El acuerdo entre Colau, el PSC y ERC en Barcelona se retrasa hasta Semana Santa

El acuerdo que debe dar estabilidad, o por lo menos más consistencia, al gobierno municipal de Ada Colau, no acaba de cerrarse. Y no tiene pinta de cuajar antes de la Semana Santa. La negociación entre Barcelona en Comú y el PSC, por un lado, y entre Barcelona en Comú y ERC, por el otro, continúa y con toda probabilidad fructificará, pero todavía no está claro cuándo se llegará al primer punto necesario para que se concreten las alianzas: la aprobación inicial en comisión de la modificación de crédito que, en la práctica, supondrá un pacto presupuestario para este año.

Hay dos posibilidades de que se cierre esa aprobación inicial en los próximos días. Una es la comisión de Economía ordinaria que el ayuntamiento celebrará el próximo martes 22 de marzo. La otra es convocar una comisión extraordinaria. Las quinielas apuntaban a que la extraordinaria sería convocada este martes –se tiene que hacer con 48 horas de antelación-, pero al final no pudo ser. No es el primer amago.

De esta forma, Colau, socialistas y republicanos podrían llegar al acuerdo inicial entre el Domingo de Ramos y el de Resurrección. Y si todo se acelera de repente, y este miércoles se convoca una comisión extraordinaria, el desenlace llegaría 48 horas después, en el llamado Viernes de Dolores.

PRESUPUESTOS Y ÁREAS

La negociación se mantiene y este martes por la mañana hubo reuniones. Pese a que las partes sostienen que no están muy lejos de acordar esa aprobación inicial de la modificación de crédito, que podría superar los 150 millones de euros, no se aproximaron lo suficiente.

En el aire está la negociación económica. Otra cosa es la negociación de un pacto completo que suponga un nuevo reparto de áreas y la entrada en el gobierno municipal de otros partidos. El PSC está hablando con Barcelona en Comú de ambos aspectos en paralelo. ERC sostiene que solo habla de presupuestos, pero no se cierra a acabar entrando si la oferta es significativa.

La llegada del metro a la Zona Franca, como visualizó ayer, es el primer escollo a resolver. En este caso los números son bastante claros. La oposición reclama que quede fijada una partida de 15 millones de euros del presupuesto municipal para este año. Se requeriría una cantidad similar por parte de la Generalitat, aunque cabe subrayar que la Administración autonómica sigue con los bolsillos llenos de telarañas. En el caso de la conexión del Trambaix y el Trambesós, la discusión es, a estas alturas, más política que económica, ya que el primer desembolso no llegaría hasta el 2017.

20 CONCEJALES

Una alianza entre Barcelona en Comú, el PSC y ERC daría aire al equipo de Colau, que, sin contarla, cuenta con diez concejales que deben dirigir diez distritos y áreas sectoriales. Sin embargo, el pacto ni siquiera otorgaría a la alcaldesa la mayoría absoluta. Los tres partidos contarían con 20 concejales, a uno de esa suma. Pero la mayoría alternativa pasa por que CiU, Ciutadans, el PP y la CUP voten juntos, algo que no se antoja sencillo.

PLENO EXTRAORDINARIO

Si ni esta semana ni la próxima se alcanza un acuerdo, las negociaciones seguirán después de Semana Santa. Aunque lo que en realidad altera el calendario es que se llegue a este viernes sin fumata blanca. De aprobar inicialmente la modificación de crédito antes del fin de semana, este podría obtener luz verde de forma definitiva en el próximo pleno municipal, que se celebrará el 1 de abril. El siguiente pleno está previsto para el 29 de abril. Pero el calendario no será un problema. Se cierre en una comisión extraordinaria o en la ordinaria del 22 de marzo, el consistorio siempre puede celebrar un pleno extraordinario para validar la modificación de crédito.

El cálculo de los partidos que negocian es seguir haciéndolo en el periodo de alegaciones, entre la aprobación inicial y definitiva. En ese periodo será más fácil, una vez encarriladas las cuestiones económicas, abordar el reparto de áreas.

Para el PSC, con cuatro concejales, participar en la gestión del gobierno municipal es relevante. No solo por el lógico protagonismo, sino porque su experiencia de gobierno le da, en principio, opciones para brillar. No deja de ser un posible antídoto para espantar el fantasma de la hipotética sustitución de los socialistas por parte de Barcelona en Comú como fuerza hegemónica de la izquierda en Barcelona.

Jaume Collboni está llamado a ser teniente de alcalde en el nuevo gobierno, y los maliciosos buscaban en ello la explicación de por qué faltó a la foto conjunta del resto de líderes de la oposición para marcar a Colau sobre el proyecto de la conexión del tranvía.

ERC Y EL SOBERANISMO

En el caso de ERC, la hipotética sustitución es otra y en otro ámbito. Su implicación en el Govern de Carles Puigdemont y en el proceso soberanista le dificulta sentarse en el ayuntamiento sin sentirse incómodo con el PSC. Si el premio fuera de campeonato, quizá Alfred Bosch se lo pensaría. Si no es así, se da por hecho que preferiría prestar un apoyo externo supeditado en primera instancia a la inversión en el metro.

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