tendencia en la capital catalana

El 'boom' turístico crea en BCN un ejército de guías solo por la propina

Uno de los grupos guiados gratuitos que parten de la plaza del Àngel, ayer, en plena ruta por el Gòtic.

Uno de los grupos guiados gratuitos que parten de la plaza del Àngel, ayer, en plena ruta por el Gòtic.

PATRICIA CASTÁN
BARCELONA

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Un grupo de turistas aguardaba con avidez el pasado viernes, en la plaza del Àngel, su inmersión guiada por la Barcelona antigua. La«old town»llena de carácter e historia que merece una caminata de dos horas y media por el centro... gratuita. Las visitas guiadas que antaño ejercían solo informadores turísticos oficiales se han multiplicado en los últimos tres años desde que la Generalitat adaptó la normativa local para cumplir con una directiva europea que liberalizaba la profesión de guía. Abierto el grifo profesional, con elboomturístico y la crisis disparada, cientos de personas ejercen de guías legalmente pero sin formación específica, con la particularidad de que la gran mayoría lo hacen a cambio de propinas. Es decir, sin tarifa, una coyuntura que tiene en pie de guerra a los informadores oficiales que han cursado estudios de Turismo y pasado un examen profesional.

La nueva oferta de«free tours» se publicita tanto por internet como en hostales juveniles y, sobre todo, por el boca oreja. Aunque no son solo los jóvenes quienes apuestan por esta opción. Los congregados por Sandeman's, Feel Free Tours, Travel Bar, Barcelona Free Tours y hasta una docena de empresas especializadas, la mayoría internacionales y que operan en otras grandes ciudades, son de amplio espectro en edades y perfiles (parejas, grupos...).

En algunos casos hay que inscribirse previamente en su web, en otros, como los visitados ayer, basta con presentarse en el Travel Bar de la calle de la Boqueria a la hora prevista para el grupo en español o el inglés. La puerta del Hard Rock Café, la Rambla o frente a la parada de Jaume I son otros puntos de encuentro. Unos se identifican con paraguas o camisetas rojas, otros de amarillo o con carteles... Pero todos coinciden en su oferta de gratuidad, dejando claro que exigirán una propina libre. No obstante, dichos guías tienen acuerdos con las empresas para abonar un importe que puede ir de un fijo que ronde los tres euros por cliente a un porcentaje pactado.

DISCREPANCIAS / La pugna laboral se vive en dos niveles. Por una parte, la meramente profesional. Para Mari Paz Alonso, presidenta de la Asociación de Guías Oficiales de Catalunya, que aglutina a unos 150 de los aproximadamente 1.000 informadores turísticos habilitados que operan en Barcelona, se trata sin duda de «intrusismo profesional». El colectivo, que se manifiesta los jueves en el parque Güell, no entiende cómo cualquier persona puede ejercer de guía para grupos sin estar acreditada. «Oímos barbaridades, muchos errores que dan una idea equivocada de lo que es la ciudad», argumenta. En ocasiones, más que datos erróneos, fluyen traducciones y términos tan llamativos como alusiones a la leyenda de Guifré el Pilós, como Wifredo el Velloso.

En una de las empresas que ofrecen rutas guiadas de pago, a la manera tradicional, Barcelona Guide Bureau, con 30 profesionales oficiales en plantilla, agregan que la situación es tan pintoresca como que se permitiera que cualquier particular ejerciera de taxista. E insisten en que la preparación garantiza «calidad».

BIENES CULTURALES / No obstante, en la Direcció General de Turisme puntualizan que no hay nada ilegal en la actividad, liberalizada para seguir la consigna europea que debía permitir que los guías ejerciesen libremente por la UE. La única exclusión se hizo en materia de los llamados bienes culturales de interés nacional (BCIN), donde no pueden acceder guías no oficiales. Es decir, no podrían entrar con grupos ni darles explicaciones al respecto en el interior de la Sagrada Família, la catedral y demás patrimonio histórico. Pero sí pueden hacerlo libremente en la vía pública y ante un monumento.

En una las empresas que operan en Barcelona y que ante la polémica suscitada pide anonimato, insisten en que no pretenden «hacer la competencia a nadie, sino dar una alternativa turística diferente, como son las visitas panorámicas y sin entrar en los monumentos». En otra de las agencias agregan que algunos guías sí son oficiales y que, en todo caso, también aportan otros tipo de información sobre la ciudad, para conocerla cultural y socialmente.

El segundo tema de la discordia es el económico. Alonso tiene claro que el asunto es un saco sin fondo para alimentar la economía sumergida en torno al turismo. En Turisme añaden que el control de dichos ingresos es materia de Hacienda y que cobrar de una forma u otra no implica acatar o no la fiscalidad.