El auge del sector turístico

Un hotel releva al primer gran almacén de Barcelona

Frederic Amat, ante la fachada posterior cubierta de ojos, ayer.

Frederic Amat, ante la fachada posterior cubierta de ojos, ayer.

PATRICIA CASTÁN
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Otro cinco estrellas se ha sumado al potentísimo repertorio de alojamientos de primer orden de Barcelona. Pero este se distingue fácilmente -todo un mérito en los últimos años- a primera vista: por un lado mantiene la fachada neoclásica tardía de los años 20 y por otro agrega los singulares ojos (en el frontal y parte trasera) obra del escultor Frederic Amat. Arquitectura aparte, el Ohla Hotel nace con la firme vocación de conectar no solo con los huéspedes que pernocten en plena Via Laietana, donde se ubicó el primer gran almacén local (Casa Vilardell) y luego dependencias policiales, sino también con los barceloneses que quieran conocer su gastronomía, copas o impresionante terraza del último piso.

En los tiempos que corren, el establecimiento es una decidida apuesta -con sello catalán- del grupo Aqua Hotel, que hasta ahora se había dedicado al alojamiento vacacional en el Maresme y ahora prueba el sector urbano con una inversión de 40 millones de euros y la creación de 70 puestos de trabajo. Pero para no ser uno más en la creciente selva hotelera de Barcelona, el grupo ha entrado a lo grande, confiando la arquitectura a Alonso, Balaguer y Arquitectos Asociados, la nota artística a Amat, y la gastronomía al estrellado chef Xavier Franco, que ha trasladado su exitoso Saüc a la primera planta del hotel, con el reto de que el binomio hotel-restaurante de altos vuelos funcione tan bien como en otros muchos ejemplos locales.

MODELO BARCELONA / El arquitecto Luis Alonso, cuyo trabajo de los últimos años en la ciudad está eclosionando ahora, explicó que el Ohla representa, junto con el centro comercial Arenas (a punto de estrenarse también) el «modelo Barcelona» que él proclama a los cuatro vientos en los 11 países en los que trabaja actualmente. «Combina el respeto a la arquitectura a un edificio con valor añadido porque fue el primer gran almacén de la ciudad, con la innovación que se le ha dado» a nivel de confort y tecnología. Frederic Amat defendió que «Barcelona ha de ser osada» en sus creaciones y explicó que la idea del millar de ojos de porcelana que coronan otras tantas agujas surgió por pura intuición, pensando que tendría que hacer «acupuntura» sobre una fachada recuperada.

De puertas adentro, destaca la terraza con piscina de los altos, que cuando llegue el calor se abrirá a los barceloneses a diario a partir de las 18.00 horas para tomar algo con vistas panorámicas. Mientras, al margen del Saüc, el hotel ha implantado un Gastronomic Bar con atractivas tapas y platillos desde las 7.00 hasta la 1.00 horas, pensado también para el resopón de los que acuden al Palau de la Música y otros espectáculos, explicó la directora del hotel, Anna Albuixech.

En sus rincones más íntimos, las habitaciones, el Ohla persigue también la fusión con la ciudad, permitiendo tener vistas a la calle incluso desde un tercio de las duchas, que presiden algunos cuartos,  para ver todo sin ser visto.

La habitación estándar cuesta a partir de 200 euros (en promoción, ahora, 170).