LOS PROYECTOS SELECCIONADOS

Conciencia como motor de cambio

Setem Catalunya forma a profesores para que muestren a sus alumnos las desigualdades del capitalismo y, sobre todo, las aternativas

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HELENA LÓPEZ / BARCELONA

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Tomar conciencia de las desigualdades profundas que existen en el planeta y ofrecer herramientas para, al menos, no contribuir a incrementarlas. Eso era, de forma muy, muy resumida (el asunto es complejo), lo que buscaba el proyecto de aprendizaje y servicio que durante dos años llevó a cabo Setem Catalunya en dos institutos de la ciudad. La iniciativa funcionó tan bien que la oenegé ha decidido dirigir la formación a los profesores. Siguiendo, si se quiere, aquella máxima de no dar pescado, sino la caña, la organización ha optado este curso por formar a docentes para que sean estos los que ofrezcan estos conocimientos a sus alumnos y poder hacer llegar así el mensaje a muchos más chavales. "En lugar de un instituto por año, como hemos hecho hasta ahora, con este nuevo formato el año próximo podrá haber 20 proyectos iguales en 20 institutos diferentes, llegando a muchos más alumnos", cuentan. 

Este curso de formación para docentes sobre consumo responsable y economía social y solidaria es uno de los 53 proyectos de proximidad que han sido seleccionados por el Ayuntamiento de Barcelona en la convocatoria de la dirección de Justicia Global. Empezará el 1 de febrero y, como se hizo los dos años anteriores con los alumnos, se trabajarán temas como las desigualdades norte-sur, el consumo irresponsable versus el consumo responsable, los procesos de producción en alimentación, moda y electrónica, el comercio justo o la equidad de género.

ANÁLISIS CRÍTICO

El objetivo de fondo, uno de ellos, al menos, es comprender el sistema de intercambios comerciales injustos entre países. Desarrollar la capacidad de análisis crítico del alumnado, ahora a través de sus profesores. "Más allá de fomentar el comercio justo entendido desde el punto de vista clásico, se trata de fomentar una economía alternativa al capitalismo, que se rija por criterios distintos: democracia interna, finanzas éticas, equidad de género...", explican desde la oenegé. Se busca que los chicos pasen por un proceso reflexivo que les incentive a cuestionarse qué hay detrás de los productos que consumen -dónde, quién y cómo se cose la ropa que usan y cómo se consigue el material para construir sus teléfonos móviles-, como método para sensibilizarlos de cara a modificar (o intentarlo) sus hábitos de consumo. Ahí es importante también formarles en las alternativas. 

Sus impulsores valoran además el hecho de hacerlo a través de la metodología de Aprendizaje y servicio -la vieja Ética o Religión, para los que hicieron la EGB-, donde el alumnado es protagonista de todo el proceso, participando en iniciativas como Pam a pam, mapa colaborativo de economía social en el que los propios chicos descubren, en la calle, las alternativas existentes a su alrededor.