La Casita Blanca será derribada como muy pronto en el año 2011

XABIER BARRENA / BARCELONA

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Las paredes que más saben de Barcelona, las del meublé La Casita Blanca, permanecerán en pie acumulando nuevos secretos hasta, como mínimo, el 2011. Esa es la fecha que el ayuntamiento ha previsto para acometer la reforma del tramo inicial de la avenida de Vallcarca (antes, del Hospital Militar), la zona más cercana a la plaza de Lesseps. Según afirmaron fuentes municipales a este diario, el derribo se producirá a finales de este mandato recién iniciado.

Un portavoz del hotel, situado en el número 37 de la avenida, calificó de "mala noticia" el que se siga adelante con el proyecto y recordó que el fin del establecimiento supondrá, también, dejar sin trabajo y sin sustento a la treintena de trabajadores del local y a sus familias. La misma fuente reconoció, sin embargo, "que no se puede hacer nada", en referencia a que el momento para las alegaciones y las negociaciones ya se ha agotado.

En efecto, hasta un quincena de reuniones mantuvieron, en su día y a finales del siglo pasado, los responsables del distrito de Gràcia con los gestores del hotel. Estos, incluso, llegaron a plantear la posibilidad de reconvertir el meublé en una residencia de la tercera edad, con el fin de mantener los puestos de trabajo. El edificio tiene unos 2.000 metros cuadrados de superficie y alberga una cincuentena de habitaciones.

BUSCAR OTRO SOLAR

El distrito, por su parte, y según afirmaron los abogados del hotel, les llegó a ofrecer la posibilidad de buscar otro solar donde seguir con su actividad, aunque luego rectificó.

El asunto de La Casita Blanca se trató, incluso, en el pleno del ayuntamiento. Y de manera un tanto jocosa. Tanto que motivó el enfado de los trabajadores afectados. Eso fue el 24 de febrero del 2000, el día que se aprobó, por segunda vez en cinco años, el plan de reforma que llevará la piqueta hasta el local. Tanto ha llovido desde entonces que la única esperanza que encuentran los trabajadores del meublé es que se tarde tanto en ejecutar el plan como "tardará en llegar el AVE a Barcelona", es decir más de 20 años desde que se puso el proyecto encima de la mesa.

Con todo La Casita Blanca lleva 31 años en el corredor de la muerte urbanístico. En concreto, desde 1976, la espada de Damocles del derribo pende sobre la finca. Primero la parcela quedó afectada por un proyecto de vialidad, incluido en el Plan General Metropolitano, en los estertores del franquismo. En concreto, la construcción de una autopista urbana --la vía O--, de esas que se estilaban en la época, que debía unir Vallcarca con la plaza de Joanic, arrasando con medio barrio de Vallcarca y haciendo lo propio con el tejido urbano de la exvila de Gràcia.

AMENAZA RENOVADA

La llegada de la democracia hizo caer en el olvido el plan, aunque mantuvo la finca afectada. A finales de los 90 se reactivó la amenaza de derribo vinculada, esta vez, a la reforma integral de la entonces avenida del Hospital Militar que ha pervivido hasta la fecha.

Las obras de reforma de la plaza de Lesseps, y la complejidad del proyecto de la avenida de Vallcarca, han atrasado, sin duda, la entrada de la piqueta que en el 2001 se anunciaba inminente. La de Vallcarca es una de las vías de escape que tienen los conductores que se ven atrapados en la ratonera de Lesseps en hora punta.

Acabada ya la reforma de Lesseps, recuperada incluso para el uso ciudadano tras el anterior diseño --también del tardofranquismo--, será el turno de humanizar lo que en su día se concibió como una vía de salida rápida de la ciudad. Aunque sea a costa de llevarse por delante el templo barcelonés de las bajas pasiones. Las más humanas de todas.