Autores del siglo XXI

Fernández Mallo y Menéndez Salmón se convierten en los grandes autores emergentes de la cita Atlas Literario Español

ELENA HEVIA / SEVILLA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Heredero del encuentro de narradores latinoamericanos que la Fundación José Manuel Lara y la editorial Seix Barral celebraron en Sevilla en el 2003, Atlas Literario Español ha convocado durante tres días en esa misma ciudad a una cincuentena de nuevos narradores bajo el signo de la pluralidad y, en ocasiones, la heterodoxia. Lo definió bien ayer, día de la clausura, el asturiano Ricardo Menéndez Salmón, celebrado y emergente autor de La ofensa: "El narrador del siglo XXI está descentrado, pero no en un sentido peyorativo. Existen varios centros alrededor de los cuales gravitan varias concepciones de la literatura".

No hay muchas cosas en las que estos narradores estén de acuerdo. Son pocas pero definitorias. Apenas se conocían y no se han leído entre sí (aunque el encuentro ha despertado mucho interés por lo que están escribiendo sus compañeros), por lo tanto es difícil que se cree una sensación de pertenencia a un grupo. Tampoco les interesa la política. "Si no se ha hablado de eso es porque nos importa un pimiento", afirmó Agustín Fernández Mallo, la otra gran esperanza blanca de la narrativa en castellano gracias a la novela-zapping Nocilla Dream. Eso y una gran preocupación por las estrategias comerciales: ¿cómo llegar a los lectores en un mercado tan abrumador? La gran recriminación por parte de algunos asistentes es que en el encuentro se ha hablado más de márketing que de literatura.

En Sevilla no han estado todos los que son y algunos de ellos, es el caso de Espido Freire, flamante Premio Ateneo de Sevilla, o Juan Manuel de Prada, distan mucho de ser nuevos. Los 50 han cubierto casi todo el espectro. Estaba la literatura catalana --la que se escribe en este idioma y la que lo hace en castellano desde Catalunya: Emma Riverola y Gabi Martínez-- quejándose, no ya de Fráncfort sino de no ser lo suficientemente atendidos en el resto de España donde las traducciones al castellano no funcionan.

También hubo su espacio para los autores a los que guía la muy respetable vocación de distraer --caso de Luis Manuel Ruiz--. Filósofos del humorismo como el impagable cuentista onubense Hipólito G. Navarro y reivindicaciones muy por libre --la catalana Lolita Bosch-- de la tradición mexicana y bolerística.

Junto a ellos y no necesariamente de forma excluyente, algunos miembros de la recién acuñada Generación Nocilla --la etiqueta es de los críticos-- que reúne a buena parte de la literatura posmoderna que hoy se escribe --Milo Krmpotic, Vicente Luis Mora, Jorge Carrión y el vasco Harkaitz Cano-- y que quizá esté llamada a sustituir a la Generación Kronen de hace 15 años. El propio José Ángel Mañas que se dio a conocer con veintipocos años con Historias del Kronen, compartió mesa con Fernández Mallo, líder de la tendencia.

TRADICIÓN

Fernández Mallo y Menéndez Salmón acapararon el interés de las jornadas. Ellos han sido, sin duda, las figuras más representativas de este iniciativa que, por primera vez de forma oficial, intenta acuñar un nuevo mapa de la literatura española. Logísticamente, Mallo y Salmón se situaron también a un lado y otro de la tradición. El primero para fragmentarla y vapulearla. "Hay que olvidar a Proust", proclamó al tiempo que recomendó la mirada de los nuevos escritores norteamericanos (David Foster Wallace o George Saunders) como un perfecto filtro para observar nuestra realidad europea. Menéndez Salmón, por su parte, reivindicó a Bernhard, Broch, Celine o Flannery O'Connor como los componentes no muy secretos de su literatura. "Para reinventar la novela hay que conocer a los maestros", sostuvo.