INICIATIVA CULTURAL

El Hermitage abrirá en el 2019 en la Barceloneta

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icoy34338728 barcelona 17 06 2016 barcelona el lloc exacte o160617193826 / JULIO CARBÓ

CRISTINA SAVALL / BARCELONA

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La sede barcelonesa del Hermitage será un edificio de nueva construcción con vistas al mar desde la Nova Bocana de la Barceloneta, exactamente en un solar situado entre la rampa del aparcamiento del Hotel W y el futuro puerto deportivo Marina Vela. Se trata del único tramo del muelle aún no terminado de urbanizar. Los trámites de obras se iniciarán este año, la colocación de la primera piedra está prevista para mayo del 2017 y la inauguración para el 2019. 

La inversión estimada para alzar el nuevo equipamiento cultural asciende a 38 millones de euros. El arquitecto Íñigo Amézola, que en 1993  dejó el estudio de Ricardo Bofill para fundar Principia Design, ha ideado un edificio racional, conceptual y funcional de hormigón con vistas al mar "en recuerdo al rompeolas", define el autor de los planos de este inmueble de 23 metros de altura, la misma que el antiguo Palacio de Invierno de los zares en San Petersburgo, que desde hace más de 250 años alberga a la casa madre de un museo con vocación itinerante. 

El edificio ocupará una superficie de 3.500 metros cuadrados sobre la que se alzarán cinco plantas con siete áreas expositivas, un restaurante, una cafetería y un auditorio. La previsión es atraer a unos 500.000 visitantes cada año y el precio de la entrada a las salas de exposiciones oscilará entre 9 y 18 euros, con descuentos a jubilados, a parados y a estudiantes. El acceso será libre a otros espacios del museo

ARTE Y CIENCIA

"La oportunidad de alzar un museo de estas dimensiones solo se presenta una vez cada siglo", considera el físico Jorge Wagensberg, que en el siglo XX lideró la creación de CosmoCaixa, y que hoy es responsable de esta propuesta museológica que busca un diálogo "entre el arte y la ciencia y entre la belleza y la inteligencia" a partir de piezas, lienzos y objetos muy valiosos procedentes del célebre museo de San Petersburgo. "Aunque no será una franquicia de esta institución rusa, porque traeremos las mejores piezas", precisa Wagensberg. Incluso habrá una sala para exhibir la obra de arte de ese mes y así alimentar una curiosidad que propicie el regreso de los visitantes.

La empresa impulsora de Hermitage Barcelona Museum es Cultural Developement, que lideran el diseñador Ujo Pallarés y el empresario ruso Valery Yaroslavskiy, que han acordado 50 años de concesión con el museo de San Petersburgo, que ya tiene filiales en Ámsterdam y en Londres. El acuerdo con el Port de Barcelona también es de 50 años, pero falta que el pleno del Ayuntamiento de Barcelona apruebe la modificación del Pla de Usos en la zona de la Nova Bocana, ya que el espacio donde se instalará el Hermitage tiene calificación de uso comercial y deberá pasar a cultural. "Lo difícil es al revés, en este caso no habrá problemas", cuenta un portavoz del Port de Barcelona.

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La idea del Hermitage mediterráneo surgió durante una cena entre Pallarés y su amigo Yaroslavskiy, empresario ruso y vicepresidente de la compañía de ingeniería Acceleration Group. "Cuando me lo propuso, me pareció una idea loca y genial e increíblemente fue tomando cuerpo. Montamos la empresa y nos fuimos a Rusia a presentar el proyecto al ministerio de Cultura y a Mikhail Piotrovskyl, director del Hermitage, que nos apoyaron desde el primer momento", explica Pallarés, que reconoce que buscar la ubicación en Barcelona ha sido duro. "Hemos remado mucho tiempo para llegar a buen puerto", dice en alusión al tiempo dedicado a negociar si se ubicaba en la Facultat de Nàutica de la plaza Palau o en el edificio de la Aduana situado frente a las Drassanes Reials, que pertenece a Hacienda.

Finalmente será un edificio "a medida" para un proyecto museográfico, que "pretende comprender la condición humana a través de las obras artísticas y sus lenguajes", señala Wagensberg, para quien la grandeza del arte se puede intuir sin necesidad de comprender. "En cambio la grandeza de la ciencia se puede comprender sin necesidad de intuir", distingue.

PROBLEMAS DE MOVILIDAD

Berta Sureda, comisionada de Cultura en el consistorio, valora que haya una nueva propuesta cultural, que además "nazca del consenso político y social". Pero, según ella, el proyecto precisa de un análisis más profundo. "Que se dirija a los barcelones y no solo a turistas, saber qué contenidos tendrá, y también debemos estudiar el impacto de movilidad y la saturación que pueda haber de equipamientos culturales".

A María José López, presidenta de la Associació de Veïns de la Barceloneta, le preocupa especialmente la concentración de tráfico en esa zona. "Estamos a favor del nacimiento de este museo, pero se debe solucionar el problema de la movilidad. La Barceloneta es un embudo. El Port de Barcelona está estudiando este tema. Nuestra propuesta es crear un servicio de barcos que se desplacen desde el Moll de la Fusta hasta la Nova Bocana", indica López.