La segunda reválida de Colau

En su primer año, la alcaldesa logró el apoyo de socialistas, republicanos y 'cuperos' para la investidura y las ordenanzas

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TONI SUST / BARCELONA

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Colau y su equipo se encontraron en junio del 2015 al frente del ayuntamiento tras una victoria que pocos en Barcelona en Comú daban por hecha. Tras las imágenes de euforia del equipo de Barcelona en Comú en el complejo Fabra i Coats, en Sant Andreu, el 24 de mayo del 2015, vino el susto. La candidatura esperaba un buen resultado, y en campaña siempre hay que decirlo, pero no tenía muchas esperanzas de ganar. No era una previsión nefasta: cuatro años en la oposición, fustigando al gobierno de CiU. Un tiempo para prepararse y ganar en el 2019. Pero al final no tuvieron ese tiempo. Con 11 concejales, Colau y los suyos tuvieron que echar mano de otros grupos para todo desde el primer día. 

A la complicación de gestionar un transatlántico sin experiencia previa se sumó la de generar consensos tras una campaña electoral en la que los nuevos jefes anunciaban que iban a echar a "la casta". En adelante, parte de "la casta" podía ser necesaria para el día a día.

Colau logró que el PSC, ERC y la CUP le ayudaran a superar, con el respaldo directo o la abstención, su investidura como alcaldesa y las ordenanzas municipales. En este último caso, el apoyo sirvió para que el consistorio congelara el IBI al 98% de los propietarios y lo subiera al 2% restante. La alcaldesa no consiguió el apoyo necesario para aprobar nuevos presupuestos. Sí encontró socios para dos modificaciones de crédito, una en otoño del 2015, de 100 millones, y otra, en mayo del 2016, de 275 millones. Esta solo fue viable tras un proceso de negociación largo y elaborado, con un suspense sin duda excesivo que incluyó el aplazamiento de un pleno extraordinario poco antes de que tuviera lugar porque la CUP se negó a dar luz verde sin que el gobierno municipal se molestara en demostrar que se había ganado su gesto. Ya en el 2015 el gobierno municipal tuvo que retirar una propuesta de presupuestos de una comisión para evitar que fuera derrotada.

SOCIOS QUE VIENEN, SOCIOS QUE SE VAN

El destino de los tres socios preferentes de Barcelona en Comú ha sido divergente. El PSC se convirtió en socio de gobierno de Barcelona en Comú y justo entonces se fue al garete el planteamiento de que ERC fuera el socio externo habitual. Los republicanos, muy al contrario, elevaron el tono en cuanto los socialistas entraron en el gobierno municipal. Alfred Bosch llegó a proponer un pacto entre BC, su partido y la CUP para gobernar juntos Barcelona y advirtió de contra la entrada del PSC como socio: “No podemos volver al 2007”.