Majestades en el mar

El pailebote 'Santa Eulàlia', en el que llegan los Reyes Magos a Barcelona, ha tenido cinco vidas en sus casi 100 años, una de ellas dedicada al contrabando

Francisco Pacheco, el patrón del 'Santa Eulàlia', a bordo del pailebote.

Francisco Pacheco, el patrón del 'Santa Eulàlia', a bordo del pailebote. / periodico

NATÀLIA FARRÉ / BARCELONA

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"Llegamos al Moll de la Fusta y venimos de Oriente, como cada 5 de enero". Lo afirma Francisco Pacheco, patrón del pailebote 'Santa Eulàlia'. El amarre en el sitio indicado será. Sin duda. Mañana a las 16.30 horas y con los Reyes Magos a bordo. Creer que la larga singladura ha sido requiere un acto de fe, como todo lo que atañe a sus mágicas majestades. Aunque cualquier cosa es posible en una noche como la de mañana. Lo que es seguro es que habrá escala técnica en la dársena Sur. Entrar a puerto a todo trapo, con las 12 velas de la embarcación desplegadas, está prohibido incluso para Melchor, Gaspar y Baltasar. Así que antes de hacer acto de presencia, lo suyo será recoger velamen, encender el motor y dar la bienvenida a la comitiva que los escoltará: barcos de la cofradía de pescadores y de los clubs náuticos, e incluso remolcadores. Pues una gran embarcación, y más si lleva tan regio pasaje, nunca entra sola a puerto. Lo sabe bien el 'Santa Eulàlia', siempre escoltado en sus arribadas de exhibición.

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Mañana, el pailebote lucirá majestuoso, una estampa opuesta a la que exhibía en 1997, cuando fue rescatado por el Museu Marítim en Cartagena, a punto de ser desballestado. Entonces arrastraba cuatro vidas diferentes, casi 80 años de historia y un aspecto en las antípodas al de cuando fue botado, en 1919. Aunque su construcción arrancó en 1918, en Torrevieja, de la mano del maestro de hacha Antonio Marí Aguirre y de la cartera del armador Pascual Flores. De los astilleros alicantinos surgió un pailebote bautizado como 'Carmen Flores', nada que ver con la hermana de la 'Faraona' y mucho con la hija del armador, y de la firma de Alfonso XIII salió la patente para "navegar y comerciar en todos los mares y puertos del globo".

Fueron sus años más gloriosos con singladuras por el Mediterráneo –sobre todo siguiendo la ruta de la sal– y dos viajes a Cuba que le valieron el apelativo de 'El Chulo'. Se lo merecía. Con los beneficios de la primera travesía a las Antillas, en 1921, se pagó su construcción (40.000 pesetas), los gastos del trayecto, el sueldo de la tripulación y aún sobraron seis duros de plata. Ahí es nada. Más dura fue la década de los 30, cuando bajo el nombre 'Puerto de Palma' se dedicó al contrabando de harina entre Barcelona y las Baleares. La tercera vida la vivió como 'Cala Sant Vicens' y con artillería incorporada, eran tiempos de guerra civil. Y la cuarta llegó en 1975 con cirugía en su cubierta, de sus tres palos solo conservó uno, el trinquete, y bajo el nombre de 'Sayremar I'. Así, despersonalizado y con las cicatrices de un incendio a cuestas lo rescató el Museu Marítim para restaurarlo.

DISEÑO ORIGINAL

El trabajo, siguiendo el diseño original de 1918, fue modélico. Tanto  que se le declaró Bé Cultural d’Interès Nacional y se le bautizó en honor a la copatrona de la ciudad. Y tanto que desde el 2002 se dedica al transporte regio cada 5 de enero. Antes sus majestades llegaban en golondrina, y antes de antes en un velero de época de propiedad privada, el 'Rosalind', y mucho antes de antes en el junco 'Rubia', una embarcación tradicional china que estuvo amarrada en el puerto de Barcelona, junto a la carabela 'Santa María', hasta mediados de los 70.

Para subir a los Reyes Magos a bordo, el 'Santa Eulàlia' no necesita engalanarse. Lo hace poco. Una tira de luces navideñas y el gallardete con las 40 banderas del código internacional. Nada más. La embarcación es ya es lo suficientemente bonita como para desvirtuarla con guirnaldas. Ahí están sus 47 metros de eslora, sus tres palos y su aparejo áurico. Las últimas palabrejas, las más importantes porque son las que la definen. Y las que responden a la gran pregunta: ¿qué es un pailebote?

Nada que ver con un paquebote, aunque ambos nombres derivan del inglés. Este último un buque a vapor dedicado al transporte de correspondencia ('pack boat'). Un pailebote, en cambio, es un velero utilizado antaño para el transporte de mercancías, principalmente por el Mediterráneo, que lleva el mismo aparejo que una goleta: velas áuricas, o sea, cangrejas, que es lo mismo que decir trapezoidales. Un conjunto de fácil maniobra cuyo manejo no obliga a subirse al mástil. De ahí que fuera usado por los prácticos de los puertos estadounidenses. Y de ahí, también, el nombre: una corrupción del término inglés 'pilot’s boat'.