CONSECUENCIAS DEL TEMPORAL DE LEVANTE EN EL LITORAL DE BARCELONA

El nuevo espigón no impide otra pérdida de arena en la Barceloneta

DAVID PLACER
BARCELONA

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El fuerte temporal de los últimos dos días ha vuelto a dejar su rastro en la playa de la Barceloneta. Las olas vencieron el muro de rocas de 170 metros de largo que fue construido hace tres años frente a la playa para poner fin a la pérdida de arena que cada temporada obliga a hacer costosas reposiciones.

La obra, que costó seis millones y fue construida por vía de urgencia, no ha logrado su propósito. La playa de la Barceloneta amanecía ayer con una visible pérdida de arena, lo cual garantizará que el próximo año vuelvan a realizarse las reposiciones de arena con barcos para asegurar la temporada de playas de verano.

El Ayuntamiento de Barcelona afirmó que no hará ninguna valoración esta semana de los daños ocasionados por el temporal de levante en el litoral, ya que prepara una rueda de prensa para la próxima en la que anunciará novedades sobre el plan de estabilización.

Los técnicos del ayuntamiento y del Ministerio de Medio Ambiente explicaron hace tres años que el muro que sobresale un metro del nivel del mar garantizaría la estabilidad de la arena, un cálculo que ya se puso en duda el año pasado con una reposición de arena de emergencia que evidenció la ineficacia de la construcción.

Las consecuencias del temporal quizá refuercen la necesidad de adoptar la solución más drástica que el ministerio concibió para cuatro playas olímpicas (Bogatell, Mar Bella, Nova Mar Bella y Llevant): construir un muro sumergido de punta a punta que encierre las playas y que las convierta, prácticamente, en unas piscinas saladas.

Esta obra garantiza que las olas no lleguen a la playa y, por ende, que permanezca la arena, pero también tendrá una evidente consecuencia negativa: disminuirá la circulación del agua y aumentará su temperatura, lo que hará bajar su calidad.

NI OLAS NI ARENA / La solución a la fuga de arena generó descontento entre los surfistas y windsurfistas de la Barceloneta. El proyecto de encerrar las playas olímpicas también levantó el rechazo de pescadores y propietarios de embarcaciones, que ven en el muro sumergido entre uno y tres metros por debajo del nivel del mar, un peligro para las barcas.

La construcción de la Barceloneta también tuvo un importante impacto visual sobre la playa, un obstáculo inevitable, según el ministerio, que se debía asumir para minimizar el impacto de las olas en la costa.

Las consecuencias del temporal eran ayer bien visibles con una marca de al menos un metro de altura en el frente marítimo de la Barceloneta, lo que ha dejado a la playa en la peor de las situaciones. Los colectivos continúan ahora mostrando su rechazo a las construcciones artificiales que tampoco han logrado su propósito de estabilizar la playa.

La Associació Catalana de Surf se queja de que con el espigón de la Barceloneta ha quedado un espacio mínimo donde poder practicar este deporte náutico, lugar que desaparecerá por completo cuando se alargue el espigón del Hotel Vela que intentará crear una nueva playa artificial en forma de ele y con vistas al Port Olímpic. Ahora, el colectivo asegura que las playas se han quedado sin arena y casi sin olas.

El ayuntamiento y el ministerio deberán concretar si el polémico espigón submarino que ya se construyó en la Mar Bella se extenderá este año al resto de playas.