a pie de calle

El misterioso caso del tomate Raf

El tomate, fuente de vitaminas

El tomate, fuente de vitaminas

JOAN BARRIL

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

De la misma manera que a los aficionados a la especulación les gusta ir a la bolsa y que a los antiguos albañiles les encanta contemplar las obras públicas, a mí me gustan los mercados. A veces, en verano, no me importa ir con un traje blanco y un sombrero Panamá preguntando por el precio de las cosas y adquiriendo unas bolsitas de aceitunas de diferentes tipos o haciendo que me limpien los lenguados, que es uno de los pescados más difíciles de pelar. Pero de la misma manera que he aprendido el corte siempre cruel de la carne o el tacto nacarino de los guisantes, mi ignorancia se ceba en un producto relativamente reciente. Se trata de los tomates Raf, una hortaliza que en los últimos años se ha puesto de moda y que se ha convertido en el patrón oro de todas las verdulerías. ¿Qué tiene el tomate Raf para que haya inundado el mercado? De entrada se trata de un tomate de textura ebúrnea, brillante y rugosa, de piel dura y sabor realmente característico. Dicen los botánicos que en el mundo existen aproximadamente unos 300 tipos de tomates de toda condición. Los tomates Raf son los recién llegados. Y su precio es una verdadera sorpresa.

Recuerdo en Navidad, en el mercado de Galvany, donde una verdulería ofrecía el kilo de tomates Raf a 16 euros. «Mire, señor. Cuando sus tomates estén por debajo de los seis euros empezaremos a hablar». Y sin embargo, esos tomates carísimos se venden. Y pasa el tiempo. Y esta misma semana en el mismo mercado los tomates Raf ya iban por los 6,75 euros. Ni así: «Usted se acuerda de cuando las pesetas, ¿verdad? ¿Pagaría usted más de mil pesetas por un kilo de tomates?» Lo que entonces el verdulero aduce es que el pescado todavía está más caro. Y yo le respondo que el mar es muy grande y que en algún lugar submarino hay un rape que lleva mi nombre y que un pescador ha salido en plena noche para buscarlo y vendérmelo. «Eso no tiene precio. Compárelo usted con la cachazuda labor de ver crecer un tomate». Es entonces cuando, como hacían los antiguos pastores en busca de nuevos pastos, llega el momento de emigrar. En Santa Caterina el tomate Raf iba esta semana a 2,80 euros. Y en las tiendason linede Almería una caja de nueve kilos de los tomates colocados en la cocina de mi casa salían a 7,20. Confusión absoluta en el mercado del tomate más aristocrático. ¿Vale la pena esta fluctuación?

Porque en el fondo el tomate Raf no tiene nada que ver ni con las fuerzas aéreas británicas ni con los combinados caribeños con ron y Coca- cola. Raf quiere decir simplementeresistente al Fusarium. ¿Y qué quiere decir eso de Fusarium? Es un hongo -el Fusarium oxysporum- que acaba estropeando la planta durante temporadas enteras. El tomate Raf es, pues, un tomate de defensa que se vende a precios de delantero centro. A este paso los tomates se convertirán en pequeñas joyas vegetales. Se harán pendientes de Raf encerados y hasta brebajes de Raf liofilizados.

La sobrevaloración de los productos no hace que las cosas sean mejores, simplemente saben mejor por la plusvalía que estamos dispuestos acríticamente a pagar. Así se hincha la cesta de la compra. Así se convierte una humilde hortaliza en un signo externo de riqueza.