a pie de calle

Los chalets alpinos de la burguesía

La mansión, abandonada, que Enric Sagnier construyó para Enric Cera en Sant Gervasi, ayer.

La mansión, abandonada, que Enric Sagnier construyó para Enric Cera en Sant Gervasi, ayer.

EDWIN WINKELS

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Sus casas no son de aquí. Son de otros lugares, esos sitios que hace un siglo parecían muy lejanos, frutos de la imaginación, de cuentos de hadas, pero queEnric Sagnier comenzó a descubrir en sus múltiples viajes en tren. Hay fotos del arquitecto entre lagos y montañas, en medio de los Alpes que, sin duda, le sirvieron muchas veces de inspiración para los chalets que le encargó la burguesía catalana. A raíz de la exposición que dedican al prolífico arquitecto (1858-1931) en el Caixafòrum, decido ir en busca de algunas de sus obras menos conocidas, lejos de sus grandes y llamativas construcciones como el Palacio de Justicia, el edificio de Aduanas o el templo expiatorio del Tibidabo.

En el mapa de Barcelona que figura en el suelo de la sala principal de la exposición están marcadas muchas de las casi 500 obras deSagnier, y además de una fuerte presencia en la parte central del Eixample llaman la atención sus numerosas huellas en Sant Gervasi, por Bonanova, Galvany y Tibidabo. Son las casas que construyó para la elite de aquí, con El Pinar como la más famosa, aquella casa encantada que se erige encima de la avenida del Tibidabo, encargada por el banqueroManuel Arnús,que luego fue orfanato y que ahora es propiedad de una fundación. Pero el recorrido no me lleva tan alto en la ciudad. Basta con coger una bocacalle de la Travessera de Gràcia para descubrir en el pasaje Josep Llovera, entre pisos y bloques de oficinas, ese curioso oasis del arquitecto, dos casas casi idénticas trasplantadas de los Alpes hasta Barcelona, y ambas bien conservadas. Todo lo contrario que la mansión monumental, del mismo estilo, en una de las zonas más pijas de la ciudad, el cruce de las calles de Vico y Freixa. Abandonada desde hace años,Sagnierla diseñó paraEnric Cera, el segundo médico de Barcelona que visitaba a sus pacientes en su propio coche, de matrícula B-28, y que además montó empresas automovilísticas y fue socio fundador y presidente del RACC. TieneCeracasa con su propio nombre en Gràcia (Torrijos-Or), pero ésta impresiona más.

Hasta no hace mucho fue aún propiedad de herederos de la familia, losTorre-Balari Cera, pero ahora, en el plan de reforma aprobada hace dos meses por el ayuntamiento, figura la empresa Josel, del grupo Núñez i Navarro, al que, a cambio de rehabilitar el edificio catalogado -y convertirlo en un bloque plurifamiliar- se le permite construir otro bloque de pisos al lado.

Vieja joya oculta

3 Cuesta mucho que los descendientes de aquella burguesía catalana que encargó sus chalets aSagnier, gente que se llamabaMercedes de Chopitea, Emilia Bonifàs oRafael Barba, conserven ahora la propiedad. Muchas de las mansiones se han convertido en oficinas. Una excepción es la curiosa Villa Mayfair, vieja joya oculta tras árboles en medio de la modernidad de Via Augusta. Tras subir una pequeña escalera, se toca el timbre y como no hay interfono en esta mansión de casi 600 metros cuadrados, abre la verja el bisnieto deJosé Bertrand Salses, un industrial de origen francés que hizo construir esta villa en 1910, con jardín romántico incluido. Pero delante, un cartel delata que la dueña, la señoraBeatriz, de segundo apellido Bertrand, lo quiere vender. El precio: casi cinco millones de euros.