Un afilado triángulo pop en Altaveu

El lema de la 19ª edición de Altaveu, Sense etiquetes, se mostró en su esplendor el viernes por la noche. Empezando por la doble oferta del centro urbano. Allí, en Cal Ninyo, Antonio Luque activó la maquinaria inquietante de Sr. Chinarro a pleno rendimiento. Su mundo poético, críptico y mágico, se alió con una banda de alta precisión; pop de escuela elitista que cobra más relieve cuanto más imperturbable se muestra el caballero Luque. Cosecha reciente, con una abrumadora toma de El cuadro como clímax, y prometedores estrenos, como Resistencia y Tímidos. "¡Tímidos del mundo, uníos!". Así que, ¿esa pose era solo una cuestión de introversión?

En la plaza del Ajuntament, Els Pets oficiaron una de sus comuniones de masas. Lluís Gavaldà tenía su noche. "Hace 10 años, los padres traían a sus hijos a nuestros conciertos, pero se quedaban fuera. ¡Ahora entran juntos!", celebró. Ambiente familiar, pop infalible y algunos desvíos hacia el melodrama: Com anar al cel i tornar. Y, al final, la travesura de Jo vull ser rei, un nublado Ningú, dedicado a Lluís Maria Xirinacs, y el himno Bon dia para salir del valle de lágrimas con dignidad.

A medianoche, Can Massallera abrió su Altaveu Frontera con el viaje a la raíz del grupo Sol i Serena, que transportó las esencias populares de su disco Grapat de ruda con instrumentaciones tradicionales, elegancia ejecutiva e intensidad. Fufü-Ai volcó un animado pop mestizo importado de un barrio portuario francés. Y, culminando la noche, el Grupo de Expertos Solynieve, con J (Los Planetas) al frente y un menú de indie-folk-rock trotón y un poco surreal, que mira al oeste americano desde el Guadalquivir y casa a los Byrds con Vainica Doble. Un pase robusto y refrescante, con gestos forestales, armonías vocales e intentos irónicos de hit, como Se le ve que hay calidad. Reforzaron la idea del grupo como respuesta libertaria, relajante pero despierta, a este mundo de presiones. Tomamos nota.