Cuaderno de gastronomía y vinos

Entre el whisky y la ratafía

Fundada en 1895 la bodega Gelida es templo de los grandes vinos y los destilados con alto pedigrí

FALGUERAS

FALGUERAS / Elisenda Pons

Miquel Sen

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Si saber de vinos no es fácil, antes de la existencia de publicaciones especializadas y encendidos discursos por las redes, resultaba especialmente difícil. Eran muchos los que decían que como el de su pueblo no había otro hasta encontrar uno bien elaborado. Entonces caían del caballo y se daban de bruces con la riquísima realidad que encierra el mundo de Baco. 

Así nos sucedió a una legión que descubrió la bodega Gelida, en el corazón de Sants. Una historia en forma de almacén de graneles que abrió sus puertas en la calle de Vallespir en 1895 y que ahora va por la quinta generación, alias Meritxell y Ferrán, sucesores del maestro Toni Falgueras.

Este caballero tiene el mérito de haber buceado en todas las bodegas del planeta para encontrar aquello que merece beberse, caro o barato. Primero incidió sobre los vinos catalanes y los de otras denominaciones de tronío reconocido, Rioja o Ribera del Duero. Luego paseó por el corazón de Borgoña, en excursiones de las que fui partícipe. Se trataba de plantear a una clientela capitaneada por Jordi Estadella, Manolo Vázquez Montalbán, Óscar, Perich, Serrat y los demás, el paladar aterciopelado de los grandes coupages, el toque ahumado de los maltas, la burbuja brincadora de cavas y Champagnes. Paralelamente fuimos muchos los que nos adentramos en el milagro de los Portos centenarios (Vintage 1886) y de las botellas de Madeira. Un espectáculo que se completa con la fiesta del vino nuevo y del oli del raig, el aceite turbio de primera prensada. 

A 3.000 euros

En Gelida tenemos Romanée Conti, es decir, una gloria a 3.000€ y un tinto de lo más agradable de Terra Alta, a 2€. Entre una garnatxa de Batea a 3,90€ y los 600 whiskys de Malta distintos que nos esperan en el altillo existe un potencial que nos obliga a pensar. Por ejemplo con las ratafías que se intercambian los presidentes y que se han puesto de moda entre los más jóvenes indepes. Si unos beben este licor de hierbas de la Cataluña rural y ancestral, bien pudiera ser que los chicos del sur le dieran al Chartreuse, entrando en el mundo de la espiritualidad monástica. Que Dios nos proteja.

Aceite de oliva de Bodegas Torelló, medio litro a 14,80 €

Desde que los enólogos trabajan las aceitunas con criterios paralelos a los del vino, los catadores tenemos aceites de calidad superior. La familia Torelló en su finca de Can Martí, han logrado un coupage rico en arbequina con una parte de sabatera, procedente de sus 439 olivos centenarios. Mientras que la primera variedad es conocida, la sabatera es un descubrimiento ligado a su cultivo en el Alt Penedès.