Colau se ve obligada a retirar del pleno las ordenanzas fiscales

CRISTINA BUESA / BARCELONA

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Las llamadas se alargaron hasta el jueves por la noche. El gobierno de Ada Colau carecía de los votos suficientes para sacar adelante su propuesta de ordenanzas fiscales. Intentó que ERC cambiara su abstención por un sí. Trató sin éxito de saber qué haría la CUP. Hasta contactó con CiU para ver si le convencía de abstenerse. Nada. Y antes de fracasar en el pleno del viernes y de que no hubiera marcha atrás (lo que se traduciría en una prórroga de las vigentes), decidió retirar del orden del día la aprobación inicial de las tasas e impuestos del 2016.

El primer teniente de alcalde de Presidencia y Economía, Gerardo Pisarello, justificó la retirada por la necesidad de reabrir el diálogo con la oposición e incorporar algunas medidas que estos les habían puesto sobre la mesa. El responsable municipal consideró que su propuesta de ordenanzas era "muy prudente" y achacó ciertas posiciones en contra a la precampaña electoral de las generales: "Hay mucho de escenificación teatral". Se refería al PSC.

EL PSC NIEGA ELECTORALISMO

Instantes después, el líder socialista, Jaume Collboni, rechazaba ese extremo. "Es un recurso demasiado fácil hablar de electoralismo", respondió. Recordó que su partido se había hecho pocos días atrás "una foto con la alcaldesa" por el superávit, por lo que estas suspicacias sobre las urnas del 20-D no tendrían razón de ser.

Los socialistas habían avanzado que votarían en contra porque, más allá de la congelación del IBI, creen que es una propuesta conservadora. ERC había hecho una descripción similar para justificar su abstención, así que Barcelona en Comú (BC) se encontró justo antes del pleno con únicamente sus propios 11 votos. Aunque los tres ediles de la CUP le hubieran  apoyado, no tenía luz verde. Así que optó por recular.

LOGRAR UNA MAYORÍA

Pisarello se dio un plazo de un par de semanas para volver a la carga. Deberá ser en un pleno extraordinario convocado a tal efecto. Previamente BC tendrá que trabajar duro para convencer a la mayoría del hemiciclo, que se sitúa en 21 de los 41 ediles. "La filosofía de fondo es que haya una fiscalidad progresiva en temas sociales y ambientales", describió Pisarello, que añadió que en las negociaciones se verá "si el argumento de la falta de diálogo es sincero", recalcó.

Estas consideraciones se produjeron todas en los pasillos del ayuntamiento. Al retirar el punto del orden del día, las explicaciones se trasladaron fuera del plenario. Fue el momento de la oposición, que se ensañó con la soledad de BC y la falta de cintura al haber desertado de dialogar, viéndose obligada a posponer el debate de un asunto económico de primer orden.

FRACASO E INCOMPETENCIA

La concejala de CiU, Sònia Recasens, constató que se trataba de la "primera gran derrota" del gobierno de Colau, lo que denotaba, según su opinión, la "incapacidad e incompetencia a la hora de encontrar consenso", analizó. Recasens recordó que en la etapa de Xavier Trias su partido impulsó medidas de progresividad fiscales como la rebaja del IBI para las viudas o las familias monoparentales.

La líder de Ciutadans, Carina Mejías, usó calificativos similares. Habló de "fracaso" e insistió en que se había perdido "una gran oportunidad" de rebajar la fiscalidad a los autónomos. Desde de las filas del PP, Alberto Fernández tildó las ordenanzas de "colauvergencia".

LOS 101 MILLONES SE GASTARÁN

El presidente de los republicanos, Alfred Bosch, hizo un llamamiento al "esfuerzo, la generosidad y la creatividad" para que, igual que había acabado ocurriendo con la modificación de crédito que permite gastar los 101 millones del superávit, el equipo de Colau consensuara con el resto de partidos este asunto. La CUP no opinó.

Donde sí tuvieron todo el protagonismo los tres ediles de la fuerza asamblearia fue en el superávit. BC llegó al pleno sin saber si la CUP le daría el apoyo imprescindible, ya fuera gracias a una abstención o un sí. Con ERC y el PSC, con quienes días atrás Colau presentó sendas listas de proyectos en los que gastar ese superávit del presupuesto del 2015, solo sumaban 20 votos. En el bloque del no estaban CiU, Ciutadans y PP, que reúnen 18 concejales.

La expectación llegó al punto álgido cuando el cupaire Josep Garganté comenzó criticando el "exceso de gesticulación para ponerse medallas con el dinero del pueblo" en referencia a la negociación con republicanos y socialistas. Pero después, para sorpresa de unos y alivio de otros, la CUP acabó dando el sí a BC.