Tribuna

Desterrar el miedo, recuperar el aliento

JORDI MARTÍ

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La crisis económica y el paro que provoca son, sin duda, los principales problemas de Barcelona. La crisis, en nuestra ciudad, tiene rostro: los más de 100.000 parados, personas que esconden una tragedia. Personas que viven con la sensación de haber perdido el lugar en la ciudad. Cuando el porcentaje sube a niveles como los actuales, la amenaza del paro sociabiliza su trágico aliento y crece la sensación de vulnerabilidad en amplias capas sociales. La incertidumbre sobre el porvenir y el miedo son una consecuencia de la grave situación de nuestro país, pero acaban convirtiéndose en el principal impedimento para generar nuevas dinámicas sociales, económicas y culturales que sacudan a la sociedad entera. En una colectividad atemorizada aumenta la incapacidad de encontrar soluciones y puertas de salida a los problemas y retos reales. El paro y la crisis económica son el problema, hasta que el miedo los sustituye por elevación.

La política, siempre injertada por los estados de ánimo de la sociedad, vive muchos peligros en entornos atemorizados, y termina incubando o el populismo que busca la causa de todos los males en un enemigo exterior, o la culpabilización colectiva de la crisis por excesos del pasado y la consiguiente necesidad de una dura penitencia. Hoy, en Catalunya, para algunos, España se ha convertido en la única causa de todos los infortunios que padecemos, y en cambio en España la autoinculpación colectiva, la repetición inacabable de los excesos del pasado, permite justificar el adelgazamiento del Estado del bienestar y el recorte generalizado de derechos sociales. Hay un fondo de veracidad en el origen de ambas argumentaciones. En el primer caso, Catalunya contribuye en la media del 2005 por encima de su PIB y recibe un punto y medio por debajo de su población. En el segundo, existe un nivel de endeudamiento -público y especialmente privado- muy por encima de lo razonable. Pero ni el déficit fiscal es la causa de la crisis en Catalunya ni tenemos, ni mucho menos, todos la misma responsabilidad en el endeudamiento. Poner en su justa medida cada uno de los elementos es la mejor manera de entender la complejidad de la realidad.

En este contexto, el papel de Barcelona es fundamental; la ciudad sufre los efectos de la crisis pero mantiene su prestigio internacional, sigue siendo locomotora económica del país -líder en exportaciones y turismo-, tiene un ayuntamiento saneado económicamente y con capacidad de inversión, y dispone, aún, de un nivel razonable de cohesión social. El peligro es que Barcelona, atrapada entre un discurso soberanista que la excluye y la ola indiscriminada de recortes, vaya apagándose y perdiendo su aliento. Desde las elecciones municipales, ya hace un año, el gobiernoTriasse ha apoyado en la inercia de una Administración municipal que funciona, ha subordinado su papel al Govern y ha sido incapaz de construir un proyecto, de imprimir la energía necesaria para adaptar la potente maquinaria municipal a los retos complejos de la realidad de hoy. A esta incapacidad se añade la minoría y debilidad política del gobierno local, paliada por los acuerdos con el PP, que han supuesto la apuesta por un modelo situado en las antípodas de la Barcelona de los últimos años.

Una vez más, los socialistas nos hemos ofrecido a colaborar, esta vez para definir una hoja de ruta, el plan de actuación municipal, que permita recuperar el liderazgo al ayuntamiento, salir de la parálisis y dibujar una alternativa a los recortes indiscriminados y los proyectos, como Eurovegas, que van en dirección contraria al modelo de la ciudad. Inversiones productivas para salir de la crisis y políticas de empleo, apuesta por la educación y la cultura como pilar básico de futuro, políticas sociales activas con especial atención a la vivienda y los desahucios, un urbanismo contenido basado en el reciclaje urbano que huya de cualquier grandilocuencia, la exigencia a la Generalitat para que cumpla sus compromisos con Barcelona y la defensa de la ciudad ante toda instancia de gobierno son los objetivos de las 100 medidas (están en www.jordimartigrau.cat) con las que los socialistas queremos contribuir a abrir una nueva etapa.

El gobierno ha aceptado hablar, habrá que ver si tras el gesto hay la seria voluntad de iniciar un cambio de rumbo, hablar con franqueza y huir, un rato, de la teatralidad de la política. El ciudadano lo está esperando.