La L-9 causa molestas vibraciones a los vecinos de varias fincas de L'Hospitalet
Los trenes pasan a menor velocidad entre Collblanc y Torrassa mientras los técnicos estudian una solución al problema
El estreno de la nueva línea de metro L-9 sur el pasado 12 de febrero ha comportado un daño colateral inesperado. Los vecinos de varias fincas de las calles de Llavines, Besa, Estruch y Pujós de L'Hospitalet sufren molestas vibraciones en sus hogares con el paso de cada convoy, según ha revelado la Cadena Ser. Así se lo hicieron saber los afectados a la Generalitat y al ayuntamiento cuando comenzaron las pruebas de la nueva línea., allá por el mes de noviembre. Pensaron entonces que era algo ocasional. Con el estreno oficial de la línea se preocuparon más. Las vibraciones no habían cesado. Es más, son más resenyes. Se trata de los bloques de pisos situados entre las estaciones de Collblanc y Torrassa de la nueva ruta del suburbano. Es un barrio tranquilo. Cuando anochece, incluso silencioso. Las vibraciones, de este modo, son más perceptibles aún. Ahí, los ferrocarriles pasan a unos 50 metros de profundidad. Cuando la tuneladora perforó la zona no sintieron nada extraño. Ahora, sí.
La respuesta de la Conselleria de Territori ante las quejas de los vecinos fue inmediata. Fueron los técnicos a tomar mediciones de los ruidos y de las vibraciones, pero también el propio máximo responsable de ese departamento, el 'conseller' Josep Rull. Por parte del Ayuntamiento de L'Hospitalet acudió la alcaldesa, Núria Marín. La primera decisión consistió en reajustar las velocidades de paso de los trenes. La prevista inicialmente era de 70 kilómetros por hora. Ahora, entre esas dos estaciones lo hacen a 50 kilómetros por hora. Se ha paliado así parte del problema, pero esa no puede ser la solución definitiva, reconoce una portavoz oficial de la Conselleria de Territori. ¿Cuál será el remedio final? De momento, admite la misma fuente, no se sabe. Los técnicos tienen que realizar primero un análisis paciente de la causa real del problema, tal vez localizado en un cambio de vías, explican los vecinos.
PRECEDENTE EN LA RAMBLA
En cualquier caso, esta no es la primera ocasión en que es necesario incorporar algún tipo de amortiguación a las vías del suburbano de Barcelona para terminar con vibraciones como las que ahora sufren en L'Hospitalet. Cuando en 1999 el Liceu reabrió sus puertas tras el incendio que sufrió en 1994, una de las sorpresas imprevistas fue que la nueva estructura del edificio era sensible al paso del metro por la Rambla. En aquella casión, se le pudo poner remedio.
La L-9 fue estrenada con premura el pasado 12 de febrero para que estuviera a punto durante la celebración del Mobile World Congress. Desde entonces, además de las vibraciones que sufren los vecinos, ha sufrido solo un contratiempo. Fue el pasado 23 de febrero, cuando un convoy se averió y dejó sin servicio la nueva red durante una hora.
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