PLENO MUNICIPAL

Colau aprende a jugar a tres bandas

La alcaldesa de Barcelona aprueba la regulación turística con ERC y el plan de vivienda con CiU y Ciutadans

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TONI SUST / BARCELONA

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A pocos meses de cumplir dos años como alcaldesa, Ada Colau ha aprendido a jugar a tres bandas. Es algo que se ha concretado en estos últimos días, en los que Barcelona en Comú, tras meses de desamor evidente, ha logrado por fin un pacto con ERC sobre el Plan Urbanístico Espacial de Alojamientos Turísticos (PEUAT) y, por primera vez en el mandato, ha cerrado una alianza con CiU, en este caso sobre el pacto de la vivienda, lo que resulta más sorprendente, ya que esta entente parecía descartada por las partes, que se consideran antagónicas en lo que a modelo de ciudad se refiere.

En el pleno de este viernes, las pactos se han concretado en votos y Colau ha visto como unos y otros iban pasando de socio en una votación a detractor en la otra, con los inevitables rifirrafes y reproches. El PP es el único que en los tres casos no ha contribuido a favorecer la aprobación.

METRO A LA ZONA FRANCA

El primer punto relevante ha sido el del acuerdo cerrado por Colau con la Generalitat, vía el grupo de ERC en el consistorio, para desencallar el proyecto de la llegada del metro a la Zona Franca. Consiste en la compra municipal de solares de la Administración catalana para que esta emplee el dinero en el suburbano. Todos han votado a favor con la excepción del PP, que se ha abstenido, pero no ha faltado algún arañazo en el bando del sí. Ha sido el PSC, socio de Barcelona en Comú, el que ha echado en cara a ERC la naturaleza de la operación porque implica avanzar dinero a la Administración catalana. Con menos estruendo, y con la abstención de Ciutadans y PP, también se ha aprobado el acuerdo para iniciar el traslado de la cárcel Modelo, también por un pacto entre el republicano Alfred Bosch y Colau.

LA VIVIENDA Y LOS DE SIEMPRE

El siguiente punto de envergadura en el orden del día era el plan de vivienda 2016-2025, con una inversión prevista de 1.666 millones de euros en ese periodo, que prevé la construcción por parte del consistorio de 8.854 pisos en 10 años con el fin de destinarlos, en un 80%, al alquiler asequible. Además, contempla incrementar el parque público (que actualmente atesora 11.000 viviendas) en otros 5.000 pisos erigidos en solares municipales por fundaciones, cooperativas y una empresa público-privada, y en 5.000 más mediante la compra y la movilización de casas vacías. Un plan cuyo principal reto es lograr que el precio de la vivienda no expulse a los barceloneses de su ciudad.

El plan afecta a una cuestión más que sensible para Colau, la vivienda, que centró su periodo como activista de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, una etapa que acabó siendo decisiva para su entrada en política. Si hace dos años alguien hubiera pronosticado que acabaría pactando con CiU su plan central sobre vivienda, nadie le hubiera creído.

El gobierno hizo una serie de modificaciones para que los convergentes suscribieran el plan, y  estos afirmaron que la planificación supone seguir las líneas iniciadas en los tiempos de Trias como alcalde. Y todos contentos.

El plan de vivienda, que el resto ha rechazado, también ha tenido el voto favorable de Ciutadans, pero ha sido un voto crítico, como ha explicado el concejal Koldo Blanco: “Votaremos a favor, no porque hayamos hecho un pacto con el gobierno, que no lo hemos hecho. El plan no es suficiente, habría que triplicar la producción de vivienda prevista, pero son políticas esenciales”.

Por ERC, Montse Benedi ha reprochado a Colau que haya pactado sobre vivienda “con los de siempre para lo de siempre. ¿Cómo explicará esto a los votantes que confiaron en que usted traería el cambio a la ciudad?”. El convergente Joaquim Forn le ha sacado un tanto los colores al recordar que los anteriores planes de vivienda elaborados por el ayuntamiento contaron con el apoyo de los republicanos.

“UNA VICTORIA COLECTIVA”

En el debate previo a la aprobación del PEUAT, que limita la creación de hoteles en la zona de más presión turística para reducir la oferta, permite el mantenimiento de los existentes en una segunda y propicia la aparición de más en la menos frecuentada, la teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, ha asegurado: “Es una victoria colectiva”. El plan de Colau para gobernar el turismo, otro punto clave de su programa, ha pasado el filtro con el apoyo de ERC y la abstención de la CUP, cuya concejala María José Lecha ha denunciado la presión que suponía la amenaza de que si no se aprobaba la norma se desatarían los infiernos en forma de petición de licencias: “PEUAT o barbarie”, ha resumido.

CiU ha criticado el proyecto y ha argumentado que no lo rechaza por rechazar, que el pacto sobre vivienda demuestra que la suya es una oposición responsable. “Generará inseguridad jurídica y no resolverá el problema”, ha advertido por su parte el popular Alberto Fernández Díaz. ERC ha defendido su apoyo ubicándose metafóricamente entre la CUP y CiU. El republicano Jordi Coronas ha aportado la metáfora: “Entre los que quieren ‘hortets’ y los que quieren hoteles”.

Colau acaba la semana con el presupuesto para el 2017 aprobado automáticamente, vía cuestión de confianza, y con sus planes en regulación turística y vivienda validados. Para ello ha tenido que pactar con aquellos a los que demonizaba. O ha demostrado que puede pactar con cualquiera. La lectura irá por barrios.