Colau, a por un segundo mandato con socio que refrende su gestión

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Toni Sust

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Cuando hace cuatro años Xavier Trias llamó al móvil de Ada Colau para felicitarla por su victoria, los candidatos de Barcelona en Comú, con ella a la cabeza, trataban de entender si de verdad estaban ganando las municipales. Quedar segundos ya les parecía un logro, y les daba un mandato para aprender cómo funciona el consistorio. Apostemos por la distopía: Colau jefa de la oposición en plena crisis de los alquileres se hubiera puesto las botas cargando contra el gobierno de Trias.

Pero volvamos a la realidad: la alcaldable de Barcelona en Comú ganó y apenas tuvo tiempo para aprender las primera cuatro reglas del funcionamiento de la maquinaria municipal cuando ya estaba pugnando por lograr apoyo para su investidura. A partir de entonces, intentó que ERC y el PSC se convirtieran en sus socios: con los 11 ediles de los ‘comuns’, los cinco de ERC y los cuatro de PSC alcanzaba 20, a uno de la mayoría absoluta. Eso le garantizaba ganar votaciones con cierta facilidad –sólo la unión del resto la hubiera derrotado-, pero no sucedió.

La alcaldesa ha iniciado una ofensiva para defender su gestión en vivienda y seguridad

Contó con el PSC durante un año y medio, lo que otorgaba 15 representantes al gobierno. Insuficiente. Y la expulsión de los socialistas por su apoyo al artículo 155 le supuso más soledad y un nuevo enemigo.

Con ERC o con el PSC

Por todo ello, Colau afronta sus segundas elecciones municipales con objetivos claros. El primero, ganar. El segundo, un socio estable que le ayude a ganar votaciones. Ella insiste en proponer un acuerdo a tres bandas con ERC y el PSC, pero republicanos y socialistas proclaman que no estarán en el mismo gobierno, y resulta creíble. Atendiendo a los números que arrojan las encuestas que ya se conocen, los republicanos se presentan como el socio necesario: ambas candidaturas sumarían entre 19 y 21 ediles que les permitiría, llegado el caso, impulsar proyectos que en el mandato anterior cayeron a manos de la precariedad del gobierno: la conexión del tranvía por la Diagonal, la funeraria pública, como ejemplos más destacados.

La encuesta que el CIS ha publicado este jueves otorga a Colau una victoria por la mínima, o casi un empate con la lista que encabeza Ernest Maragall. Un vaticinio similar al de la encuesta preelectoral elaborada por el GESOP para EL PERIÓDICO, que augura al republicano una victoria muy ajustada.  No es cosa menor quién de los dos acaba teniendo un voto más: la ley electoral indica que en los ayuntamientos el candidato de la lista más votada es el acalde si no hay otras fuerzas que juntas sumen la mayoría absoluta. Que Barcelona en Comú quedase segunda cerca de los republicanos podría permitir al partido mantenerse en el gobierno de la ciudad. La incógnita es si Colau seguiría en el ayuntamiento en ese caso.

Seguridad, Vivienda

La alcaldesa cuenta con un par de puntos débiles en relación con dos áreas sensibles: la vivienda y la seguridad. En el primer caso, el mandato ha registrado una subida ininterrumpida de los alquileres que los ha convertido en inasequibles para la mayoría en muchos barrios. Eso ha propiciado la expulsión de sus casas de muchos vecinos de la ciudad.

El CIS le da una victoria ajustada a Colau, el GESOP a Maragall y en ambos casos suman para gobernar

La gestión municipal, centrada en incrementar el parque de vivienda pública, para dedicarlo al alquiler, no ha paliado ese problema, aunque sí ha abierto el camino a que ese parque crezca. El problema es que Barcelona en Comú decidió prometer durante la campaña del 2015 que construiría 4.000 pisos en el mandato y que compraría otros tantos. Y luego, demasiado tarde, se dio cuenta de que eso era imposible. En esta campaña, Colau ya ha empezado al contraataque, culpando a la Generalitat de no asumir su responsabilidad en vivienda y al Gobierno central, de no colaborar en el objetivo de limitar los alquileres.

Ciutat Vella

En cuanto a la seguridad, Ciutat Vella ha registrado un incremento de delitos innegable, que los vecinos han denunciado. La alcaldesa ha centrado su defensa en este apartado en la denuncia de que en la ciudad hay un déficit de mossos. Y para refrendar ese argumento, atacó esta misma semana al conseller de Interior, Miquel Buch.