El presupuesto del 2015 estrena una nueva etapa entre CiU y PSC
El equipo de gobierno y los socialistas escenificaron en el pleno del viernes una nueva etapa de relaciones. Conscientes ambos de la necesidad que probablemente tendrán los unos de los otros tras las elecciones de mayo, se dedicaron a subrayar sus puntos en común. El PSC facilitó la aprobación del presupuesto del 2015 con su abstención (en este caso, igual que Unitat per Barcelona, UpB) y también consensuó el plan de usos de la Rambla, que prohíbe la construcción de nuevas plazas hoteleras.
Con la irrupción de Guanyem Barcelona aglutinando la mayoría de fuerzas de izquierdas y la subida de ERC que auguran las encuestas, al PSC se le presenta un panorama complicado. La táctica de su alcaldable, Jaume Collboni, ha sido la de presentarse como una fuerza dialogante, pactista, que apuesta por la gobernabilidad de la ciudad. Lo repitió el viernes su portavoz municipal, Gabriel Colomé, con frases casi calcadas a las de su cabeza de cartel, que por cierto ayer no asistió como público al pleno.
Agradecimiento explícito
Cuando las cuentas ya habían superado el trámite, ya en el turno de preguntas, el alcalde Xavier Trias agradeció una vez más el gesto de los socialistas y el grupo municipal de Jordi Portabella. Poco antes, la encargada de exponer en qué se gastará el ayuntamiento el dinero fue la segunda teniente de alcalde de Economía, Sònia Recasens. "La prioridad son las personas", recalcó la responsable tras desgranar un presupuesto de 2.550,6 millones de euros, lo que supone un incremento del 2,8% respecto al 2014.
El resto de grupos de la oposición no percibieron esa intención social. Solo Alberto Fernández (PP) encajó que CiU "ha hecho un esfuerzo en políticas sociales superior a otros mandatos", aunque afeó al alcalde que sus prioridades "han sido equivocadas". En el banco de enfrente, el concejal Ricard Gomà (ICV-EUiA) se quejaba de que la buena salud de las finanzas municipales no revertía en los ciudadanos e invitaba al gobierno a endeudarse más: "En este presupuesto hay más piedras que personas, menos escuelas que viales".
Recasens respondió a los ecosocialistas que su partido ha alcanzado acuerdos durante el mandato con toda la oposición. "Pero ustedes siempre están en el lado del no", les recriminó. El republicano Portabella quiso poner de relieve que si ellos y el PSC no hubieran posibilitado que las cuentas se aprobaran ayer se habría perdido la posibilidad de invertir 188 millones de euros, 88 de ellos para servicios a las personas.
Una vía saturada
Pero la sintonía no acabó en las cuentas del año que viene. Los socialistas habían anunciado el miércoles (algo que también hacía el PP cuando pactaba con Trias) que avalarían el plan especial de establecimientos de la Rambla que entre otros asuntos veta la apertura de nuevos hoteles y locales de ocio y regula la actividad comercial.
Por ejemplo, expuso la concejala de Ciutat Vella, Mercè Homs, el plan trata de valorizar los rasgos identitarios de esta popular vía y en cambio quiere controlar la venta de productos no autorizados. La socialista responsable de subrayar este pacto fue Sara Jaurrieta, quien, además de advertir de que no se podrán superar los 40 hoteles en la Rambla, insistió en que la intención es "que los barceloneses recuperen esta calle".
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