ESPACIO DE MEMORIA

Barcelona honra a las mujeres de la prisión de Les Corts

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Natàlia Farré

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Can Duran era una masía señorial que se levantaba en Les Corts, justo donde ahora se alzan unos conocidos almacenes de la Diagonal. Planta cuadrada, capilla, techo plano coronado por una torre cuadrada y jardines con cipreses centenarios, así era la finca que erigieron los marqueses de Peñalver en 1743. A finales del XIX, la propiedad acabó en manos de una orden religiosa con la condición de dar cobijo e instrucción a jóvenes descarriadas y niñas huérfanas. Y en 1936 fue incautada por la FAI para ser destinada a cárcel de mujeres, función que siguió ejerciendo durante la dictadura. Hasta 1955. Es así como lo que fue casa solariega acabó cobijando uno de los peores y más represivos e insalubres penales del país: la prisión de mujeres de Les Corts. De la construcción no queda ningún vestigio; de la memoria quedaba poco. El miedo y la vergüenza –el estigma de ser roja, mujer y expresa- corrió un tupido velo sobre la infausta historia de la prisión. Fue así hasta 2013, cuando la Plataforma Futur Monument de la Presó de Dones de les Corts se puso en marcha para no olvidar.

Ahora han conseguido lo que pretendían: recuperar la memoria i evitar que se pierda. Desde la semana pasada que las máquinas trabajan en la esquina de las calles de Joan Güell i Europa, lo que antaño fueron huertos de la masía y la cárcel acogerá un monumento que no solo será homenaje sino también memoria. “Las mujeres somos como las piedras: fuertes y duras, tenemos mucha historia dentro y la haremos revivir”, palabra de Maria Victòria Garcia, una de las impulsoras del memorial. La referencia a las piedras no es baladí, pues el espacio, además de cinco tótems informativos con imágenes históricas y las palabras ‘dona’ y ‘presó’, cobijará seis grandes piedras de rompeolas venidas de seis puntos diferentes del país. “Nuestra vocación es ampliar. Con la nueva propuesta y la nueva escala monumental queríamos llegar a toda la red social de la Península”, sostiene Núria Ricart, autora del monumento junto con Jordi Henrich y Fernando Hernández. El motivo de tan lejano horizonte es que las presas que acogió Les Corts llegaron de diferentes puntos de España.

202.696 euros de presupuesto

De Madrid, de donde eran muchas de las reclusas, proviene el bloque de granito blanco; de Almería llegará el mármol que recordará a las criaturas que también habitaron en el penal; el gres de Montuïc hará referencia a las 11 prisioneras que fueron fusiladas en el Camp de la Bota mientras que de Lleida es el bloque que homenajeará a muchas de las mujeres de la provincia detenidas por estraperlo. A una chica que murió de hambre honra el mármol rojo de Murcia, y de Maria Salvo, uno de los testimonios aún con vida que pasó 16 años encarcelada, hablará la piedra rosa de Segovia. Una “memoria que no debe perderse y que es importante recordar” para no volver a caer en la trampa, a juicio de Garcia, que no duda en tildar la prisión de “un sitio horrible, con piojos, hambre, humedad y suciedad” mientras recuerda una desgraciada anécdota: “las presas dormían en el suelo y como estaban tan estrechas, para girarse una daba la orden: ‘a la derecha’, y todas se giraban a la vez”.

La inauguración del monumento está prevista para octubre y su coste ascenderá a 202.696 euros.