El Cervantes expondrá la cultura catalana

ERNEST ALÓS / FRANKFURT

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La participación catalana en la Feria del Libro de Fráncfort dejará un recuerdo en la ciudad alemana, que se unirá al pequeño rastro de muestras de la cultura de catalana que se pueden encontrar en la capital financiera de Alemania. Ignacio Olmos, el director del futuro centro del Instituto Cervantes de Fráncfort, que abrirá sus puertas entre diciembre y enero, dedicará un espacio fijo en la instalación cultural para "perpetuar la presencia catalana en la feria".

Olmos, impresionado tras su visita a la exposiciónCultura catalana, singular i universal, se propone que un espacio recoja todas los libros en catalán que se han traducido al alemán con motivo de la feria, utilizando los elementos que sea posible recuperar de la instalación, producida por el CCCB. El instituto también acogerá, una vez haya abierto sus puertas, la presentación del libroCarrers de frontera, un monumental volumen que recoge las relaciones entre la cultura catalana y alemana cuya traducción al alemán no ha podido estar preparada a tiempo para la feria. "Se trata de un modelo de política cultural exterior", opinó. El Instituto Cervantes se instalará en la antigua America House, abandonada por el Gobierno de EEUU.

La exposición tiene también otros pretendientes. Antes de que el Cervantes de Fráncfort esté listo, el presidente del Gremi d'Editors, Antoni Comas, aspira a que pueda ser vista en Catalunya en noviembre, en el Saló del Llibre de Barcelona. Los responsables de la muestra reservaron los derechos de las películas y entrevistas durante un año, para lograr que una inversión de 1,6 millones de euros no sea vista solo durante los cinco días de la feria.

POEMAS DE BROSSA

Si el Cervantes finalmente mantiene un espacio dedicado a la cultura catalana, se unirá a la pequeña ruta que el catedrático catalanófilo Til Stegmann muestra a los visitantes: la Biblioteca Catalana, con 40.000 volúmenes y un castaño catalán en su jardín, tres esculturas del valenciano Andreu Alfaro distribuidas en la ciudad y los tres poemas visuales de Joan Brossa en el rascacielos del Commerzbank. Una A y una Z flanquean las puertas de salida y entrada, rodeadas de colillas desde que, tras la prohibición de fumar, han sido utilizadas como rincones para fumar, y uno de sus poemas visuales, una bola del mundo con siete zapatos, cuelga también en el techo del restaurante de la torre, diseñado en 1995 junto con el resto de espacios públicos por el arquitecto Alfredo Arribas.