Jimi Hendrix en el bachillerato

ELOY CARRASCO

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El día ya algo lejano en que Tony Blair confesó, haciéndose el enrrollado, que se siente todo un rockero, que adora a Franz Ferdinand y que cuando puede se marca unos guitarrazos donde no moleste a Cherie y los niños, el rock sufrió un soplamocos en su condición de grano en el culo de los hemiciclos (no digamos cuando, poco después, al señor primer ministro laborista se le cayó la careta).

Compadreos de esos, de ida y vuelta, siempre los ha habido. Empezando por el rey Elvis, que en 1970 mantuvo una entrevista, secreta hasta hace poco, con el presidente Nixon en la que le expresó su temor por el terrible porvenir que aguardaba a la juventud americana, cautiva de la droga, el comunismo, la sodomía y otros demonios. Si el considerado rey del rock iba por la vida con planteamientos así de rebeldes y prepunks, no es raro que a Bono se le tenga por el vengador de todos los parias del mundo cuando se pasea por los despachos de los gobernantes, altivo en sus zapatos con alzas. Hoy los músicos llegan a ministros, como Gilberto Gil, y otros como Sting enchufan al grupo del hijo como telonero en la gira mundial de The Police. Hoy --peludos del mundo, admítanlo-- el rock está desnudo de ideales y hasta de espíritu gamberro (hagamos aquí una excepción: Pete Doherty, el único cuyo vandalismo potencial parece capaz de hacer sudar al director de un hotel).

Pues Francia acaba de dar un paso más en la absorción del rock por el establishment. A partir del próximo curso, los alumnos de Bachillerato tendrán que estudiar a un tótem del género, el mismísmo Jimi Hendrix, cinco de cuyas piezas formarán parte del programa de la asignatura de música. Son Purple haze, Hey Joe, Voodoo child, If 6 was 9 y All along the watchtower (esta es una versión de Dylan).

Al margen de que la asignatura puede llegar a ser un hueso (harán falta dedos muy ágiles para clavar las escalas que el zurdo de Seattle improvisaba en su Stratocaster), la presencia de Hendrix en un expediente académico tiene algo de derrota para la tribu rockera, donde todos pensaban que esas cosas no se pueden domesticar con el estudio. También la gente se creía que Blair era un progre, y ya ven.