EN EL BARRIO DEL POBLE SEC

La Síndica de Greuges critica la "falta de equidad" en el reparto de mesas de la calle de Blai

Las terrazas de la calle de Blai, esta mañana

Las terrazas de la calle de Blai, esta mañana / ELISENDA PONS

Luis Benavides

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El sorteo para adjudicar las terrazas de la calle de Blai, en el Poble Sec de Barcelona, vuelve a estar en el centro de la polémica por segundo año consecutivo. La Síndica de Greuges de Barcelona, Maria Assumpció Vilà, insiste en la falta de equidad de este tipo de reparto de mesas y sillas en algunos tramos. El consistorio, por su parte, se mantiene en sus trece. Fuentes municipales explican a este diario que la adjudicación de los veladores  “no se puede hacer de otra manera”, que este sistema aparece recogido en la “Ordenación Singular” de la vía.

La aprobación definitiva de la Ordenación Singular de Terrazas de la calle de Blai y de la vecina Blesa, fue aprobada definitivamente el pasado 28 de enero del 2016 con el objetivo de favorecer el equilibrio entre la actividad económica y los usos colectivos del espacio público. Para la Síndica de Greuges es necesario, como mínimo, cambiar las condiciones del sorteo “de forma que los establecimientos que ya han sufrido las consecuencias económicas que supone quedarse un año sin terraza, no puedan repetir al año siguiente y sucesivos hasta que todos los establecimientos afectados hayan pasado por el mismo trance”.

Titulares de algunos establecimientos, sobre todo los más veteranos, han sido muy críticos con esta medida desde el primer momento. Algunos restauradores propusieron una redistribución de las mesas totales para que ninguno se quedara sin, pero los técnicos del consistorio no accedieron. “Se habían hecho muy mal las cosas antes, permitiendo que abrieran muchos bares de tapas para turistas, todos idénticos, y repartiendo licencias de terrazas. Cuando se dieron cuenta que había demasiadas mesas ocupando la calle se inventaron el sorteo. Así no se mojaban”, explica Aldo Alo, copropietario de la cafetería-coctelería Tiel·la Llibertat.

Alo y su primo, Marco Alo, abrieron su propio negocio hace ocho años, cuando había la mitad de bares y restaurantes. En los dos últimos años han visto como les quitaban dos mesas (de seis a cuatro) para dárselas a otros establecimientos y también cómo acortaban los horarios de terraza. Los números ya no salen como antes, aseguran, y se plantean hacer un traspaso. “Además nos hemos dejado unos 10.000 euros en multas, en la compra de un limitador para la música del interior del local… Cuando en realidad los picos de ruido son a las tres de la madrugada, cuando ya hemos cerrado y pasan los camiones de la basura”, afirma Marco.

La pesadilla de algunos vecinos

Las terrazas son piezas claves para todos los restauradores, y han sido durante años la pesadilla de muchos vecinos, que han denunciado el ruido y sobre todo la privatización del espacio público. Ahora todos los adjudicatarios tienen cuatro mesas y 16 sillas, ni una más. “Antes había gente que se saltaba la normativa y ponía más mesas de las que les tocaban y eso no puede ser, por lo que me parece bien el reparto equitativo y que se vigile el cumplimiento”, explica el propietario de L’Angolino y Tasqueta de Blai, Javier Fernández, quien pagaría encantado por poder tener alguna mesa más. “Compensa –continúa-, porque son las mesas que se llenan primero”.

Antes de que acabe el año el Ayuntamiento anunciará la fecha del sorteo. A pesar de las críticas recibidas por parte de la Sindicatura de Greuges de Barcelona y de algunos restauradores, el gobierno de Ada Colau no tiene previsto  modificar y muchos menos cambiar la normativa. “Después de casi cuatro años de aplicación de la Ordenación Singular estamos satisfechos de los resultados que han dado, haciendo compatible la actividad de los bares con el descanso de los vecinos y reduciendo mucho la conflictividad”, aseguran fuentes municipales.