Los chistes de Eugenio en el mapa de Barcelona

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TONI SUST / BARCELONA

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Eugenio Jofra Bafalluy falta desde hace 15 años y 11 meses. Murió en el 2001, a los 59 años de edad, de un infarto. Otra muerte repentina, y van unos cuantos millones. Pero si es cierto que no morimos realmente hasta que muere la última persona que nos recuerda, al humorista, o como se llame al que hace lo que él solía hacer, contar chistes con toda seriedad, le quedan décadas por delante. Y eso sin tener en cuenta que ya experimentó una reencarnación peculiar con la figura de ReEugenio, imitador del genio.

Este artículo no deja de ser una excusa para citar sus chistes, o historias, o como prefieran llamarlas, que siguen en la memoria de tanta gente. Muchos conservarán sus casetes. Si no, siempre queda youtube, ese guardián del pasado. Nacido y fallecido en Barcelona, Eugenio, joyero de profesión inicial, fue después colega de dúo musical de su primera mujer, antes de empezar en lo que más destacó. "Cuando me cuento los

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chistes, me tiro por el suelo”, decía, con sorna seria y su tono monocorde en alguna de sus actuaciones.

En los audios y los vídeos que se pueden hallar existe una percha para subrayar su relación con Barcelona, su ciudad: la costumbre, en muchos de sus relatos, de citar con precisión, incluso equivocándose, emplazamientos en los que se encuentran dos amigos, o un padre que pasea con su hijo y elogia el culo de una joven. Así que de eso se trata, de citar algunos casos, que forman un pequeño y peculiar mapa de Eugenio en Barcelona.

EL BÚHO, "PORTAFERISSA CON SANTA ANNA"

Cabe subrayar que algunas de las historias no resultarían ahora políticamente correctas: antes, por ejemplo, se hacían con normalidad chistes sobre maridos que pegan a sus mujeres. Quizá también el chiste del búho podría causar alguna protesta. Es uno de los que cuenta con localización. Respetando el uso alterno de catalán y castellano, empieza así (el resto, ya saben, en internet): “Dice que es un padre que iba con su hijo por la calle Puertaferrissa y a la altura de la calle de Santa Anna pasa una mujer que estaba de muerte y el pare, un viejo verde, se la queda mirant i diu: ‘Nena, vaya culo’. El niño, todo asustado, diu: ‘Papá, ¿qué has dicho?’ Y el padre, todo cortado, diu: ‘Búho, hijo, dije búho’”. Y empieza un tenso diálogo intergeneracional. De hecho, Eugenio, debía de querer referirse al Portal de l’Àngel a la altura de santa Anna.

Sin salir de Ciutat Vella, aparece el chiste del policía y el porro. En este caso, la localización es sumamente concreta: “Dice que es un tío que se estaba fumando un petardo en la calle Escudillers esquina Rambla, detrás de la estatua de Pitarra, frente al Cosmos. ¿Están ubicados?”. El policía le pide una calada y, en fin, escúchenlo. De un tío fumando un porro hay otro en el cruce de Consell de Cent con Roger de Flor, al que le preguntan por una calle: "¿General Mola?" (el actual paseo de Sant Joan, de Diagonal para arriba). “Mola más capitán general”.

“Dice que un entierro iba por el paseo de Gràcia con 20 millones detrás del féretro”, empieza otro: “¿Usted sabe quién es el muerto? Me imagino que es el tío que va dentro de la caja”. Si se arriesgan a contarlo en una comida piensen que en su boca igual no hace tanta gracia.

A TI TE ’PARRIÓ’ UNA MADRE

Este diario no ha podido encontrar el vídeo del chiste que recoge cómo un turista que viene abrasado de tomar el sol en la playa intenta ligar

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aplicando la fórmula “la madre que te parió” como síntoma de admiración. “Y a ti una gamba, bandarra”, responde la lugareña piropeada. Si lo citamos es porque también tiene localización: la Rambla. Cerca de allí, en plaza de Catalunya, empieza el chiste de la paloma que habla, Amadeu. 

Y por último (sí, podíamos haber buscado más pero es que todo era una excusa para que escuchen y vean a Eugenio), cabe recordar al hombre que quiere vender un reloj a otro que pasea por la Barceloneta: “¿Qué marca?”, pregunta el interpelado. “¿Qué coño va a marcar? Las horas marca”. En resumen, todos transcurren en la zona en la que hoy se concentra el turismo, lo que tanto debate genera.

ACTUALIZACIÓN

Se puede hacer un segundo ejercicio con los chistes citados: ¿cómo serían en la Barcelona del 2017? Habría que actualizarlos. Por orden. En el caso del búho, siendo Portal de l’Àngel, o la joven, o el padre y el hijo, o los tres, serían turistas oteando tiendas. En el caso de los porreros, quizá no estarían fumando en la calle, sino en uno de los 132 centros cannábicos actualmente en funcionamiento. En el caso del turista ligón en la Rambla, es impensable que pudiera piropear a una lugareña: apenas las hay en la zona. Las palomas, sí, siguen en la ciudad y sigue

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habiendo insensatos que las alimentan.

En el de la Barceloneta, el reloj se lo estaría vendiendo un mantero a un noruego. Tampoco es costumbre que se conserve la de los seguicios fúnebres multitudinarios en las calles de la ciudad, aunque ya no lo era en tiempos de Eugenio. Los más populosos quedan ya muy lejos: los de VerdaguerGaudíMacià Durruti. Y si alguno había en agenda, ha quedado aparcado.