normativa incumplida

Coto a la picaresca en la venta de suvenires en los puntos turísticos de Barcelona

Patricia Castán

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Uno de los signos inequívocos que delatan que uno se encuentra en zona de interés o conquista turística son los llamativos escaparates repletos de suvenires, más omnipresentes incluso que los propios viajeros. Se trata de un fenómeno que colateralmente engulle al comercio de proximidad, al  monopolizar la oferta de una zona determinada. Por ese motivo, desde el 2008 se puso coto a su apertura, y desde finales del 2018 se endureció el asunto ampliando el radio de prohibición de nuevas licencias y poniendo en el punto de mira las tiendas de otros productos que también despachan recuerdos. Una primera campaña informativa y sancionadora en los barrios más turistificados arroja ahora un 40% de incumplimientos en los 183 establecimientos inicialmente inspeccionados. De momento, 32 ya cuentan con expediente sancionador, que puede acarrear de 500 a 6.000 euros de multa.

El ayuntamiento ha presentado hoy lunes los primeros resultados de su campaña, que parte de la idea de concienciar y no de sancionar, aunque se saldará con mano dura si no se acata la normativa. La concejala de Comercio, Montserrat Ballarín, ha enfatizado que el primer paso es la información, como se ha llevado a cabo en los primeros meses del año, alertando a los incumplidores. En ese periodo, de febrero a julio, se han visitado 126 locales en el Eixample, 55 en Gràcia, y un par en Horta-Guinardó, donde la zona de afectación por el plan especial que regula la venta de suvenires es reducida. Son los tres distritos que han centrado la primera intervención municipal. A partir de agosto el foco se ha trasladado a Ciutat Vella.

A los 74 incumplidores no se les abrió expediente en una primera visita, pero en la segunda sí se ha actuado contra quienes no acatan el plan especial de Ordenación de establecimientos comerciales destinados a venta de artículos de recuerdo o suvenires en Barcelona. Por el momento son 32 los que no habían corregido las irregularidades y a los que ya se ha incoado procedimientos sancionadores, aunque las revisiones e inspecciones siguen este verano. Todos ellos están en el Eixample, esencialmente en el entorno de la Sagrada Família.

Doble actividad

Curiosamente, la mayoría de ilegalidades registradas no afectan a tiendas especializadas en suvenires y con la correspondiente licencia, sino a otras tipologías de comercio especializado (desde ropa a bisutería) que legalmente y sin permiso específico pueden ofrecer hasta un 20% de recuerdos turísticos entre su mercancía. No obstante, el plan especial modificado para endurecer las reglas del juego en diciembre del 2018 detalla que en estos casos este género no puede asomarse a los escaparates, debe estar agrupado y rotulado en una zona específica en el interior del local y debe ajustarse a esa proporción. Entre las anomalías detectadas por los inspectores se dan las tres situaciones. Una lucrativa picaresca que el ayuntamiento no está dispuesta a tolerar, ha relatado la cuarta teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, para evitar la "pérdida de identidad" del comercio local y nuevas muestras de gentrificación.

Hasta que se reordenó el sector, resultaba muy complejo multar a quienes sin ser tiendas de recuerdos se excedían en el porcentaje autorizado de estos artículos, que suelen ir de las miniaturas a los complementos del Barça pasando por las inefables castañuelas y otros elementos no autóctonos. Por eso, la reciente modificación (se acompañó de tres meses de gracia para adaptarse e la normativa) fijó cuál era la disposición autorizada de dicha mercancía, nunca visible desde la vía pública para no eclipsar la oferta real de dicha tienda ni tener tanto impacto visual en el espacio urbano.

La normativa del 2018 sirvió también para ampliar los puntos calientes, que no son los mismos que hace una década. Así, se amplió el radio de prohibición de nuevas aperturas en el entorno de la Sagrada Família, y se les puso coto también en el barrio de Sant Antoni y en los alrededores del Park Güell, del Camp Nou y de la Casa Vicens, visto que Ciutat Vella (blindada) ya no es el único epicentro de este comercio para turistas.

Las multas son de 500 euros si el producto no está agrupado y fuera del escaparate, de 3.000 si se expone o vende sin licencia, y de 6.000 si se hace una zona no legalizable.