10 millones, el nuevo reto

El lobi turístico de Barcelona anunció recientemente que no se conforma con los 7,5 millones de visitantes anuales que recibe la ciudad. Se ha fijado como reto los 10 millones. Barcelona, de hecho, parece que trabaja para ello. Hay más hoteles en cartera y el parque de apartamentos turísticos, legales o no, no deja de crecer. El pasado viernes, sin embargo, en el debate del CCCB posterior a la conferencia surgió esta duda: ¿es coyuntural el tirón turístico de la ciudad? ¿Se cansarán los visitantes o, como parece que ocurre con París, Roma y Venecia, el yacimiento es inagotable?

El sector turístico ha estado siempre muy pendiente de la competencia. Egipto, Túnez, Turquía, tiempo atrás Grecia, ahora Tailandia... Los conflictos son eficaces repelentes de turistas. Incluso hay un buen libro de título ingenioso que aborda parcialmente esa cuestión. No disparen contra el turista, así se llama la obra. El drama de otros es maná para Barcelona. La cuestión es si tiene sentido fijar como meta los 10 millones de turistas, con todo el despliegue de infraestructuras que ello conlleva, sin prever el peor de los escenarios, que la paz vuelva a las zonas actualmente en conflicto y que además ofrezcan precios más competitivos para recuperar el mercado perdido. Eso, unido a que Barcelona pueda perder ese intangible encanto que despierta entre los visitantes, es una hipótesis que hoy por hoy ni se plantea. Puro extractivismo.