BARCELONEANDO
La casa de Barcelona que sale en las guías
Hace años que aparece en los ránkings de "paredes más fotografiadas de Instagram". Así conviven sus inquilinos con turistas, fotógrafos y modelos
Ana Sánchez
Periodista
En vez de “¿cómo estás?”, a ella le preguntan “¿que has hecho qué?”. No sabe cocinar, pero sí tirar hachas. Si le haces una pregunta retórica, lo más probable es que la responda. Autora de ‘Barcelona increíble’ (Ediciones B).
Ana Sánchez
Tienen que salir de casa a lo Kardashian: vigilando para no golpear con la puerta a ningún fotógrafo. No pasan 15 minutos seguidos sin que alguien fotografíe su puerta con devoción turística. No son famosos, pero les suelen dejar notitas entre las rejas. Pocos más podrán contar que se les ha caído una chica encima estando en su salón.
“La casa más fotogénica”, la llaman ya. Hace años que está en los ránkings de “lugares más bonitos de Barcelona” y “paredes más fotografiadas de Instagram”. Aparece en guías turísticas, cuadros, hasta bolsos. “Si sus propietarios cobraran un euro por cada imagen que toman de su fachada –dicen en internet-, podrían estar en la lista ‘Forbes’”. No lo están. “A veces nos han traído unas cervezas -se encoge de hombros Lucky-. Me da corte pedir dinero”.
"Si sus propietarios cobra-ran 1 euro por cada foto –dicen en internet-, podrían estar en la lista ‘Forbes’". No lo están. "Me da corte pedir dinero”, confiesa Lucky
Allada Vermell, 12. No hay timbre, ni siquiera picaporte. Así que aporreas la puerta con pudor de urbanita. En cuanto te abren Lucky e Inés, Jackie sale a olisquearte con desgana. El perro tiene 14 años, le disculpa ella. Son los tres inquilinos de “la casa de las flores”, así la llaman. “La casa de las plantas”, apunta Inés. Acumulan alrededor de la puerta ¡61! macetas. Sí, a poco que te descuides, Lucky te deja aquí plantado.
En realidad se llama Luis. Luis Estévez. “Cuando iba al colegio, llevaba más cómics de Lucky Luke que libros de estudio”, se ríe. Y con Lucky se quedó. Tiene 56 años y mirada con callo, de esas que han visto más de lo que cuentan. Le sonará a quien tenga memoria punk. Es el Lucky del bar Mensakas de la calle Blanqueria, durante 25 años avispero de mensajeros con busca y músicos. Ha sido camarero, cocinero, ahora trabaja “en el mundo de los leds”, dice. Aparte de ser el jardinero que hay detrás de cientos de fotos floridas de Instagram.
El Lourdes de las plantas
Empezó a vivir en esta casa con 21 años, cuando Allada y Vermell aún eran dos calles, con una manzana de bloques en medio. “A mí me vino muy bien que los tiraran –se ríe-, entra más luz”. Empezó a acumular plantas hace ocho años. “Cuando la conocí a ella”, Lucky señala a Inés, su pareja. Inés Hernández, 50 años, la jardinera consorte. “Empezamos poniendo cuatro macetas”, recuerda él. Y después más, más, más. “Muchas me las encuentro, y si veo que las puedo recuperar, las traigo –añade él-. Hay muchas que tengo preciosas y estaban medio muertas”, saca pecho. Así que se ha convertido en el Lourdes de las plantas moribundas y abandonadas del barrio. “A veces me encuentro plantas que no son mías –explica-, de vecinos que me las dejan porque se van”.
"Ha habido hasta bodas", dice Lucky. Ha llegado a ver fotógrafos subidos en los árboles para inmortalizar a unos novios chinos con su fachada
Y la casa de las plantas pasó a tener estatus turístico. “Ha habido hasta bodas”, dice Lucky. Han llegado a ver a fotógrafos subidos en los árboles para inmortalizar a unos novios chinos con su fachada. “También han venido modelos –añade él-. Se ponen aquí con bicicleta, sin bicicleta, con sombrero, sin sombrero... Una vez fue un poco fuerte, que tú no estabas”, le dice a Inés. “¿Por qué?”, le pregunta ella. “Porque era una sesión de ropa interior, de biquinis y todo eso. Y cuando abrí la puerta, me encuentro que por las macetas habían colgado las partes de arriba, las de abajo...”.
“Señora, no pase”, le han dicho a Inés al llegar a casa de la compra. “¿Te puedes apartar?”, increpan a veces a Lucky cuando está en la puerta. ¿Lo más surrealista? “Se me cayó una chica encima”, se ríe Lucky. “A veces tengo la puerta entreabierta y se apoyan”. La puerta da directamente al salón. Por cierto, lo primero que se ve al entrar es una foto enmarcada de Bruce Willis. “Lucky, de joven”, se ríe Inés. “Y esta soy yo”, señala al lado una foto de Sharon Stone.
"Nos han dejado notas muy bonitas"
¿Qué les parece a ellos todo esto? “Hace ilusión”, dice Inés. “Nos han dejado notas muy bonitas”. Lucky saca una de un cajón. “Hola Sr/Sra. Sus plantas verdes están muy guapas. Dan feliz a la gente. Muchas gracias. De Francia”.
“Tenéis que pedir 1 euro por foto”, les dicen. “Yo pondría mejor un letrero: ‘La voluntad para el mantenimiento’ –apunta Lucky-. Da trabajillo. Hay que regarlas, abonarlas, podarlas”. A él le gustaría dedicarse a la jardinería, confiesa. De momento, ya le han encargado otra fachada florida: la de la peluquería de al lado.
¿Su secreto? “Habla con ellas”, revela Inés. “Hablo más con las plantas que con ella”, se ríe Lucky señalando a su pareja. Y también les pone música. “La música clásica relaja mucho a las plantas”, garantiza.
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