la cuadricula de la Esquerra del Eixample que más que calle es cicatriz, cuenta sus demandas de mejora por décadas. Casi dos pasaron desde que se cubrió el tren en la calle de Aragón, en 1957, hasta que se hizo lo propio en la citada vía, donde hasta 1976 la zanja del ferrocarril aún miraba al cielo. La cuestión no es baladí, pues la línea ferroviaria es la misma en ambas calles, la que va a Martorell. Fue el primer parche a esa arteria históricamente maltratada. Cobertura y autopista ciudadana. 

Pero, entonces, al viacrucis urbanístico de la avenida aún le quedaban estaciones por transitar. En décadas pueden contarse, también, las peticiones de una reurbanización de la zona más amable para los vecinos. Y más de una década de debates llevaba cuando, en el 2005, se decidió adecentar el inicio de la avenida, el trozo que va de Casanova a Urgell; y una década se cumple, ahora, desde que se acabó de rediseñar el segundo tramo, hasta Viladomat, en el 2009. Y se cortó una gran parte del tráfico en la avenida de Roma. 

Desde entonces, la nada; seis calles por ordenar (hasta llegar a la estación de Sants), y una vía con dos caras: el tramo inicial pacificado, ordenado y apto para el paseo; y la degradada y vacía parte final que transcurre entre Calàbria y la estación de Sants. Los padres de tanto desatino son muchos, pero destaca por encima de todos el que lleva por nombre crisis financiera del 2008. Acabó con los presupuestos. Tampoco ayudaron los cambios en el gobierno del consistorio. No en vano uno de los principales enemigos de las grandes transformaciones urbanísticas es el traspaso de la vara de mando municipal, pregunten si no a los vecinos de la Via Laietana y la Rambla, cuyas reformas suman décadas, proyectos, arquitectos, alcaldes y consultas. 

Cambiar el gris por el verde

Aunque la estocada, o gran excusa, para no afrontar la parte pendiente de la avenida de Roma han sido las interminables obras de reurbanización de Adif en la esquina de la vía con Provença y Josep Tarradellas. Ahí se hizo uno de los pozos necesarios para ejecutar las obras del túnel del AVE; el túnel lleva seis años en marcha, el pozo se ha recién cerrado. 

Pero en este mandato la suerte del tramo más hostil de la Diagonal del Ferrocarril, tal era el nombre de la calle hasta 1940, podría cambiar. Así lo sienten y desean los vecinos. Y así lo afirman desde el consistorio: "La voluntad es tener a punto durante este mandato el proyecto ejecutivo" de la parte que queda por pacificar. Igual, incluso, más: "El inicio de las obras será a finales de este mandato o a inicios del siguiente". Como siempre, los presupuestos decidirán. De momento, desde el distrito del Eixample aseguran que es una de sus 10 obras prioritarias y que figurará en el PAD (Plan de Actuación del Distrito) y en el PAM (Plan de Actuación Municipal). Lo que no está tan claro es que tenga presupuesto, o sea, que aparezca en el PIM (Plan de Inversiones Municipal) de estos cuatro años.

Que la cosa esta vez podría ir en serio lo demuestran los trabajos previos e imprescindibles realizados este verano: las catas sobre el estado de la losa que cubre la avenida. Se sabe que, por la anchura de la arteria, la cubierta no puede soportar un peso excesivo, de manera que llenarla de tierra para plantar es complicado. De ahí, la plaza dura e inhóspita de los Països Catalans, y de ahí, también, la poco verde reurbanización de los dos primeros tramos. Pero vecinos y ayuntamiento están dispuestos a cambiar el gris y marrones actuales por el verde. 

Un parque lineal

De momento, una consultora está estudiando los refuerzos necesarios que deberían realizarse en la losa y pensando una propuesta de diseño. Desde el ayuntamiento hablan de un "parque lineal" cuyo aspecto se decidirá a partir de un "proceso participativo"; y de un parque lineal que encajará dentro de un plan de pacificación mucho más amplio de todo el barrio. No en vano la Esquerra del Eixample es una de las zonas más densamente pobladas de Barcelona (100.000 habitantes en dos kilómetros cuadrados), es un punto negro de contaminación de la ciudad y es de las partes del municipio con menos zonas verdes (2,23 metros cuadrados por habitante). 

El programa de pacificación en marcha en la Esquerra del Eixample abarca el área limitada por la avenida de Roma, Vilamarí, Borrell y Consell de Cent. De entrada, los proyectos más avanzados son subir la supermanzana de Sant Antoni por Borrell y atacar desde allí la calle de Consell de Cent hasta el parque Joan Miró. Esta será la primera vez que se pacificará una vía transversal. Luego vendrán la avenida de Roma, Rocafort y Llançà. Pero si se abre el foco, se ve que la malla de ejes cívicos del distrito prevé una de cada tres calles, tanto perpendiculares como transversales, para el peatón.

Los vecinos están a favor, por supuesto, lo único que piden es que el proyecto no suponga más décadas que sumar en la cauterización de la cicatriz de la Esquerra del Eixample.