La florista irreductible

Carolina Pallés es la única de las 16 vendedoras de flores de la Rambla que no ha sucumbido a los omnipresentes suvenires de dudoso gusto

HELENA LÓPEZ / Barcelona

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A Carolina Pallés, quinta generación de floristas de la Rambla, no le gustan los suvenires. Ni los de ahora --en forma de flamenca, toro, Sagrada Família o paella--, ni en los que está trabajando el colectivo de floristas con el distrito de Ciutat Vella, con un diseño a cargo de los alumnos de la Escola Massana, como el que tienen estampado todos los puestos de la arteria en su parte posterior.

Pallés, consejera del distrito de Ciutat Vella por el PSC "casi por herencia", va por libre. No está asociada ni al colectivo de floristas que reúne a los otros 15 puestos ni a Amics de la Rambla. "Yo soy la única que no vendo ahora suvenires, ni los pienso vender cuando se cree la marca Floristes de la Rambla. Las floristas tenemos que dedicarnos a vender flores. Lo demás, desde mi punto de vista, es prostituirnos", prosigue la mujer, satisfecha de ser la única que se adecua a la normativa: según la licencia de que disponen, las floristas pueden vender eso, flores y semillas.

>>Lea la información completa sobre Carolina Pallés, una florista de la Rambla heredera de cinco generaciones en e-Periódico.