MOVILIDAD COMPARTIDA

El nuevo Bicing de toda la vida

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Carlos Márquez Daniel

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Los abonados más veteranos, los que son del Bicing desde principios del 2007, se acordarán de los primeros tiempos. En el estreno de la bicicleta pública, el sistema informático se caía constantemente sin que la concesionaria ni el ayuntamiento fueran capaces de solucionarlo. Nadie esperaba aquel aluvión de socios. La cosa se puso insostenible, hasta rozar los 200.000 inscritos. Tardaron tres años en normalizar la situación y hubo puntas de 600 reclamaciones diarias. Pasó a un segundo plano ante tanto error de computadoras, pero hubo otro problema; menos tecnológico y más lógico: los ciclistas hacían recorridos de bajada, pero no de subida, con lo que las estaciones de los barrios de montaña se quedaban vacías antes de mediodía. Eso, tal y como puede comprobarse consultando el mapa de disponibilidad de bicis, sigue sucediendo. Es un poco el nuevo Bicing de siempre. Quizás el despliegue de las mil unidades eléctricas previstas ayude a equilibrar la balanza

A las 11 de la mañana del lunes 1 de abril, la aplicación informa de que en Sarrià-Sant Gervasi apenas quedan 15 bicicletas libres en el medio centenar de estaciones. Todas juntas tendrán una capacidad cercana a las 500 máquinas. La situación empeora a las cuatro de la tarde, cuando quedan solo seis. La visita a alguna de las estaciones ayuda a reducir la cifra: tres de ellas tienen el neumático pinchado. La cosa no mejora ni en Gràcia ni en Horta-Guinardó. La situación es completamente opuesta por debajo de la Diagonal, donde la botella está siempre medio llena. Y como es de esperar, cuánto más cerca se está del mar, más a rebosar están los apeaderos. Pasa ahora y ha pasado siempre, por mucho que las dos empresas que se han hecho cargo del negocio dispongan de furgonetas que intentan repartir las bicis por la ciudad.

Cambio sencillo

El Bicing ha iniciado este mes de abril el despliegue de las mil bicicletas eléctricas que está previsto que estén operativas antes de que termine el año. Son cerca de 700 más que el sistema anterior, con el añadido de que se podrán dejar en cualquier estación mientras que antes, los apeaderos enchufables estaban básicamente bajo tierra. A eso hay que sumarle la posibilidad de convertir las mecánicas en eléctricas sin demasiado quebradero de cabeza, lo que sería un autentico revulsivo y una competencia real para todos los sistema de movilidad compartida que han aparecido en Barcelona en los últimos años. Basta con colocar la batería en la horquilla y el pequeño motor en la rueda trasera. Cuando en el 2020 esté totalmente desplegado, la cosa quedará con 6.000 mecánicas y 1.000 enchufables, aunque la cifra, en función de la demanda, puede ir variando a favor de las que disponen de asistencia al pedaleo. También está previsto instalar 95 nuevas estaciones (serán 519 en total), sobre todo en barrios altos como Trinitat Nova, Vallcarca, Penitents o Roquetes. El nuevo Bicing dispone a día de hoy de poco más de 104.000 abonados y 836.000 usos mensuales. Sigue sin ser apto para turistas pero por fin funciona las 24 horas del día. 

La concejala de Movilidad, Mercedes Vidal, usuario habitual de la bicicleta para moverse por la ciudad, ha admitido este miércoles que el tema del reparto es uno de los talones de Aquiles del sistema. Ese problema no lo tienen, por ejemplo, las empresas de moto o bici compartida como Cooltra o Scoot, ya que están totalmente electrificadas, lo que elimina el desafío de las pendientes. La edila de Barcelona en Comú ha señalado que lo normal sería que las bicis eléctricas se acumulen en las estaciones de la parte alta, mientras que les mecánicas se quedarían por debajo de la Diagonal. Eso es lo que espera el consistorio, pero los caminos de los ciclistas son inescrutables, así que ya se verá. Tampoco ayuda el hecho de que ambos modelos se distingan tan solo por una pegatina con un rayo: se presta a la confusión, aunque todo es cuestión de ir cogiendo la costumbre.