RESACA VIOLENTA DE LA VICTORIA AZULGRANA

104 detenidos y 119 lesionados en la algarada tras la fiesta culé

Tres mossos de paisano conducen a un detenido.

Tres mossos de paisano conducen a un detenido.

ANTONIO BAQUERO / DAVID PLACER
BARCELONA

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Otro título azulgrana. Y otra noche de caos y violencia en el centro de Barcelona. De nuevo, la fiesta de muchos barcelonistas –en total, unos 40.000– acabó ensombrecida por la actitud violenta de unos cuantos, que a partir de la medianoche convirtieron en territorio comanche los primeros tramos de la Rambla, la plaza de Catalunya, la de Urquinaona y parte del paseo de Gràcia. Hubo 104 detenidos y 119 lesionados. Los disturbios llegaron incluso al corazón del Eixample derecho. Varios testigos explicaron cómo una furgoneta de los Mossos persiguió y disparó pelotas de goma contra un grupo de jóvenes en la confluencia de Roger de Llúria con Consell de Cent.

Antes, en el centro de la ciudad, los violentos quemaron 19 contenedores y destrozaron tres papeleras, dos semáforos, dos cabinas telefónicas y el cristal de un bus nocturno, según el balance del ayuntamiento, que anunció que se personará como acusación popular.

SAQUEO EXPRÉS / Además, en lo que supone un preocupante salto cualitativo, varios de los violentos lograron, escalando un andamio y rompiendo una ventana, entrar en varios despachos del edificio de oficinas del número 140 de la Rambla. Una vez dentro, los asaltantes se lanzaron a un saqueo exprés. «Han cogido todo aquello de valor que se podían llevar encima», dijo un empleado, en referencia al hecho de que los intrusos arramblaron con todas las cámaras digitales y pequeños aparatos tecnológicos que encontraron. En cambio, atrás dejaron los ordenadores de sobremesa. Demasiado grandes y pesados, debieron pensar. Eso sí el desorden que quedó tras su pasó dificultó la jornada para los trabajadores de los despachos afectados.

TROZOS DE LONA ARDIENDO / Ese edificio fue donde se iniciaron los disturbios. Alrededor de las 00.30, un grupo de jóvenes dio el pistoletazo a las algaradas encaramándose por el andamiaje, rompiendo trozos de la lona que recubría la estructura y lanzándolos a sus compinches a pie de calle, donde les prendían fuego.

A esa acción le siguió el lanzamiento de objetos –especialmente botellas– contra las furgonetas de los Mossos. Además de un gran despliegue de antidisturbios, la policía catalana empleó de forma intensiva a los agentes infiltrados en la multitud. Los policías, vestidos como seguidores barcelonistas, se mezclaron entre los aficionados hasta que detectaban a alguno que adoptaba una actitud violenta. En ese momento, los policías infiltrados cubrían su rostro con una bufanda y se lanzaban, porra extensible en mano, a por el individuo, que era inmovilizado y trasladado a una furgoneta.

Esas operaciones de los agentes infiltrados hicieron que la cifra de detenidos fuera particularmente alta: un total de 104 personas que durante la jornada de ayer fueron quedando en libertad tras pasar a disposición judicial acusadas, en su mayoría, de desórdenes públicos, daños y atentado a la autoridad.

El dispositivo, en el que se emplearon pelotas de goma, fue analizado «positivamente» por el cuerpo policial, que destacó que «a las dos de la madrugada ya se hubiera puesto fin a los incidentes, que normalmente duran hasta más tarde». El Consell de Gremis de Barcelona agradeció la actuación de los Mossos y pidió que los detenidos paguen los destrozos o, subsidiariamente, lo haga el ayuntamiento.

NADIE INGRESADO / Fuentes del Servei d’Emergències Mèdiques (SEM) señalaron que ninguna de las 119 personas atendidas (29 agentes de Mossos, tres de la Guardia Urbana y 87 participantes en las concentraciones) resultó herida grave. Según el SEM, ninguna de las 20 personas que fueron trasladadas a centros hospitalarios quedó ingresada.

Al caos provocado por los disturbios se sumó la ausencia de transporte público para aquellos participantes en la fiesta que solo querían volver a casa. La razón fue, además del cierre del metro a medianoche, que los Nitbus fueron desviados hasta la calle de Mallorca por el cierre de la plaza de Catalunya.